Copa Desafio. Boca 1 - River 3
Paralelamente, se presentaban un sinfín de cuestiones para observar. Puntualmente, había que ver cómo reaccionaría Boca después de la goleada, con baile incluido, que le dio días pasados Estudiantes. Este nuevo Boca de Basile tuvo ocho modificaciones. El Coco cambió casi toda la defensa (dejó al histórico Hugo Ibarra en el banco). En tanto, River, también acumulaba incógnitas: por el debut oficial del lateral Juan Manuel Díaz, por la juventud de arriba y porque ésta, en definitiva, era la primera gran prueba para el paraguayo Rodrigo Rojas.
En el mismísimo arranque, todo estuvo pintado de rojo y blanco. Es que en la primera jugada llegó la apertura del marcador. Todo empezó en un pelotazo de Paulo Ferrari que tuvo complicidad en Ezequiel Muñoz y Morel Rodríguez. Los defensores dudaron lejos de su área y el que lo aprovechó fue Rojas. El paraguayo corrió, entró al área y sacó un derechazo no tan cruzado que encontró una floja resistencia en el muy cuestionado Roberto Abbondanzieri. La pelota pasó por debajo del cuerpo del uno. Gol. 1 a 0. Delirio guaraní.
Daniel Villalva, con su movilidad, generaba espacios por todos lados y cada vez que retrocedía unos metros desequilibraba a una defensa de Boca que no cambió pese a los cambios múltiples que en este verano ya sufrió 10 goles. A él, además, se le asociaba Rojas.
Boca recién pudo despertarse pasado el primer cuarto de hora cuando Riquelme empezó a amigarse con la pelota. Pero, de todos modos, le faltaba profundidad. Nicolás Gaitán, intermitente, muy pegado a la banda derecha y desconectado de Palermo, no pudo romper a los marcador de River. Para colmo de males, ni Erbes ni Giménez traían soluciones desde los costados. Entre anunciado y contenido estuvo Boca por afuera.
A Riquelme, en ese tramo del partido, se lo vio con inmensas ganas. Justamente desde su mágica pierna derecha llegó la igualdad. Un tiro libre preciso que cayó en la cabeza goleadora de Palermo, que le ganó ampliamente en el salto a Facundo Quiroga. Un dato llamativo: justo ellos, el 10 y 9, los dos máximos defensores de Basile, se unieron para el empate ...
El complemento mostró una tónica diferente: River salió decidido a ganar el clásico. Advirtió, rápidamente, en esa jugada que Villalva disparó al palo, que Boca transmitía más dudas que nunca.
La frescura de River y el equilibro de Almeyda y compañía resultaron determinantes. Boca era todo desconcierto, de abajo y de arriba. El 2 a 1 llegó por una pelota parada y gracias a la complicidad de una defensa que miró en lugar de saltar con Rogelio Funes Mori y de un error, uno más de Abbondanzieri ... Y River le metió el tercero. Una joyita de Villalva, la gran figura de este River renovado que no tuvo piedad con el viejo Boca.