No juegan la fecha 8 de Primera División 2014

Expulsados:
Prichoda, Lihué (Banfield) Debe una fecha.
Borja, Miguel (Olimpo) Debe una fecha.
Mercier, Juan (San Lorenzo) Debe una fecha.
Tagliafico, Nicolás (Banfield)
Yeri, Nahuel (Banfield)
Damonte, Israel (Estudiantes)
Schunke, Jonathan (Estudiantes)
Martínez, Sebastián (Quilmes)

Expulsados en reserva:
Paschetta, Leandro (Gimnasia LP) Debe una fecha.
Requena, Jonathan (Banfield)

Suspendido por 5ta. amarilla:
Acuña, Walter (Rosario Central)

Todos los jugadores de Godoy Cruz y Tigre no suman puntos para esta fecha.

Se fueron durante la pretemporada:
Romero, Emiliano (Defensa y Justicia): juega en Everton de Chile.
Stefanelli, Nicolás (Defensa y Justicia): juega en Villa Dálmine.
Olivera, Juan Manuel (Estudiantes): juega en Peñarol de Uruguay.
Bangardino, Pablo (Gimnasia): juega en Sarmiento de Junín.
García, Cristian (Godoy Cruz): juega en Tenerife de España.
Salinas, Rodrigo (Godoy Cruz): juega en Atlante de México.
Silva, Alejandro (Lanús): juega en Peñarol de Uruguay.
Llinas, Matías (Lanús): juega en Los Andes.
Cerutti, Ezequiel (Olimpo): juega en Estudiantes.
Schulze, Jonatan (Rosario Central): juega en Tiro Federal.
Gentiletti, Santiago (San Lorenzo): juega en Lazio de Italia.

Lesionados (al día jueves 16:30 HS):
Arsenal: Nicolás Aguirre.
Atlético Rafaela: Alexis Niz y Mauro Quiroga.
Banfield: Enrique Bologna.
Boca: Pablo Ledesma.
Defensa y Justicia: Brian Fernández.
Estudiantes: Ernesto Goñi y Germán Ré.
Gimnasia LP: Maximiliano Meza.
Godoy Cruz: Rolando García Guerreño.
Independiente: Julián Velázquez.
Newell's: Víctor Figueroa, Ezequiel Ponce y Juan Vieyra.
Olimpo: Néstor Moiraghi.
Quilmes: Rodrigo Braña, Joel Carli, Federico Fioramonti, Francisco Ilarregui, Damián Leyes, Miguel Montaño, Brian Sarmiento y Jorge Serrano.
Racing: Pablo Alvarado y Diego Milito.
River: Martín Aguirre.
Rosario Central: Franco Niell.
San Lorenzo: Pablo Barrientos, Rodrigo Contreras y Leandro Navarro.
Vélez: Lucas Pratto y Lucas Romero.

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Al límite con 4 amarillas (hasta la fecha 7 inclusive):
Lanús: Leandro Somoza.
Tigre: Martín Galmarini.

Con 3 amarillas:
Atlético Rafaela: Walter Serrano.
Belgrano: Pier Barrios y Guillermo Farré.
Defensa y Justicia: Nicolás Bertochi.
Estudiantes: Gastón Gil Romero y Sebastián Prediger.
Gimnasia LP: Lucas Licht y Omar Pouso.
Godoy Cruz: Esteban Burgos.
Newell's: Lucas Bernardi.
Quilmes: Joel Carli, Sebastián Martínez y Sebastián Romero.
Racing: Leandro Grimi, Luciano Lollo y Diego Milito.
Rosario Central: Lucas Acevedo y Damián Musto.
San Lorenzo: Walter Kannemann.
Tigre: Pablo Cáceres y Gabriel Peñalba.
Vélez: Fabián Cubero y Leandro Luis Desábato.

Al llegar a cinco amarillas, un jugador es automáticamente suspendido por una fecha.

Ley del Ex - Fecha 8 - Primera División 2014

Programación - Fecha 8 - Primera División 2014

Viernes 19 de septiembre
20.30 - Quilmes - Lanús. Árbitro: Néstor Pitana.

Sábado 20 de septiembre
15.15 - Estudiantes de La Plata - Gimnasia y Esgrima La Plata. Árbitro: Luis Álvarez.
16.30 - Olimpo de Bahía Blanca - Belgrano de Córdoba. Árbitro: Fernando Echenique.
20.10 - Vélez Sarsfield - Atlético de Rafaela. Árbitro: Diego Abal.

Domingo 21 de septiembre
16.00 - Rosario Central - Arsenal F.C. Árbitro: Federico Beligoy.
18.15 - Banfield - Boca Juniors. Árbitro: Saúl Laverni.
21.30 - River Plate - Independiente. Árbitro: Pablo Lunati.

Lunes 22 de septiembre
18.10 - Defensa y Justicia - San Lorenzo de Almagro. Árbitro: Silvio Trucco.
20.30 - Racing Club - Newell's Old Boys. Árbitro: Dario Herrera.

Miércoles 15 de octubre
18.10 - Godoy Cruz de Mendoza - Tigre. Árbitro: Germán Delfino.


Suspendido y Postergado Fecha 7:
Jueves 25 de septiembre
18.15 - Boca Juniors - Racing Club. Árbitro: Federico Beligoy (34' restantes de juego).
19.10 - Arsenal F.C. - River Plate. Árbitro: Darío Herrera.

Boca 3 - Rosario Central 0 - Copa Sudamericana 2014

EL EQUIPO DE ARRUABARRENA APLASTÓ 3-0 A CENTRAL CON INTERESANTES RESPUESTAS FUTBOLÍSTICAS Y CON CONTUNDENCIA

La resurrección de Boca también es copera, con juego y con goles

Chávez hizo dos goles y Fuenzalida marcó el tercero. El Vasco, desde que asumió como técnico, está invicto en cinco partidos. El triunfo significó la clasificación a octavos de final.

Boca le ofrece un mensaje a todo el fútbol argentino: el equipo de Arruabarrena arrancó, está en marcha. El breve ciclo incluye cinco partidos sin tropiezos y algunas certezas que van naciendo. Boca ya no juega para correr sino que corre -y mucho- para ganar. Anoche, goleó 3-0 a Central y accedió a los octavos de final de la Copa Sudamericana.

Hay un nuevo Boca. Está claro. Se percibe en todos lados. En las afueras de La Bombonera, donde el entusiasmo brota en la previa como si este encuentro frente a Central -en las etapas iniciales de la Sudamericana- fuera una gran cita de Copa, como esas que para los de La Ribera resultan una costumbre histórica. En el contorno, donde una multitud recibe al equipo con una incondicionalidad que conmueve. Y en el campo de juego, donde el Boca del Vasco es el Boca de la reconstrucción. Porque el equipo juega acorde a los cuatro mandamientos prioritarios de su entrenador: presión, intensidad, entrega máxima y ambición en nombre de la búsqueda ofensiva.

No es mago Arruabarrena, pero de repente transformó oscuridades en luces para una noche preciosa, como la que se vivió ante Central, al borde del Riachuelo. Boca se impuso en casi todos los aspectos del juego, fue mejor, golpeó en momentos fundamentales, se impuso, sigue. Va por más. No es poco considerando el traumático contexto anterior, con el Virrey Bianchi -el más exitoso de los entrenadores de la historia xeneize- sentado en el banco.

El 1-1 del encuentro de ida ofrecía una obligación para el visitante: si Central no convertía no había clasificación posible para los rosarinos. El equipo de Miguel Russo no estuvo a la altura de esa necesidad. Le faltó capacidad para generar juego asociado, para profundizar ante un Boca que estuvo bien parado en defensa y tampoco contó con variantes complementarias valiosas, como las situaciones de pelota detenida. Para colmo, los rosarinos se quedaron a los 35 de la etapa inicial con diez por la expulsión del marcador central Acevedo.

Boca, además, contó con dos protagonistas centrales y decisivos. Uno: Cristian Chávez -delantero bravo, intenso, goleador, laburante-, el autor de los dos primeros goles, los que establecieron el rumbo. El primero, a los 20 minutos, con una volea estupenda (luego de que Calleri se la bajara de pechito). El segundo, ya a los 25 del complemento, con un cabezazo impresionante (llegando por el segundo palo, tras un centro de Fernando Gago). Dos: César Meli, el espejo más preciso del Boca que pretende Arruabarrena. Porque pelea y juega; porque toca, raspa y llega; porque es aplicado y constante. Por eso, ahora, también escucha aplausos unánimes.

Boca se permitió, además, administrar recursos en el último tramo del encuentro. Bajo la premisa de no perder jamás el orden, pero sin perder capacidad de desequilibrio en territorio ajeno, el equipo local demostró que -al menos ahora, al menos anoche- está muy por encima de Central. El tercer gol, el de la goleada, resultó apenas un decorado para esa victoria amplia, impecable: pase de crack del mundialista Gago y definición sin vueltas del chileno Fuenzalida. La ovación cayó desde cada rincón de La Bombonera. Puro contagio. Aplausos, gritos, fiesta. Era un reconocimiento para este Boca capaz de resurrecciones.

Racing 0 - Argentinos 1 - 8vos de final - Copa Argentina 2013/14

ARGENTINOS LE GANÓ 1-0 Y AHORA SE CRUZARÁ CON ESTUDIANTES DE BS. AS.

Riquelme hizo mucho más profunda la herida de Racing

El equipo de Cocca fue levemente superior en el primer tiempo, pero luego tuvo una caída libre y mereció perder.

Cuando se paró frente a la pelota, sobre el rincón izquierdo del césped de Huracán, la multitud vestida de Racing que poblaba la tribuna popular detrás del arco ocupado por Sebastián Saja empezó a preocuparse. Se tomó su tiempo Juan Román Riquelme, pensó un instante y sacó el remate con efecto desde su pierna derecha que se coló por el segundo palo.

Un golazo que sepultó a Racing. A este Racing confundido, aturdido, falto de jerarquía colectiva, que nunca supo como reaccionar ante la primera adversidad. Que terminó dejando una imagen paupérrima y que se despidió del único objetivo que se avizoraba en su futuro. Así Argentinos Juniors avanzó a los cuartos de final de la Copa Argentina donde enfrentará a Estudiantes de Buenos Aires.

Los dos equipos llegaron golpeados a Parque de los Patricios. Porque el presente, tanto en Avellaneda como en La Paternal está tapizado de dudas. Racing asumió el protagonismo casi por obligación ante un rival que en los primeros 45 minutos solamente pateó una vez al arco, con un tiro libre envenenado de Riquelme que Saja despejó con los puños a los 5 minutos. Después casi nada, la pelota la administró el equipo de Diego Cocca aunque con poca imaginación y demasiado abuso del recurso del pelotazo. Se apoyó en el despliegue de Ezequiel Videla, en algún arranque eléctrico de Ricardo Centurión, en las subidas de Iván Pillud y en la voluntad de Gustavo Bou para aguantar los envíos que le llegaban desde todos lados sin destino cierto.

Empujó Racing en esa primera mitad pero mostrando otra vez su enorme déficit para la generación de juego. Cuando los caminos se nublan no aparece la rebeldía ni la creatividad. Le cuesta asociarse, no puede marcar diferencias y se empecina. Extraña horrores a Diego Milito y a Gabriel Hauche que le dan otra fisonomía de tres cuartos de cancha hacia adelante. Anoche, tuvo poquitas situaciones para ponerse en ventaja. Y Adrián Gabbarini derrochó seguridad para tapar unas cuantas desatenciones de sus compañeros de defensa.

En ese lapso, Argentinos padeció porque no supo qué hacer en ataque. Riquelme apenas la tocó, el Lobo Ledesma peleó contra todos pero sin compañía y los otros volantes se cerraron sin aportar claridad. Menseguez quedó aislado y una señal de su pobre actuación es que tres veces usó las manos para parar la pelota.

En el segundo tiempo también empezó a surgir la figura del pibe Juan Ramírez. Por la izquierda volvió loco a un José Luis Gómez muy nervioso, quizás porque era el primer partido del lateral con el nuevo entrenador de Racing y sintió que debía demostrar su capacidad en poco tiempo. De un desborde de Ramírez llegó el gol de Riquelme y a partir de ese momento, todo se le hizo más simple a los de Borghi. A este Racing, como a otros equipos recientes que vistieron la misma camiseta, un golpe le basta para voltearlo por toda la cuenta. Solamente Videla mantuvo cierta calma. Al resto la pelota empezó a quemarle en los pies, sobraron imprecisión, pelotazos largos, anarquía posicional e impotencia (Aued se fue expulsado).

En ese rato Argentinos estuvo más cerca de aumentar que Racing de igualar. Entró bien el colombiano Lenis, mejoraron Cabral y Ledesma, Riquelme metió tres o cuatro pases con su sello y Ramírez siguió imparable.

La alegría fue para esos hinchas vestidos de rojo. Casualidad o no, esta debacle de Racing, también empezó con el rival de toda la vida, que viste esos mismos colores. Aunque su presente se ve negro, cada vez más negro.

River 2 - Godoy Cruz 0 - Copa Sudamericana 2014

GANÓ CON COMODIDAD, PASÓ A LOS OCTAVOS DE FINAL Y AHORA JUGARÁ CON LIBERTAD DE PARAGUAY

River de las manos de Barovero a los goles de Mora

El equipo de Gallardo sigue en estado de gracia. Si le llegan, el arquero responde siempre. Y cuando ataca, mata: el uruguayo, con un toque y un cabezazo resolvió la eliminatoria.

Señoras y señores, bienvenidos al Monumental: la fiesta comenzó de nuevo. Como en los mejores días, River es millonario. De fútbol, de victorias, de todo. Se percibe en el campo de juego, donde el equipo consigue vulnerar a cada uno de sus oponentes. Le tocó anoche a Godoy Cruz. Se percibe también en el contorno, donde una celebración sucede. La gente grita con razón, con conocimiento de lo que observa, que quiere salir campeón, que va a salir campeón. Puede serlo en cualquier escenario. En ese torneo local en el que es líder sin discusión; en esa Copa Argentina en la que el azar lo abraza; y en esta Copa Sudamericana, objetivo prioritario del semestre en el que avanza a paso firme. Anoche eliminó a su rival mendocino (en el duelo de ida había ganado 1 a 0) y adivina un horizonte prometedor en el postergado ámbito internacional. La estadística, incluso, avala tanto entusiasmo: el de ayer fue su duodécimo triunfo consecutivo en casa y quedó a media docena de victorias de inolvidable Máquina.

River volvió a ser River. Por un rato o por todos los ratos. Lo cuentan las escenas recientes: la primera, se agotaron las camisetas que salían 749 pesos y por las que tantos hicieron cola en el Museo del club; la segunda, para este partido de la Sudamericana hubo una larga hilera de compradores de entradas desde la madrugada. Lo repiten todos -los socios, los entusiastas de ocasión, los que disfrutan esta reconstrucción- con unas ganas que buscan estremecer: este equipo mucho se parece al mas campeón del fútbol argentino. En el resultado reciente; pero sobre todo en el juego y en la búsqueda.

Tiene dos grandes virtudes River. Una parte desde el convencimiento, de esa idea que Marcelo Gallardo impregna en la cabeza de sus futbolistas y en el recorrido ha encontrado resultados. La otra, claro, tiene que ver con el juego y esa presión alta que ejerce durante todo el partido. Con buenos intérpretes, pero respaldados con argumentos tácticos. River aprieta a sus rivales lejos de su arco y se nota que detrás de esa búsqueda hay rendimientos invididuales en franco crecimiento. Atrás, Funes Mori era una queja constante y hoy despierta aplausos. Kranevitter parece el viejo Astrada. Y del mediocampo hacia adelante, resucita jugadores. Mora, que convirtió dos goles y jugó un partidazo, tal vez es el más claro de los ejemplos.

Godoy Cruz fue un equipo que, al menos hasta que el partido se mantuvo en territorio neutro, se mostró prolijo, pero le faltó contundencia, transformar en gol las situaciones favorables. Y River fue mejor en el juego, pero mucho más, en las áreas. En la propia, con un Barovero impecable, y en la ajena, claro. Moyano ya se había exigido tres veces para ahogar el grito de gol ante el propio Mora, Sánchez y Pisculichi. Pero no pudo ante el delantero uruguayo, quien se la picó tras un amague de Teo. Y enseguida, tras un rebote en el palo luego de un disparo de Pisculichi, puso la cabeza y el 2 a 0.

En el segundo tiempo fue previsible, con Godoy Cruz tras los pasos de un milagro imposible, pero sin recursos, frente a un River que bajó el ritmo pensando en lo inmediato, se permitió gozar de las gambetas de Tomás Martínez, uno de los créditos del Muñeco y hasta pudo redondear una goleada. Moyano lo impidió.

San Lorenzo 1 - Def. y Justicia 2 - 8vos de final - Copa Argentina 2013/14

EN CANCHA DE RACING, EL EQUIPO DE VARELA VENCIÓ POR PRIMERA VEZ A UNO DE LOS CINCO GRANDES

San Lorenzo fue una sombra y Defensa lo sacó del camino

Los goles fueron de Ciro Rius, Cauteruccio y Prósperi en contra. En cuartos, Defensa y Justicia jugará con Rafaela

El Mundial de Clubes es el sueño que se persigue, pero es recién en diciembre. Queda allá lejos, en kilómetros y en el calendario. La cima del torneo local, para colmo, está a más de diez puntos pese a que recién empieza. Por eso la Copa Argentina, una espina clavada tras la final perdida hace un año, se había transformado en un buen objetivo para este San Lorenzo. Pero ayer, en Avellaneda, Defensa y Justicia se encargó de tacharlo en la libreta de opciones del equipo de Boedo. Con orden y simpleza, el conjunto de Florencio Varela tuvo su tarde histórica: le ganó bien por 2 a 1 al campeón de América, venció por primera vez en su vida a uno de los Cinco Grandes y avanzó a los cuartos de final del torneo.

El equipo de Bauza, ese al que parecen haberle suprimido las virtudes que lo llevaron a la cima del continente, sigue sin aparecer. Ya lo había dicho el DT: “Lo que más me preocupa es la falla en la generación de juego”. La caída de ayer ratificó el desconcierto. Y más. Porque San Lorenzo ya no sólo pierde, se acostumbró a hacerlo sin batallar y sin dar respuestas.

En Avellaneda fue otra vez muy flojo lo que mostraron Ortigoza y Mercier, esa balanza del equilibrio perfecta en tiempos de juegos clave por la Libertadores. Para colmo, sin alguien a cargo de la distribución de la pelota (Cavallaro volvió a perderse en la mitad de la cancha), los delanteros (ayer Cauteruccio y Blandi) quedaron lejos del circuito de juego. Defensa, en cambio, se mostró rápido y compacto. Sin demasiadas sorpresas, es cierto, pero con el órden suficiente como para complicar a los de Boedo. Lo hizo desde las bandas, con Ciro Rius por la derecha y Mariano Barbieri, incansable, por la izquierda. Y por esos callejones, al cabo, llegaron los goles. En la primera parte un centro cruzado de Barbieri encontró a Rius adentro del área y éste controló, gambeteó fácil a Emanuel Mas y cruzó un derechazo inatajable para Leo Franco. Encima, los de Varela tuvieron en Camacho al creativo que le hizo falta a San Lorenzo, al menos en ese tiempo sin Romagnoli en la cancha.

Los de Bauza buscaron presionar las salidas, repetidas y comprometidas, de los de Varela, pero nunca encontraron una idea clara para atacar. Por eso el empate llegó gracias a que Cauteruccio, solitario y voluntarioso, se generó su propio gol con un derechazo cruzado desde la puerta del área luego de sacarse de encima a Faccioli con un caño. Después de eso San Lorenzo encontró confianza y hasta pudo aumentar Catalán con un derechazo elevado, pero ya era tarde: en su mejor momento se terminó la primera parte.

Para colmo en el inicio de la segunda etapa Defensa le pegó otro golpe: Rius tiró un centro desde la derecha y un leve desvío en Prósperi en al área chica fue letal. Gol y mazazo para las intenciones de San Lorenzo. Ahí Bauza intentó acomodar todo: puso a Romagnoli y a Villalba en busca de la igualdad, pero ni siquiera así logró llegar con claridad. Ya sin Piatti ni Correa, y con Barrientos y Verón lesionados, en San Lorenzo falta juego.

El cierre del partido fue claro: Defensa rompió en mil pedazos el 4-2-3-1 inicial con el ingreso de Casteglione, que se sumó para formar una línea de cinco defensores. El Halcón apostó a definir todo con alguna contra y San Lorenzo nunca supo cómo llegarle. Así llegó el final. Y el campeón de América cayó. Otra vez.