EL EQUIPO DE DEMICHELIS LE PUSO EL SELLO AL TÍTULO CON UN GRAN TRIUNFO SOBRE ESTUDIANTES
Un show de fútbol para vivir una fiesta Monumental
La demostración colectiva fue total, para confirmar que se trata del mejor equipo del campeonato. Más de 86 mil hinchas disfrutaron de una noche inolvidable.
La imagen más impactante ocurre a segundos de que el árbitro Andrés Merlos pite el final. El Monumental canta el palo bonito con el somos campeones otra vez. Adentro, en la cancha, los futbolistas se pasan la pelota esperando el silbatazo. Los suplentes se unen en abrazos y forman una fila delirante; parecen estar en el momento más alto de un casamiento.
Y por delante de éstos, Martín Demichelis, con la elegancia que lo distingue, no puede contener las lágrimas y se larga a llorar. Y es justo y necesario que así sea: había demasiado peso en la espalda del nacido en Justiniano Posse hace 42 años.
El festejo del campeonato esconde también el fin de un duelo que se pensó complejo. Porque la sombra de Marcelo Daniel Gallardo se proyectará en cada uno de los entrenadores que dirijan a River, aunque a ninguno le iba a pesar tanto como al primero, Martín Demichelis. Y ahí está la sonrisa de Micho para despejar cualquier duda y para avisar lo que ya nos había avisado Fito Páez años atrás: existe el amor después del amor. Una señal cayó en la previa: hubo ovación cuando la voz del estadio presentó al DT. “Cantá conmigo/que de la mano/de Demichelis/todos la vuelta vamos a dar”, se cantó a los 9 minutos.
“No hacía falta el reconocimiento porque soy feliz en el día a día en el club. Pero se atrevieron a saludarme y será inolvidable”, dijo el DT. Y agregó: “La ovación no iba a modificar mi felicidad. Hubo un cambio muy fuerte para el hincha de River porque se terminó un ciclo extremadamente exitoso. Marcelo, a quien yo también admiro, se convirtió en un prócer. Para algunos yo era un desconocido que hacía 20 años se había ido del país. Por suerte pudimos coronar”.
Sucedió lo inevitable: River salió campeón. Y es justo que así sea porque es por muchos cuerpos de ventaja el mejor del torneo. Nadie dudó de lo que iba a pasar en el Monumental: los más de 86.000 hinchas colmaron el estadio para armar una fiesta. Incluso, bien en lo profundo del pensamiento, los de Estudiantes sabían que no tenían demasiado por hacer, por mucho que Eduardo Domínguez usara a los habituales titulares. Y fue un festival, no una fiesta. Fue más de los esperado porque lo que devolvió el equipo adentro de la cancha superó lo buscado. ¿O acaso alguien se podrá olvidar del pase de Nicolás De la Cruz para Nacho Fernández en el penal que terminó con gol de Esequiel Barco? ¿Y qué decir de la jugada de Leandro González Pirez en el tempranero gol de Lucas Beltrán?
Hay muchísimas razones para explican al River campeón. Tal vez la capacidad de adaptación del entrenador Martín Demichelis sea la más valorable. Llegó con unas creencias el cordobés y culmina el semestre con otras. Lo primordial, su idea, su filosofía de juego, no se alteraron, pero hubo pequeños cambios que lo hicieron mejor técnico. Lucas Beltrán y Leandro González Pirez, por ejemplo, fueron dos futbolistas que arrancaron de atrás en la pretemporada y que ahora son titulares indiscutidos. El primer gol ante Estudiantes grafica los momentos de confianza plena que ambos transitan.
La demostración de fútbol de River fue total, como para que a nadie le queden dudas del campeón. El fútbol de alto vuelo se disfrutó en las tribunas y adentro. Enzo Pérez y Nicolás De La Cruz se movieron al compás de los hinchas en los festejos del tercer gol de Barco. Hasta los chicos y chicas que alcanzan las pelotas bailaron y gritaron al viento.
Estuvo el recuerdo para Boca y de la final de la Libertadores en Madrid. Si hasta se coló Rodolfo D’Onofrio con su buzo rojo en la celebración. Se necesita siempre un rival para que el festejo tenga más color, claro.
Hubo ovaciones personalizadas con mensajes contundentes. Nadie quiere que Enzo Pérez se vaya y por eso los hinchas le piden que se quede. Algo similar le solicitan al imprescindible Nicolás De La Cruz y el “uruguayo” se entona con la fuerza y el recuerdo de Enzo Francescoli. “A lo largo del torneo demostramos que somos un equipo. El mérito es de todos. Desde el mandato de Marcelo se ha resaltado el grupo por encima de todos. Es la base de todo, nuestra fortaleza”, aseguró De La Cruz, la figura.
El final fue familiar, con los jugadores cantando cada una de las canciones. A Demichelis se lo vio agitando sus manos con una de sus hijas. Lo mismo De La Cruz y Nacho Fernández. Fue un fiesta corta, fresca y emotiva. Y más que merecida.
¡¡Felicitaciones Millonario!!