Olimpia (Paraguay) 0 - Independiente 0 - Copa Sudamericana 2015
Independiente empezó el primer tiempo de una manera y la terminó de otra, opuesta totalmente. Porque los primeros 10 minutos, tal como se esperaba, fueron íntegros de Olimpia, que con decisión, temperamento y esfuerzo lo metió contra el arco del Ruso Rodríguez. Pero como el puntero de la Liga paraguaya tiene poco ingenio y casi nada de fútbol, en cuanto Vitale y Ortíz pudieron hacer pie en la zona del círculo central la situación mejoró notoriamente para el Rey de Copas.
Es verdad que el equipo argentino se apoyó en la ventaja conseguida en el partido de ida (fue 1-0, en Avellaneda) para plantear el desquite en el escenario que más le convenía. Crecieron Pellerano y Cuesta en el centro de la zaga, los marcadores de punta Tagliafico y Toledo ganaron en solidez y el Cebolla Rodríguez exhibió la chapa de jugador experimentado para que el desarrollo pasara a ser parejo.
Ni en los momentos que dominó tuvo Olimpia abundancia de situaciones propicias para convertir. Un cruce de Cuesta ante la presencia amenazante de Torres, algún disparo de Salgueiro y cabezazo de Torres que se fue por arriba fue toda la producción ofensiva guaraní. El Rojo, por su parte, dispuso solamente de una llegada clara, con aquella corrida solitaria de Vera que resolvió Barreto con un achique oportuno.
La indiscutible expulsión Aranda -pisó deliberadamente a Ortiz- fue un beneficio no esperado para Independiente, que se acomodó a la ventaja numérica y despejó la última cuota de sufrimiento.
Arce, el entrenador de Olimpia, oxigenó su equipo con los ingresos de Salinas y Fredy Bareiro mientras que Pellegrino fortaleció al suyo en ataque que las presencias de Albertengo y Lucero en lugar de Trejo y Vera, respectivamente.
Entre las virtudes del Rojo que justifican la clasificación debe subrayarse la personalidad para plantarse en una cancha altamente difícil y la falta de inhibiciones para jugar y desarrollar de acuerdo con lo planeado por Pellegrino. Sin embargo, su mayor déficit fueron las malas decisiones en el último pase, por lo que desaprovechó varias insinuaciones que, en principio, parecieron propicias para gritar gol.
Porque oportunidades no le faltaron, como el mano a mano del Cebolla con Barreto, en el que se impuso el arquero. O ese contraataque encabezado por Lucero, quien eligió el remate cuando un compañero esperaba en soledad en la zona del punto del penal.
Olimpia, en tanto, mostró carácter para empujar pero jamás dispuso de una pizca de fútbol ante un rival que lo terminó contrarrestando son solidez defensiva, orden en la zona de volantes y frescura para jugar colectivamente.