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viernes, 14 de julio de 2017

Nacional Potosí (Bolivia) 0 - Estudiantes 1 - Copa Sudamericana 2017

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LE GANÓ A NACIONAL POTOSÍ POR LA COPA SUDAMERICANA
Estudiantes sufrió casi todo el partido, pero dio el golpe en Potosí
Matosas debutó como DT con una alegría. Faltando 11 minutos, Rodríguez puso el 1-0. El local mereció más.
Estudiantes dio el golpe en la altura. En el debut de Gustavo Matosas como entrenador, se impuso 1-0 a Nacional Potosí, en la ida de la segunda fase de la Copa Sudamericana. El triunfo tiene características históricas: es la primera vez, en cuatro visitas, que el equipo de La Plata convierte un gol y gana en territorio boliviano. Tras un partido arduo, en el que necesitó de un Mariano Andújar estupendo para aguantar el cero, se llevó un triunfo clave para esta serie.

Estudiantes lo sabía bastante antes de viajar. El fantasma de la altura poco tiene de fantasma y mucho de realidad. Como admitieron los jugadores desde el momento del sorteo y como lo señaló el entrenador desde Santa Cruz de la Sierra, donde el equipo de La Plata hizo escala antes de trepar hasta esta ciudad. Sirve el dato: el estadio Víctor Agustín Duarte se encuentra a 3.976 metros sobre el nivel del mar, casi 400 más arriba que el Hernando Siles, de La Paz.

Para jugar, claro, había que tener en cuenta esa circunstancia. Porque si bien Nacional Potosí no es un club con tradición (nacido en 1942, jamás fue campeón de su país y esta es su segunda participación internacional) ni cuenta con un plantel de jerarquía, la influencia de su localía tan cercana a las nubes lo convierte en un equipo de cuidado.

Estudiantes se asomó al partido en función de esa particularidad. Como lo dijo Matosas, armó un equipo corto, “todos bien juntitos”. Cuatro defensores, tres volantes centrales, dos más en las bandas (el debutante Pablo Lugüercio y Lucas Rodríguez) y una referencia de ataque (el otro debutante Mariano Pavone).

El equipo de Carlos Leeb también advirtió de qué se trataba esta serie: debía sacar ventaja de local. Y así se presentó el partido. Fue a buscar con todo, limitaciones al margen. En los primeros 20 minutos, ya había anunciado sus intenciones con llegadas a fondo. Aldo Paniagua tuvo dos chances inmejorables y cada pelota parada resultó un riesgo. A esa altura, Mariano Andújar ya era decisivo.

Después de ese comienzo traumático, Estudiantes logró llevar el partido a un terreno más cómodo: pelota dividida no tan cerca de su arco, un rato de posesión y alguna llegada sin perder la prioridad de mantener el orden. En ese tramo, lo más importante fue que no padeció a Nacional. Y hasta se animó a la aventura del gol: en la más clara, Lucas Rodríguez la tiró por arriba del travesaño tras un centro atrás de Lucas Diarte.

El inicio del segundo tiempo tuvo las mismas particularidades del comienzo del primero: Nacional procuró llevarse por delante a Estudiantes. Y en ese momento, tras una aparición de Cristian Alessandrini, Andújar volvió a sostener a su equipo en el empate. Tocó la pelota que pegó en un palo y Estudiantes respiró aliviado.

El equipo del uruguayo Matosas -conforme con el cero- trató de que el partido se hiciera lento, que la pelota estuviera poco en juego. A cada lateral, a cada saque de arco y a cada tiro libre lo antecedía una ceremonia en nombre de que pasaran los minutos. En el segundo tiempo, ese rasgo se hizo más notorio. Y a los 25 minutos, el árbitro Wilmar Roldán le hizo las cosas más fáciles a Estudiantes: expulsó -sin razón- a Edson Pérez, por un presunto golpe a Pavone. Por protestar, también echó al Gatito Leeb, el entrenador argentino.

Y Estudiantes, que estaba agazapado, lo aprovechó: en su única llegada a fondo en el complemento, a los 34 minutos, aprovechó los errores defensivos ajenos (desinteligencia entre Ruth y Torrico) y Lucas Rodríguez la empujó al gol. Uno a cero. Y el abrazo con la historia copera.

jueves, 13 de julio de 2017

Independiente 4 - Deportes Iquique (Chile) 2 - Copa Sudamericana 2017

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EN EL ESTRENO DE LA CAMISETA NEGRA, EL ROJO PASÓ DE GOLEADA A UN TRIUNFO APRETADO
Independiente gozaba de una noche dulce y lo amargó el descuento de Iquique
Arrasó en el primer tiempo y sacó cuatro goles de ventaja pero luego permitió dos de los chilenos. Así, aunque ganó, en la revancha no tendrá la amplia diferencia que había elaborado.
De negro, como el paladar que alguna vez supo tener el hincha de Independiente. Vestido como nunca, pero con el fútbol de galera y bastón que marcó gran parte de su historia. Así jugó Independiente, mostrando superioridad y alto vuelo en una noche de copa en el primer tiempo. Como en sus viejos tiempos, aquellos que busca reeditar Ariel Holan. Relajado, sobrando el complemento, sin agresividad, desordenado, incluso al punto de poner en riesgo su pase a los octavos de final por esos dos goles chilenos. Parecía liquidada la serie y quedó abierta después de un resultado inesperado, sobre todo por lo que había mostrado el equipo en los primeros cuarenta y cinco minutos.

¿Cómo se pasó de un partido brillante a ese final de incertidumbre, más allá de la victoria? Independiente parecía tener el manual de Holan bien estudiado y lo había aplicado en el terreno de juego como un alumno ejemplar. Campaña sabía por dónde conviene salir. Los defensores entendían cómo construir desde en el fondo. El doble cinco estaba cada vez más compacto; cortaba y conectaba con los atacantes. Los de afuera desequilibraban y el mediapunta trataba de penetrar para no dejar aislado a la referencia del área, anoche Fernández. La cuenta pendiente era la definición. Con Gigliotti recuperándose de la operación de una hernia inguinal y Albertengo todavía con signos de la inactividad que le generó la rotura de ligamentos cruzados, necesitaba mayor presencia en la zona de gol.

Sólo bastaba recordar el partido contra Lanús, en la última fecha, aquella noche de la fantástica actuación de Andrada y la frustrada clasificación a la Copa Libertadores. Sin embargo, anoche le salieron todas en el primer tiempo. Contra un rival de poca envergadura, con apenas 39 años de historia, Holan había advertido en la semana que había que ganar y por muchos goles. De esa manera, lograría cerrar la serie en Avellaneda. Y el Rojo lookeado de negro arrasó en la etapa inicial. Se aprovechó de la poca resistencia de su adversario. Más allá de ese arranque en el que pareció jugar sin inhibiciones, cuando el equipo argentino se decidió a atacar, marcó la diferencia. La defensa chilena le dio todo tipo de ventajas. Desde la inseguridad del arquero Brayan Cortés hasta la poca claridad conceptual para cerrar de los laterales y las deficiencias de los centrales.

La pegada de Rigoni y el cabezazo de Franco abrieron el marcador. Después, llegó un pase genial de Fernández y una gran definición de Barco. Luego, un testazo de Fernández. Y en el cierre del primer tiempo, el 4-0 de Domínguez. Iquique pudo descontar, pero un tiro de Dávila pegó en la palo.

En el segundo tiempo,el Rojo bajó la intensidad. Y Holan cometió un error. Hizo un cambio que desequilibró al equipo. Sacó a Domínguez y desarmó el doble cinco. Con Benítez creyó tener más posibilidades en la contra, pero Independiente se desordenó. Iquique encontró un penal (no pareció falta de Tagliafico). Descontó Bielkiewicz desde los doce pasos. Y en el último instante, con una pelota parada, Espinoza de pechito marcó el segundo. Con dos goles de visitante, el 2 de agosto ya toma otro relieve la revancha. El sabor de la victoria, entonces, es agridulce.

miércoles, 12 de julio de 2017

Oriente Petrolero (Bolivia) 2 - Atlético Tucumán 3 - Copa Sudamericana 2017

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NOCHE DE FÚTBOL EN SANTA CRUZ DE LA CIERRA
Golpe de Atlético, en la noche de las despedidas
Ganó 3-2 en Bolivia con un gol de Bianchi, que se irá a Newell's, y uno de Zampedri, que jugará en Central.
Se sabía de antemano: Fernando Zampedri dejará de vestirse de celeste y blanco, ya que continuará su carrera en Rosario Central. Sin embargo, en su último partido como jugador de Atlético Tucumán, el delantero volvió a ser figura en el Decano, para que la despedida no tuviera un sabor tan amargo. Es que con un Zampedri en un altísimo nivel, el equipo de Ricardo Zielinski se trajo de Bolivia una victoria por 3-2 que lo deja muy tranquilo de cara al partido de vuelta por los 16avos de final de la Copa Sudamericana, que será el 1° de agosto en Tucumán.

Es una vieja regla si de torneos internacionales se habla: cuando un equipo juega de visitante, hay que aguantar los primeros quince minutos. Sin embargo ayer, en Bolivia, Atlético Tucumán no pudo cumplir con ese mandamiento. Es que no habían pasado 120 segundos y el conjunto argentino ya estaba sacando del medio. El responsable fue Freitas, que aprovechó el mal despeje de Canuto y de volea puso el 1-0. Empezó incómodo el equipo de Zielinski. Pero con el correr de los minutos los tucumanos empezaron a hacer pie.

Y hubo un responsable: Zampedri. El delantero -a base de potencia- tuvo tres chances claras para el empate, pero entre la falta de fortuna, los reflejos del arquero y el travesaño se le negó el gol. En ese primer tiempo se dio una particularidad: sin ser superiores, los tucumanos merecieron el empate, pero también pudieron padecer una desventaja mayor. Es que así como Zampedri pudo igualar, del otro lado Lizio y Diego Suárez tuvieron su oportunidad, pero fallaron.

Lejos de achicarse, en el segundo tiempo Atlético redobló la apuesta: sacó a su lateral derecho (Valdez) y puso un delantero (Melo; hizo su debut). Y las chances se empezaron a apilar. Primero, el ex Nueva Chicago, en soledad, definió afuera. Y, luego, otra vez el travesaño le ahogó el grito a Zampedri. Parecía que la suerte le era esquiva a los argentinos. Pero tras un error de Lizio, el propio Zampedri se sacó el traje de goleador y se puso el de asistidor, para dejar cara a cara con el gol a Luis Rodríguez.

El empate les dio vida a los tucumanos, que fueron por más. Y desde la pegada de Gervasio Núñez (otro debutante), llegó el 2-1: su centro encontró la cabeza de Bianchi, otro que ayer se despedía (irá a Newell's). Pero el partido regalaría más emociones. Freitas, otra vez, puso el 2-2. Y cuando el empate parecía sellado, Zampedri, justo Zampedri, le dio la victoria al visitante.

Ni la figura (Zampedri) ni uno de los goleadores (Bianchi) seguirán en Tucumán. Sin embargo, antes de irse, le regalaron una última sonrisa a Atlético. Y casi la clasificación.

Huracán 1 - Libertad (Paraguay) 5 - Copa Sudamericana 2017

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TUVO SU NOCHE NEGRA EN LA SUDAMERICANA
Huracán sufrió una goleada que no es casualidad y tiene sabor a fin de una etapa
Libertad aprovechó cada chance y ganó 5-1. Hubo serios errores dirigenciales que aportaron a esta crisis.
Ese final -con silbidos, con insultos, con rechazos- es una consecuencia que no tiene nada de casualidad. Es la bronca y el desencanto de todos los hinchas que desafiaron al frío, bajo el cielo del Ducó. Es también un dolor. Huracán acaba de perder 5-1 frente a Libertad de Paraguay, por la segunda fase de la Copa Sudamericana y el final del partido se parece también al final de un ciclo, al cierre de un tiempo en el que Huracán se animaba a protagonizar en el ámbito internacional (esta es su cuarta participación en el continente en los últimos tres años) y hasta abrazar la gloria de dos títulos (la Copa Argentina, en 2014; y la Supercopa, en 2015). Ya no quedan ni las cenizas de esa suerte de espasmódico paraíso.

Los errores sucesivos en los últimos mercados de pases derivaron en el papelón de anoche. La conducción del club -con Alejandro Nadur a la cabeza- se equivocó en casi todo desde junio del año pasado. Se fue Ramón Wanchope Ábila -garantía de un gol cada dos partidos- y comenzaron los desaciertos. Uno tras otro. Primero, a Eduardo Domínguez le prometieron un centrodelantero de jerarquía que nunca llegó. El técnico, en consecuencia, decidió irse. Los refuerzos nunca rindieron a la altura de sus reemplazados. El paso siguiente fue contratar a Ricardo Caruso Lombardi.

Un fracaso en los números y en el campo de juego: 5 puntos sobre 24. Luego llegó Juan Azconzábal. Se hizo cargo de la dificultad. Heredó problemas. Salvó al equipo del descenso en la última fecha. Lo echaron a los pocos días. Justo antes de esta cita frente al campeón de Paraguay -equipo bravo, convencido- se tuvo que hacer cargo el que siempre se hace cargo en la emergencia, Néstor Apuzzo. Siete interinatos, dos títulos, un ascenso a ritmo de vértigo. Pero esta vez no hubo milagro...

Óscar Tacuara Cardozo sigue siendo un delantero de jerarquía a los 34 años. Es aquel que pudo haber cambiado la historia del Mundial 2010: en los cuartos de final, frente a España, desperdició un penal que podría haber significado la clasificación para el Paraguay de Gerardo Martino. Ahora, lo contrató Libertad. Es su Wanchope. Todo lo que toca lo transforma en peligro. Lo demostró ayer ante un par de centrales de Huracán que no estuvieron a su altura (no sólo por esos 193 centímetros del ex atacante de Newell's): el capitán Martín Nervo jugó su peor partido en el club; Juan Vivas tuvo un debut traumático, tras destacarse en la Reserva. Tacuara hizo los dos primeros goles (el primero, un cabezazo; el segundo, una maniobra de nueve astuto), los que marcaron el rumbo del partido.

Santiago Salcedo -otro conocido del fútbol argentino- aportó otros dos tantos. Uno, tras una pifia inadmisible de Nervo. El otro, de penal. SaSa -como le dicen- tranquilamente podría haber estado en la lista de posibles reemplazantes de Ábila. No estuvo. Llegaron apuestas que fallaron. Sirve un dato: por torneos locales, en la última campaña, ningún futbolista marcó más de tres goles.

El desarrollo no fue más que la demostración de los errores en las decisiones: la goleada se construyó, sobre todo, en las áreas. Allí donde Huracán no para de extrañar a Wanchope. Allí donde no atajará más Marcos Díaz, ese arquero que marcó esta época con su rol decisivo (45% de vallas invictas, especialista implacable en penales y figura con arco en cero en cada final).

Ahora, ya no hay margen de error. Lo comprobó el nuevo técnico, Gustavo Alfaro, desde uno de los palcos de la platea Alcorta. Se hará cargo de un equipo que comenzará la temporada 17/18 en zona de descenso. Al frente de un plantel desmembrado, roto, golpeado. Deben llegar refuerzos que le den impulso. Lo saben en la sede de la avenida Caseros: nada de lo bueno que esta conducción hizo en lo institucional y en lo económico será valorado si el descenso golpea de nuevo en la puerta. Y en el alma.

domingo, 9 de julio de 2017

Argentinos Juniors regresó a Primera División

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LE GANÓ A GIMNASIA (J) CUANDO FALTABAN TRES MINUTOS Y FESTEJÓ A LO GRANDE
Argentinos sufrió hasta el final, pero gritó bien fuerte su vuelta a Primera
Gabriel Heinze generó una revolución y enamoró a todos. El equipo coronó una campaña que le permite celebrar la vuelta a la máxima categoría. Hoy o el miércoles puede ser campeón.
Argentina es un país en donde la justicia es un sueño eternamente postergado y por eso se festeja cuando se produce un acto justo, como si fuese una excepción a la regla. Ayer, Argentinos Juniors le ganó 1-0 a Gimnasia y Esgrima de Jujuy y regresó a Primera División, la categoría que mejor acompaña a sus 112 años de gloriosa historia. Y bastante más: el estadio que lleva el nombre de Diego Armando Maradona merece mezclarse en los sitios de elite.

El reloj marca las 14.45. En el cruce de Gavilán y la avenida Álvarez Jonte reina la calma: no parece estar próximo un ascenso a Primera. No hay anlo siedad. La gente camina tranquila hacia el estadio Maradona, entre charlas y tibias risas. Nadie pregunta por el resultado de Guillermo Brown de Puerto Madryn con All Boys, ni tampoco se agolpan para mirar los últimos minutos del partido en un televisor encendido a todo volumen un almacén. De ese juego depende el posible ascenso del Bicho. “Si no es hoy será la semana que viene, pero este equipo tiene destino de Primera. Da mismo cuándo se logre el objetivo”, comenta un hincha. En el ambiente hay sensación de deber cumplido.

Ahora son las 17.45 y las banderas flamean en las mismas calles. Son cerca de mil; todos cantan y se abrazan. Argentinos vuelve a ser de Primera y el orgullo se hace gigante. “Parece mentira que un simple deporte regale una alegría tan grande”, dice Antonio casi a los gritos, buscando llamar la atención de alguna de las cámaras de TV. Antonio sostiene de la mano a su nieto y avisa que su hijo anda por ahí. Eso también es Argentinos: familia y unión.

El más ovacionado de la tarde de gloria es Gabriel Heinze, ese entrenador hermético y trabajador. “Me quiero casar con vos”, le dice un hincha y le regala un beso sonoro en la mejilla. El Gringo generó una revolución en el equipo de la Paternal y enamoró a todos. No solo por cumplir con el objetivo, sino también -o especialmente- por el modo de jugar. Argentinos recuperó la ambición que lo hizo grande en el mundo: salió a atacar en cada una de las canchas que jugó. A veces lo hizo bien y otras no, pero eso no importó. La idea por delante de todos y los jugadores comprometidos para perseguirla.

Se dice de Argentinos, entre muchas otras cosas, que es el Semillero del Mundo. Las paredes de su estadio no dejan mentir: aparecen caras y caras de enormes futbolistas surgidos en el club. Ahora es el turno de Esteban Rolón, ese volante central distinguido que provoca aplausos múltiples. Existe una relación directa entre Argentinos y los 5. Se recuerda: Juan Román Riquelme salió de La Paternal y jugaba de 5. Hay historias similares: Checho Batista, Fernando Redondo, Lobo Ledesma, Esteban Cambiasso, Pipa Gancedo, Diego Markic y Pederzoli. Rolón tal vez sea el mejor jugador del equipo y también del torneo. Y está bien que así sea. Porque juega bien y lindo. Raspa cuando tiene que raspar y nunca pierde la elegancia. Hace pases con las dos piernas con la misma justeza, tiene panorama, buen físico, despliegue y se anima a pisar el área. No en vano llamó la atención de los grandes.

A Argentinos le costó el partido de ayer. La presión suele jugar malas pasadas. Pero ni Heinze ni los hinchas se desesperaron en ningún momento y el equipo intentó hasta que lo logró. La fórmula fue casi siempre la misma. No sería acertado decir que Argentinos jugó bien, pero sí que fue el único equipo que buscó. Manejó el balón con paciencia, aunque no encontró fantasía en los metros finales. Se hizo repetitivo. El rival le agarró la mano y parecía que el empate era inamovible. Hasta que Miguel Ángel Torrén metió el pelotazo de su carrera y le sirvió el gol a Nicolás González, que definió de zurda. Iban 42 minutos del segundo tiempo. En el gol que permitió el ascenso hay también un mensaje: lo hizo uno de los talentosos juveniles del club. González tiene 19 años y debutó con Heinze.

Argentinos volvió al lugar del que nunca debió irse. Con la frente alta y una idea clara. Así, se produjo un acto de justicia. Y por eso se celebra. Hoy (si no gana Chacarita) o el miércoles puede gritar campeón.


Felicitaciones Bicho!!!

viernes, 7 de julio de 2017

Sport Recife (Brasil) 2 - Arsenal 0 - Copa Sudamericana 2017

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POR LA COPA SUDAMERICANA, PERDIÓ 2-0 Y EL 27 TENDRÁ REVANCHA COMO LOCAL
Arsenal no aguantó la embestida de un Sport Recife que fue superior
No hubo equivalencias. Sport Recife fue superior en el juego y venció 2-0 a Arsenal, en el cotejo de ida por los dieciseisavos de la Copa Sudamericana. La revancha será el 27, en Sarandí, y el ganador se medirá ante el clasificado del duelo entre Sol de América y Ponte Preta, que se llevó 1-0 la ida con gol de Emerson Sheik.

El presente de Arsenal indica que está en proceso de recambio, con varias bajas, otros jugadores renovando contrato de apuro y la llegada de refuerzos casi al límite de presentar la lista de buena fe. Jugaron quienes mejor estaban. En este contexto, ineludible para entender en qué condiciones se presentó, conseguir un resultado decoroso fue la premisa. No resultó extraño que en el primer tiempo no tuviera una aproximación al área local. Se abroqueló en su campo, cubrió los espacios y aguantó.

Sport Recife atacó con todo. Así, el arquero Pablo Santillo se erigió en una muralla para contener el cabezazo de Rithely, rechazar con su pie izquierdo el remate de André y despejar sobre la base del palo izquierdo el fortísimo derechazo de Diego Souza.

Las carencias de Arsenal crecieron en el complemento, más allá del intento de Fragapane que cacheteó Magrao. El conjunto local siempre fue más y en su perseverancia tuvo la recompensa. Facturó dos veces André Felipe: en el primero la empujó con un muslo y en el segundo cabeceó el centro del chileno Eugenio Mena, quien el martes volvió de Rusia tras jugar la Copa Confederaciones.

Emelec (Ecuador) 0 - San Lorenzo 1 - Copa Libertadores 2017

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CON UN BONITO TIRO LIBRE, EL MEDIOCAMPISTA HIZO EL GOL DEL TRIUNFO ANTE EMELEC, EN GUAYAQUIL
Belluschi le dibujó a San Lorenzo una sonrisa en la primera noche sin Ortigoza
El equipo de Aguirre, con menos juego por la ida de su ídolo, apeló al orden y rescató una victoria valiosa. La revancha por los octavos de final será el jueves 10 de agosto en el Gasómetro.
Venció 1-0 al Emelec en el partido de ida por los octavos de la Libertadores. San Lorenzo está de pie. Firme, vencedor, feliz. Fue a Guayaquil, jugó con convicción y firmeza y obtuvo una victoria clave: por la ida de los octavos de final de la Libertadores, le ganó 1-0 a Emelec. Y no fue la consecuencia de una casualidad sino el valioso desenlace que supo construir minuto a minuto.

San Lorenzo lo sabía desde bastante antes de viajar a Guayaquil: esta cita frente a Emelec tenía el carácter de esos encuentros que pueden marcar rumbos. No había mucho margen para el tropiezo. Sobre todo luego de quedarse afuera del top 5 en el torneo local, ese espacio de privilegio que garantizaba la clasificación a la Libertadores 2018.

Y San Lorenzo estuvo a la altura de las circunstancias. Desde el primero de los minutos estuvo metido, entero, comprometido con la idea, atento a los detalles, agazapado ante el error ajeno, sin inhibiciones. No se le podían reclamar brillos, claro; pero el equipo de Diego Aguirre ofreció varias virtudes que le permitieron jugar un primer tiempo sin traumas.

Además, por las circunstancias, no era un partido más: se trataba del primer encuentro sin Néstor Ortigoza, símbolo y figura del último lustro en el club. Autor del gol más importante de la historia de San Lorenzo, aquel penal sin olvido frente a Nacional de Asunción, en la final de la Libertadores de 2014, ese remate consagratorio. Ante esa ausencia, San Lorenzo ofreció un doble cinco laburante: con Franco Mussis y Juan Ignacio Mercier, delante de los cuatro defensores. Siempre bien ubicados, siempre intensos para recuperar la pelota.

Pero lo de San Lorenzo no fue sólo orden y prolijidad para defender. También se animó el equipo argentino, sobre todo a partir de la lucidez de Fernando Belluschi. La libreta de apuntes ofreció -al momento del entretiempo- casi las mismas llegadas de cada lado. De hecho, San Lorenzo se podría haber ido al descanso con una ventaja más amplia si Bautista Merlini y/o Nicolás Blandi estaban más precisos. Igual, el 1-0, con ese golazo de Belluschi de tiro libre (derechazo al palo derecho del arquero argentino Esteban Dreer), le resultó satisfactorio.

De todos modos, el equipo local también tuvo sus llegadas. Brayan Angulo tuvo la más clara, pero Marcos Angeleri cruzó justo antes de que naciera el grito del empate bajo el cielo del George Capwell. En esa primera etapa, el único tramo de padecimiento fue ese retazo final en el que -empujado por su gente- Emelec fue con todo. Romario Caicedo tuvo una chance inmejorable. Remató desde posición inmejorable, pero la pelota dio en la mano de Matías Caruzzo. El árbitro Wilson Lamouroux no sancionó el penal.

Ya en el segundo tiempo, Emelec trató de ir con todo lo que tenía, pero se encontró con un San Lorenzo muy astuto para recortarle los espacios, para no dejarlo jugar con comodidad. Además, el equipo de Aguirre exhibió oficio para absorber las presiones del contorno y para lograr que el partido se hiciera lento, a su voluntad y conveniencia. Otro ejemplo de solidez: a los 20, tuvo que salir Angeleri, ingresó Marcos Senesi y no se resintió la línea defensiva visitante, más allá de esa atajada estupenda de Nicolás Navarro, ya sobre la hora tras un cierre fallido de Rojas.

Le faltó una marcha más para aprovechar los espacios que -obligado- Emelec otorgaba en su campo. Pero no hay razones para la queja. Todo lo contrario: San Lorenzo se llevó una victoria para aplaudir un rato largo. Y algo incluso más importante: la logró con una autoridad que permite creer en un horizonte feliz.

The Strongest (Bolivia) 1 - Lanús 1 - Copa Libertadores 2017

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EN LA PAZ, IGUALÓ 1-1 CON THE STRONGEST EN LA IDA DE LOS OCTAVOS DE LA LIBERTADORES
A Lanús le empataron sobre el final, pero igual sacó un aprobado en la altura
El equipo del Sur ganaba con un zurdazo desde lejos de Pasquini, pero Diego Bejarano hizo de taco el gol local.
Estuvo ahí cerquita, al borde de la hazaña de llevarse ese codiciado premio que representa conseguir una victoria en La Paz, con el ingrediente de jugar en los 3.637 metros de altitud. No pudo ser. En uno de los tantísimos envíos al área, cuando se jugaba el primero de los cuatro minutos adicionados por el árbitro, Diego Bejarano redireccionó con el taco derecho la trayectoria de la pelota y, con el infartante suspenso del recorrido por la línea de meta tras el rebote en la base del palo derecho, estableció el 1-1. Al cabo, un consuelo para Lanús por haber logrado un meritorio empate -con la ventaja del gol de visitante- para esperar con pleno optimismo la revancha del 8 de agosto en su estadio.

No era una parada sencilla medir fuerzas en el Hernando Siles. Nunca lo fue para un equipo argentino, ya que el último que pudo festejar en ese estadio fue Atlanta, cuando le ganó por 4-3 a Deportivo Municipal de Perú, el 26 de marzo de 1970, por la fase de grupos de la Recopa Sudamericana de Clubes, que coronó campeón a Mariscal Real Santa Cruz de Bolivia.

La estadística también establece una clara superioridad de The Strongest en este reducto: 14 victorias y, con el de ayer, cuatro empates por 1-1 en las últimas cinco ediciones de la Copa, desde la derrota por 2-1 ante Atlético Mineiro en 2013. Además, en la Libertadores, Boca fue el único conjunto argentino que se retiró victorioso: 3-2, el 14 de febrero de 1965.

El planteo de Lanús fue regular al máximo la exigencia física. La opción viable para atacar fue el pelotazo, aunque pocas veces resultó satisfactorio ante una defensa que le cerró los espacios. The Strongest fue práctico y tuvo un fluido circuito de juego, pero le faltó profundidad y se repitió una y otra vez con envíos al área.

Esteban Andrada respondió con buenos reflejos ante un punteo de Matías Alonso (hermano menor de Iván, el delantero uruguayo de River), quien minutos más tarde probó en otro intento a colocar la pelota al palo izquierdo. Y al promediar la primera etapa, el arquero controló con las manos en alto un envío esquinado de Chumacero que parecía colarse.

Superado en el juego, había que probar desde lejos. Lanús encontró la ventaja en un formidable zurdazo de Nicolás Pasquini, con tiempo y espacio (Maldonado llegó tarde al cruce) para clavar la pelota al ángulo superior derecho de Daniel Vaca.

En el complemento, el equipo de Almirón se refugió atrás. Llegó el centro de Pablo Escobar, el taco de Diego Bejarano y el empate que dejó un sabor amargo. Lo pudo ganar, pero Román Martínez -ya sin resto físico- no pudo conectar esa formidable corrida de Marcelino Moreno en el cierre.

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