Lanús 0 - Atlético Mineiro (Brasil) 1 - Recopa Sudamericana 2014
No se trata de un detalle en la historia de Lanús. Esta participación relevante en la Recopa Sudamericana resulta un retrato de su presente de protagonismo. En el ámbito local, donde se anima a arrancar como candidato casi invariablemente; y en el ámbito internacional, donde juega casi siempre y hasta donde se convirtió en Rey de la Sudamericana. Por eso, el clima de fiesta bajo el cielo de su estadio que cada día parece territorio de citas más grandes. Pero el desenlace no acompañó a la cuestión: Atlético Mineiro, el campeón de la Libertadores, lo venció como visitante y quedó a muy poco de obtener el título el miércoles que viene en el estadio Independencia.
Más allá de lo que sucederá en Belo Horizonte, el equipo de los mellizos Barros Schelotto no supo aprovechar la localía. En el primer tiempo, que fue parejo, no supo mostrarse como el patrón de su lugar. En el segundo, padeció a un Mineiro desinhibido e intenso. A consecuencia de eso, terminó tropezando. El único grito en la noche de Lanús fue ajeno: nació de ese zurdazo implacable de Diego Tardelli.
Lanús intentó en todo momento adoptar el control del partido. Es cierto, tuvo la pelota y con ella procuró ubicarse en territorio ajeno. Sin embargo, no fue capaz de trasladar esos indicadores de dominio al resultado. Tropezó en el tramo decisivo del campo de juego. Allí donde los encuentros se resuelven, Lanús no brindó respuestas a la altura de las necesidades ni de las circunstacias que afrontaba.
No fue, en cualquier caso, ese Lanús que invitaba al aplauso del fútbol argentino. Le costó encontrar esas pequeñas sociedades que tanto resultado le entregaron en el recorrido reciente. No hubo construcción colectiva en ese segundo tiempo en el que no quedaba otra que llevarse por delante a un equipo brasileño que estaba más preocupado por recortar espacios hacia atrás que por ofrecer contraataques intensos. Ese era -otra vez, como en todo el año pasado- el plan del equipo mineiro: casi nada de jogo bonito ; casi todo de lucha.
De todos modos, Lanús luchó casi hasta la madrugada. Fue con todo lo que tenía: con tiros de afuera, con centros, con corners, con otras pelotas detenidas. Y en ese recorrido de búsqueda casi lo empata (la más clara, ese remate de Maximiliano Velázquez desde afuera del área), pero no lo logró. La semana que viene deberá modificar el escenario. No parece fácil. Tampoco imposible.