EL AZULGRANA MERECIÓ MÁS EN BELO HORIZONTE, TRAS EL 1-1 EN EL NUEVO GASÓMETRO
San Lorenzo hizo todo menos el gol y se despidió de la Libertadores ante Atlético Mineiro sin merecerlo
El Ciclón no pudo aprovechar sus momentos de superioridad, sobre todo en el primer tiempo. Luego se durmió en un córner y eso le alcanzó al equipo de Gabriel Milito para pasar a cuartos.
Lo puso contra las cuerdas San Lorenzo a Atlético Mineiro en Brasil, pero lo perdonó. Y el que lo sentenció después fue el equipo de Gabriel Milito con el ajustado 1 a 0 que, por el 1 a 1 de la ida, le alcanzó para meterse en los cuartos de final de la Copa Libertadores. El Ciclón de Leandro Romagnoli fue mejor otra vez, aunque falló en el área y se despidió sin merecerlo de su gran objetivo en una noche caliente en el Arena MRV, con serios incidentes entre la policía y los hinchas argentinos.
Con seriedad, concentración, firmeza y decisión. Así entendió San Lorenzo que debía afrontar la vuelta en el país vecino. Y así lo salió a jugar ante un Mineiro que volvió a mostrarse como un equipo terrenal, muy lejos de ser un cuco brasileño.
El Ciclón ocupó muy bien los espacios de un campo de juego en malas condiciones. Ganó por abajo y también por arriba en una primera parte que debió terminar arriba en el marcador. “No venimos ligando”, se lamentaba Romagnoli en declaraciones previas. Y lo sucedido en esos 45 minutos iniciales le dio la razón. Porque la culpa de que el visitante no se haya ido al descanso con un triunfo parcial bastante tuvo que ver con que la moneda no quiso caer de su lado.
Hizo todo lo que tenía que hacer. Disciplinado tácticamente, San Lorenzo maniató al local. Jhohan Romaña se deglutió de arriba y de abajo a Deyverson, los tres volantes presionaron y obligaron a varios errores a los volantes rivales, Alexis Cuellos peleó e hizo trabajar a los centrales de enfrente e Iván Leguizamón fue un rayo constante que atormentó la banda izquierda de la defensa de Atlético Mineiro, a la espalda de Guilherme Arana.
Legui desbordó cada vez que pudo. Un remate suyo pegó en el ángulo derecho de un vencido Everson que ni con sus 192 centímetros bien estirados hubiera podido alcanzar ese tiro que no fue gol por milímetros. Una pena, Ciclón. Lo merecía a esa altura por perseverancia y sobriedad. Pipi Romagnoli planteó una presión a partir de unos metros más adelante de la mitad de la cancha. No fue tan asfixiante como en Buenos Aires, pero Mineiro no supo resolverla.
Una sola vez Paulinho encontró un hueco libre a espalda de Santiago Sosa y probó un zurdazo cruzado que se fue desviado. La otra que tuvo el dueño de casa fue de pelota parada, con dos cabezazos en el área que no fueron gol.
Elian Irala, del lado azulgrana, fue el que más miró el arco de Everson y buscó disparar desde afuera sin buena puntería. San Lorenzo dejaba en claro su idea fija de evitar los penales y ganarlo en el tiempo regular. Pero entre la falta de precisión y la mala suerte no logró coronar su actuación del primer tiempo con el deseado grito de gol.
Mineiro entregó ventajas que no pudieron ser aprovechadas por los de Boedo. Cuello y Reali volvieron a contar con situaciones para convertir. Y el árbitro chileno, Felipe González perdonó con una amarilla a Otávio por un planchazo sobre Tripichio que era para expulsión. El VAR tampoco corrigió el error del juez principal. Tan evidente fue de roja la infracción que Milito lo reemplazó al instante.
San Lorenzo puso nervioso al elenco de Belo Horizonte, que aun con el ingreso de Eduardo Vargas podía encontrarse cara a cara con Chila Gómez, el arquero que eligió Romagnoli para este cruce en lugar de un flojo Facundo Altamirano que pagó por sus fallos consecutivos en los últimos tres encuentros.
Justo en la siguiente jugada después de que Cuello se perdió otro gol claro, Atlético Mineiro pegó duro. De tiro de esquina, Tripichio perdió con Rodrigo Battaglia, que de cabeza clavó la inmerecida ventaja. El ex Huracán festejó haciendo la mímica de inflar un globo. En el peor momento del local, en la primera llegada del complemento, se topó con el tanto que le trajo la calma que habían perdido.
Con poquito, Mineiro ganó el gran premio del pasaje a cuartos y San Lorenzo, que hizo todo menos el gol, se volvió sin nada. Sólo le queda remontar en el plano local.