EL EQUIPO DE MARCELO GALLARDO SE QUEDÓ EN EL SEGUNDO TIEMPO
River se trajo un empate valioso en un partido muy caliente, pero tendrá que revalidarlo en su cancha
Hubo clima de Copa Libertadores en Santiago y eso empujó a Colo-Colo, que empezó perdiendo, lo empató y casi lo gana en el final. El cruce de cuartos quedó abierto para la revancha del martes.
Jerarquía es una palabra que se emplea mucho en el fútbol para destacar a aquellos jugadores que aportan categoría y un grado distintivo en un plantel. Si alguien pregunta por ella, hay que responderle que mire el gol de River a Colo-Colo. Marcos Acuña ejecutó un centro magistral para ubicar a Germán Pezzella. Su compañero de la Selección se las ingenió para acomodar el cuerpo y mandar la pelota a la red con su rodilla izquierda.
Si vuelven a preguntar por la jerarquía, hay que responder que vean el empate de Colo-Colo. Arturo Vidal filtró un gran pase para dejar a Carlos Palacios cara a cara con Franco Armani y el jugador que buscó Boca, habilitado por Fabricio Bustos, definió con categoría.
Los campeones del mundo de River, traídos por Marcelo Gallardo (cumplió 100 partidos dirigiendo en Copa Libertadores), abrieron el marcador en la caldera del Monumental de Santiago de Chile, donde Colo-Colo dio batalla en un partido áspero en el césped y picante en las tribunas, colmadas por los hinchas del Cacique, que apedrearon el micro de River. Dos jugadores también de selección (chilena) fueron protagonistas de la igualdad (1-1) que dejó abierta la serie de cuartos de final.
Y si alguien insiste en preguntar qué es la jerarquía, se puede exhibir la atajada del final de Armani, tras el cabezazo de Paiva, para dejar en tablas el primer duelo, que fue digno de un partido copero.
El encuentro en Santiago de Chile fue cambiante. Cada equipo tuvo sus momentos. Y no faltó fervor para disputar cada pelota, a veces con una pierna de más. River intentó ser compacto desde el inicio, agrupándose y haciendo movimientos de un lado a otro para presionar la salida rival. Y tras recuperar la pelota, buscó los espacios y trató de darle rapidez al juego.
La posición de Nacho Fernández, como volante interno y cerca de Kranevitter, fue clave en esos primeros minutos. Bien parado, el zurdo fue eje de la recuperación y los ataques del Millonario. De sus pies salieron puntadas hacia Echeverri y Borja. Pero el colombiano estuvo errático. Ni siquiera estuvo lúcido para resolver cuando casualmente quedó mano a mano, luego de que le cayera la pelota tras una fuerte entrada de Saldivia a Meza.
River no pudo sostener la presión inicial y Colo-Colo empezó a manejar más la pelota. Cuando la tenía, se quedaba con tres atrás porque Isla se sumaba a la mitad de la cancha para tratar de tener superioridad numérica. Y cuando Gil y Arturo Vidal se soltaban y se unían a Palacios, había riesgo para River. A su vez, Correa complicaba con sus buenos movimientos, que derivaron en llegadas claras a las que Armani le puso las manos para evitar la caída de su arco.
Los tiros de esquina también eran misiles de ataque del equipo chileno, pero el empate llegó por una gran jugada entre Vidal y Palacios, quien aprovechó que Bustos diera tarde el paso adelante. Ese fue uno de los pocos lunares defensivos de River, que se sostuvo con su arquero y su línea de cuatro cuando el mediocampo fue superado. Por esa razón, Gallardo cambió las piezas del medio y armó un 4-4-2 porque Colo-Colo le había ganado la mitad de la cancha. Igual, siguió dominando el conjunto local.
Por su parte, Almirón también metió mano. Sorpresivamente sacó a tres de los cuatro de mejor rendimiento. Salieron Gil, Vidal y Correa. Palacios, en cambio, siguió hasta el final y siempre fue un peligro latente. También sacó a Isla, cuyas proyecciones eran una inquietud para River y en una de ellas Armani casi le hace penal.
Sobre el final, Falcón y Paulo Díaz se hicieron echar y apareció la típica atajada copera de Armani para dejar todo igual de cara a la revancha, el martes, en Núñez.