España 2 - Argentina 1
El resultado no se discute. Fue justo. Y con un toque de suerte hasta se podía haber empatado con ese cabezazo de Martín Demichelis que se fue por arriba del travesaño.
Pero la cuestión no pasa por el resultado. El tema central en este sinuoso camino hacia Sudáfrica era medirse con un equipo sólido, firme, considerado el mejor del momento con toda justicia y sacar conclusiones para ver dónde se está parado. No es casualidad, desde luego, que España sea el último campeón europeo, que haya ganado los 10 partidos que disputó por las Eliminatorias. Eso habla de trabajo, apoyado en los resultados.
Está claro que sin la pelota no se puede jugar. Y durante casi todo el primer tiempo, Argentina no encontró jamás la pelota. Es cierto que no la lastimaban, que no le llegaban con claridad, pero fue, durante toda esa etapa un simple partenaire.
Argentina intentó jugarle a España como le había jugado a Francia. Agruparse bien y aprovechar el contraataque. Pero no le salió prácticamente nada. No tenía coordinación ni creación. Estaba quebrada en el medio porque les ganaban las espaldas a Gago y a Mascherano y los laterales eran también rutas frecuentadas por los españoles. No tenía oxígeno para poder respirar.
El sacudón del gol de Xabi Alonso no cambió el panorama. Argentina no salía a campo traviesa a buscar el resultado. Y lo bien que hacía porque con las pocas energías que tenía, si se adelantaba le dejaba más huecos a los rivales para que completaran un festival.
Pero no hay que confundirse, si España no creaba muchas situaciones con tanto dominio de pelota era por errores propios y no por mérito de Argentina.
Además no es nada saludable que Heinze tenga tanto la pelota. Porque si la tiene Heize quiere decir que no hay caminos alternativos.
En el tramo oscuro de Argentina todo se resolvía con pelotazos. Higuaín hacía lo que podía arriba y mantenía encendida una mínima luz de alerta.
Pero el gran tema de la Selección sigue siendo Messi. La pelota le pasaba por arriba y si le llegaba a los pies era porque él mismo la recuperaba. Limpia, mansita, no la tenía nunca. No se pudo poner el equipo al hombro porque no encontraba a nadie con quien dialogar y Busquets estuvo muy acertado a la hora de controlarlo, de cerrarle los caminos. Además jugó a espaldas de Higuain. ¿Es el mejor lugar para Messi? Lejos de la diagonal diabólica, del lugar donde arranca y destruye.
Hubo un bajón en España que aprovechó muy bien Argentina. Corrigió errores en el medio y salió del apuro. Y mostró personalidad, orgullo para pelear el partido que venía complicado. Esas fueron sus mayores virtudes
Se soltó un poco Maxi Rodríguez (le hicieron el penal que convirtió Messi), insinuó más Di María por el otro costado, el medio ya no vivió un sobresalto tras otro y en un par de pincelazos se niveló el juego. Un buen síntoma. Una esperanza como para atenuar el naufragio de la etapa inicial.
Está claro que falta muchísimo para llegar al ideal. Falta juego, coordinación, pero tampoco es para entrar en pánico. Habrá que definir un plantel y darle confianza. Los jugadores ya demostraron que tienen autocrítica. Sería una tontería engañarse. La Selección todavía está carreteando, lentamente buscará levantar vuelo.