América (México) 2 - 1 Argentinos Juniors
Es un equipo confiable este Argentinos. No sólo cuando juega en el Cajón de Boyacá; también cuando sale de La Paternal y hasta cuando viaja por los caminos de América. Lo había demostrado en el debut en Río de Janeiro frente a Fluminense (en aquel 2-2); también cuando fue al Centenario y le ganó a Nacional.
Y así, con esa sensación de equipo difícil de vencer y con tal presente favorable -impensado, tal vez, al principio de la temporada, tras la partida de Néstor Ortigozaviajó a los 2.200 metros de la Ciudad de México y a la inmensidad del estadio Azteca. No se inhibió ante ninguna de las dos circunstancias: salió a jugar con la idea de estos tiempos y con el planteo que ahora prefiere Troglio (3-4-3). Así, construyó un primer tiempo valioso en el que sólo padeció a consecuencia de remates desde afuera y en el que pudo haberse puesto en ventaja con ese mismo recurso y hasta con un cabezazo de Franco Niell, sobre la hora.
La intensidad para recuperar la pelota fue otro rasgo propio de este Argentinos bravo. Ya lo había anticipado el técnico del equipo mexicano, Carlos Reinoso: "Es un equipo duro, que juega siempre al límite". Y en esa búsqueda fue importante el sacrificio ofrecido por los dos extremos, Niell y Ciro Rius. Y también el doble trabajo defensivo-ofensivo de los laterales volantes, Prósperi y Berardo.
Con esas particularidades, con la prolija tarea de los tres defensores y con la solidez de Nicolás Navarro, Argentinos se fue al descanso con un cero compartido que -claro- no le disgustaba. De todos modos, el último cuarto de hora del primer tiempo había dejado una señal de alerta: con la pegada de Daniel Montenegro, de Pavel Pardo y de Oscar Rojas, América -que no incluyó a todos sus titulares porque prioriza el torneo mexicano- se acercó al gol más allá de no tener presencia relevante en el área. En ese tramo, Navarro fue obligado a lucirse con dos voladas para el aplauso.
Quedaba una inquietud por resolver y un fantasma por vencer: ¿no pasaría factura en el segundo tiempo el desgaste de la doble competencia sumado a la inocultable influencia de la altura? Y rápido encontró un motivo para la tranquilidad y una respuesta: a los tres minutos, un cabezazo de Niell -el más chiquito, con 165 centímetros- tras un corner ejecutado por Prósperi se transformó en el 1-0.
Lo que siguió fue previsible: América -obligado, necesitadotrató de acorralar a un Argentinos que retrocedió a consecuencia de las circunstancias y del cansancio. Y en ese retroceso, el equipo local tuvo su momento de mayor protagonismo. Y también encontró el empate en un centro de Vicente Sánchez y una definición de Vuoso. Y, aprovechándose del desgastado Argentinos, consiguió la ventaja: tiro libre de Reyna y cabezazo de Márquez. Dos a uno. Y también sensación de injusticia para este Argentinos que a pesar del golpe sigue vivo.