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jueves, 14 de marzo de 2024

River Plate Campeón Supercopa Argentina 2023

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CAMPEÓN CON UNA HEROICA REMONTADA EN CÓRDOBA
River festejó un nuevo título con un golazo de Aliendro y Demichelis se desahogó ante los insultos
Perdía desde los tres minutos por un cabezazo de Correa, Mansilla era un muro inexpugnable, pero se lo dio vuelta a Estudiantes en los últimos diez minutos y el técnico festejó fuerte.
Se vislumbraba un final. O algo parecido. Estudiantes le ganaba 1-0 a River y se quedaba con la Supercopa Argentina. El elenco de Martín Demichelis jugaba mal, muy a pesar de convertir en figura el arquero rival. Entonces los hinchas millonarios explotaron y por primera vez insultaron al DT. Le pidieron también por los pibes. Pero hubo un momento de quiebre, como una señal del destino: Eduardo Domínguez sacó a Enzo Pérez y en la primera jugada River empató cuando restaban 10 minutos. Y en la última, Rodrigo Aliendro dibujó un golazo desde afuera del área para el 2-1 y para que Demichelis festejara furioso de cara a la platea que lo había reprobado. Así de intenso fue el epílogo del River campeón de la Supercopa 2023.

Demichelis transitó los días más calientes desde que es entrenador de River. Al silencio tras el empate contra Independiente le siguió un hermetismo total respecto a los titulares para jugar ante Estudiantes en el Kempes. El entrenador escondió los nombres y el esquema hasta minutos antes del comienzo de la entrada en calor. Y sorprendió a todos con la elección, incluidos los dirigentes del conjunto de Núñez: mandó a la cancha a Matías Kranevitter, quien había jugado desde el inicio por última vez el 26 de noviembre de 2023, frente a Instituto. Bastante más: el Colo solo había arrancado de titular 5 veces en 22 juegos desde que regresó a River, a fines de 2022. Todo un síntoma del momento de incertidumbre que atraviesa el técnico.

La apuesta de Demichelis se dio en una posición determinante: la del volante central. Sí, ahí donde jugaba Enzo Pérez, el ídolo que se fue enemistado con el DT. River, para suplir ese vacío, pagó alrededor de 15 millones de dólares por Villagra y Fonseca. Y Demichelis incorporó a Kranevitter, relegando también a Aliendro.

De todos modos, la sorpresa mayor fue el esquema y la idea de juego de River, que se plantó con un 4-2-3-1, con Ignacio Fernández al costado de Kranevitter y con Barco encima de Enzo Pérez. El futbolista clave fue Milton Casco, que rompió con todos los pronósticos. Demichelis lo puso a jugar como lateral izquierdo cuando defendía y de volante central cuando River tenía la pelota para liberar a Nacho.

La propuesta no resultó, como era de esperar. Lo que intentó Demichelis, algo que suele realizar Pep Guardiola con Manchester City, requiere de mucho ensayo y de una inteligencia por arriba de la media de los protagonistas. Y en River no hubo demasiado tiempo para trabajar y, en un mercado devaluado, la jerarquía de algunos de los jugadores no es tan alta.

Hizo agua la idea, entonces, al punto que el entrenador se mostró más enérgico y ofuscado que de costumbre. ¿Qué pasó? River lució desordenado para atacar, para defender y para manejar la pelota. La sensación era que nadie seguía bien su libreto. La palabra improvisación podría caber.

También conviene remarcar que el entrenador puede ser responsable de la táctica, pero no tiene culpa si los jugadores erran pases a dos metros de distancia. Eso sucedió no menos de cuatro veces.

Estudiantes hizo la lógica con una particularidad: 4-4-2, pero con Cetré como extremo derecho (todos creyeron que iría por izquierda). Pleno total para Domínguez, porque aprovechó la doble función de Casco y el colombiano fue profundo. De un centro perfecto de él llegó el gol de cabeza de Correa.

Estuvo cerca de empatar River en la primera parte, se dirá con razón. Mansilla se estiró en un par de ocasiones para negarle los gritos a Paulo Díaz y a Borja. Estudiantes se refugió en el complemento y pagó caro ese pecado. Mansilla siguió atajando mucho, más allá de que River no jugaba bien. Todo hasta que salió Enzo Pérez y River se liberó. Solari metió un centro y la pelota se metió luego de desviarse en Romero. Y una buena hay que colgarle al entrenador, que metió al volante defensivo Aliendro por el delantero Colidio. Un murmullo se escuchó en el Kempes. Pero fue Aliendro el que marcó un golazo para que River sea campeón y para que Demichelis se saque una mochila pesada de encima. Se vislumbró algo parecido a un final en Córdoba. Tal vez haya sido un nuevo comienzo.



¡¡Felicitaciones Millonario!!

jueves, 2 de marzo de 2023

Boca Juniors Campeón Supercopa Argentina 2022

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UNA NOCHE PARA EL RECUERDO EN SANTIAGO DEL ESTERO
Benedetto volvió con un show de goles y Boca festeja un nuevo campeonato
Con tres tantos del delantero, los dirigidos por Ibarra dejaron en claro que no había equivalencias con Patronato, equipo del Ascenso, y conquistaron la Supercopa.
Lo importante no es esa nueva estrella que Boca se borda en el escudo tras golear 3 a 0 a Patronato en la final de la Supercopa Argentina ni tampoco la superioridad que marcó el conjunto que dirige Hugo Benjamín Ibarra, que hizo pesar con fuerza la diferencia de categoría. Lo más trascendental es el regreso de Darío Ismael Benedetto en todo su esplendor: anotó un hat-trick y fue la gran figura de la noche santiagueña. Sucede que para que Boca gane la Copa Libertadores, ese sueño postergado, necesita sí o sí de un Pipa como el de ayer.

Se sabía que una de las lupas del duelo iba a estar puesta en Benedetto, en su regreso después de 4 fechas de suspensión en el torneo doméstico y luego de no haber ingresado el fin de semana contra Vélez. Se recuerda: Pipa solo había disputado 73 minutos en la Supercopa Internacional frente a Racing en Abu Dhabi. Su actuación en suelo árabe no fue buena y la incorporación de Miguel Ángel Merentiel había abierto una duda. Incluso algunos hinchas no estaban conformes con el regreso de Benedetto para la final por las buenas actuaciones de la Bestia contra Platense y Vélez. Por eso el festejo del primer gol del atacante fue potente y se marcó el apellido de su camiseta en un par de ocasiones.

Benedetto jugó bien porque estuvo con ganas, participativo, dinámico, movedizo; se lo notó más fino, además. No fue el atacante que se mete entre los centrales y que espera su oportunidad sin que nada de lo que suceda a su alrededor lo perturbe. Esa característica tuvo el Pipa el año pasado y no le fue bien. Es posible que la competencia interna lo haya ayudado, porque ayer corrió y se mostró como si fuese un juvenil. Redondeó una actuación de lujo con dos cabezazos que se fueron cerca en la etapa inicial, una asistencia a Luca Langoni y tres lindos goles. En el primero de los festejos, fue hermosa la jugada de Nicolás Figal (desborde por la izquierda y centro atrás), pero también es para destacar el movimiento del goleador: ingresó al área llegando desde la medialuna.

No brilló Boca porque tal vez nunca lo haga. Mucho menos con este esquema 4-3-3 que tiene al vértigo como bandera. Es cierto que puede juntar pases con los mediocampistas. Pero a Óscar Romero y a Equi Fernández aún les resulta incómodo moverse como interiores. Por eso el volante juvenil se chocó en varios pasajes con Alan Varela y por eso el paraguayo se rebeló en algunos tramos para ir a oficiar de enganche.

Es directo Boca, entonces. Es capaz de provocar una situación de gol en dos toques. La tuvieron mano a mano Sebastián Villa y Langoni y en ambas se lució el arquero Salvá, que nada pudo hacer en la de Benedetto.

El equipo de Ibarra se hizo protagonista e impuso condiciones y eso también es algo a destacar. Marcó bien la diferencia entre categorías. Es cierto que Patronato estuvo diagramado solo para defender, para intentar salvar el cero en el arco. Walter Otta optó por un 5-2-3, con Juan Barinaga y Juan Cruz Esquivel como falsos extremos que no siguieron a los laterales rivales. Subió y tuvo espacios Fabra para conectar con Villa y Romero por ese sector. La decisión de centralizar a Barinaga y a Esquivel era para que saltaran rápido a presionar a los centrales Roncaglia y Figal. La estrategia no resultó.

Encima, para el complemento Otta rompió la línea de 5 defensores y buscó ser más ofensivo. Ahí Boca lo pasó por arriba: hizo 3 pero pudieron ser muchos más.

Benedetto facturó con un cabezazo tras un córner de Romero y una definición de primera dentro del área chica luego de un desborde de Fabra. Entonces Ibarra entendió el paso que debía dar y mandó a la cancha a Miguel Ángel Merentiel para que todos en el Madre de Ciudades despidieran entre aplausos y ovaciones al Pipa.

No hubo grandes festejos, es cierto, porque Boca hizo lo que tenía que hacer: vencer sin atenuantes a Patronato, un equipo que milita en la Primera Nacional. Pero había alegría en los rostros de todos los integrantes de la delegación que encabezó Riquelme, porque un título siempre es un título y porque las finales se ganan. Y porque Benedetto, ese goleador de elite, está de vuelta.


Felicitaciones Xeneize!!!

viernes, 5 de marzo de 2021

River Plate Campeón Supercopa Argentina 2019

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EL EQUIPO DE GALLARDO MOSTRÓ LA DIFERENCIA DE JERARQUÍA
Un River demoledor no tuvo piedad de Racing y volvió a gritar campeón
Se quedó con la Supercopa y festejó un título después de más de un año. Ganaba 1-0 con un cabezazo de Borré y en los últimos 20 minutos desató una ráfaga impecable.
Festeja River. Una vez más. Es campeón de la Supercopa Argentina. Se trata del duodécimo título de Marcelo Gallardo, protagonista del ciclo más exitoso de la historia del club. La 67ª estrella en Núñez. Y lo hace en una noche a puro gol, desarmando en un puñado de minutos a Racing, un rival grande de actualidad minúscula, con un técnico que en cuatro partidos está mirando de reojo la puerta de salida. No fue competitiva la Academia. No hubo equivalencias. Y los millonarios volvieron a reír, a cantar, a gritar “dale campeón”, a mostrar toda su superioridad.

Salvo en el arranque. Pero duró unos pocos minutos el dominio de Racing. Entonces, Matías Rojas sacudió de media distancia y Franco Armani tapó con esfuerzo. Había salido a presionar la Academia a bordo del 4-1-3-2, con Enzo Copetti y Nicolás Reniero activos y con los volantes empujando. Fue una ilusión que se desvaneció cuando River comenzó a manejar la pelota. Y el resultado del primer tiempo estaba cantado.

Marcelo Gallardo hizo una movida inteligente. Ubicó a Milton Casco, que habitualmente se desempeña como lateral izquierdo, por el sector derecho. El entrerriano no desbordó; por el contrario, jugó hacia adentro y encontró espacios para que Nicolás De La Cruz hiciera estragos a espaldas de los tres mediocampistas celestes y blancos y delante de Nery Domínguez. Por la izquierda, el tándem que formaron Fabrizio Angileri y Jorge Carrascal fue imparable para Fabricio Domínguez. El uruguayo es “8”, no “4” y Rojas no colaboró en el retroceso. Bajo esta coyuntura, la pasó mal.

Llegó seguido River al área de Gabriel Arias. Hubo una muy clara, un contraataque de nació en una recuperación de Angileri, un pase de Suárez y un remate de De La Cruz que el arquero neuquino naturalizado chileno bloqueó en el primer palo.

Y el gol fue de pelota parada. Un córner del uruguayo que Rafael Santos Borré, bestia negra de Racing, conectó con la cabeza, escapando de la marca de Nery Domínguez. Un justo marcador, de acuerdo al rendimiento de unos y otros.

A fin de cuentas, la Academia nunca pudo tejer líneas de pases, no hubo sociedades. Dependió demasiado del vigor de Copetti, un delantero físico, que aguanta bien la pelota, descarga y tiene potencia. Su compañero de ataque, en cambio, muestra una displicencia difícil de entender. Pareció no entender que estaba jugando una final. Tampoco tuvo explicación la recurrente fórmula del pelotazo. ¿Para qué eligió intérpretes de buen pie en el medio si la idea era alimentar a los atacantes en largo?

A pesar de su deterioro futbolístico, Racing tuvo dos oportunidades muy claras: un remate de Fabricio Domínguez que tapó Armani y un remate desde lejos de Chancalay que pegó en el palo.

Pizzi movió el banco en el amanecer del segundo tiempo. Salió al desangelado Reneiro y entró Aníbal Moreno. El pibe catamarqueño se ubicó en la zona de volantes con la misión de armar circuitos y Racing pasó del 4-1-3-2 al 4-1-4-1.

River continuó con el 3-1-3-3 del inicio del partido. Un esquema versátil, claro, en el que único futbolista posicional fue Enzo Pérez, que mostró toda su capacidad para sostener el medio.

El resto tuvo movilidad y dinámica, todo lo que le faltó a su rival. Y acomodó el medio con el ingreso de Agustín Palavecino en lugar de Carrascal para trazar un 3-1-4-2. Y mientras River fortalecía el círculo central, Pizzi apostaba a dos jugadores de 36 años: Cvitanich e Ignacio Piatti. Y a Darío le cometieron falta en la jugada que derivó en el segundo gol. Lo hizo Julián Álvarez -reemplazante de Borré- y liquidó el partido.

A partir de ese momento, cayeron los goles. Uno detrás de otro. De La Cruz, después de una gran presión sobre Moreno en el medio; de Miranda en contra, quien desesperado por evitar la definición de Suárez batió a su propio arquero y el cordobés, tras un pase de Álvarez, que encontró a la defensa partida.

En un estadio fastuoso, Armani tuvo su propio palco VIP: el área que nunca pisó Racing en el complemento. River ganó la Supercopa, volvió a festejar y a mostrar que es el mejor.



Felicitaciones Millonario!!!

viernes, 3 de mayo de 2019

Boca Juniors Campeón Supercopa Argentina 2018

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DESPUÉS DE TRES INTENTOS FALLIDOS, EL CLUB DE LA RIVERA SE PUDO QUEDAR CON EL TROFEO QUE DIRIMEN EL CAMPEÓN DE LA SUPERLIGA Y DE LA COPA ARGENTINA
Boca fue más certero en los penales y sumó su primera gran sonrisa en la era Alfaro
Había sido superior en los 90, sobre todo en el complemento, pero el festejo llegó desde los 12 pasos. Acertó en todas las ejecuciones y Andrada apareció con una tapada clave.
Boca sumó un nuevo trofeo a sus vitrinas: la Supercopa Argentina, luego de tres intentos fallidos. Fue más efectivo en los penales que Central (6-5) pero también superior en el tiempo reglamentario, en especial en la segunda etapa. Con 68 títulos oficiales logrados desde su fundación, Boca sigue siendo el club con más títulos del fútbol argentino.

Boca fue campeón de la Superliga 2017/18 en mayo del año pasado y Central se alzó con la Copa Argentina en diciembre de 2018. Esa supremacía resolvieron anoche en el estadio Malvinas Argentinas.

Sucede en las finales: las distancias se acortan. Gustavo Alfaro viene trabajando desde enero y Boca cada vez se parece más a lo que pretende. Diego Cocca apenas lleva un poco más de un mes en el cargo y en el camino ya quedó afuera en la Libertadores y en la Copa de la Superliga.

Les faltó brillo a los campeones. No ayudó el campo de juego, con evidentes signos de deterioro. Lucharon más de lo que jugaron. Rapallini también desentonó con algunos errores increíbles, como no sancionar una clara falta de Bebelo Reynoso a Lovera. Se insinuó más ofensivo el equipo porteño en los primeros minutos. Cada centro de Mauro Zárate -suelto por detrás de Benedetto y Villa- al área defendida por Ledesma. Mas e Izquierdoz estuvieron cerca de marcar de cabeza. Esa iniciativa se diluyó con los minutos. Bebelo no lograba ser conductor y Zárate pecaba de individualista. El resto, bastante desconectados, salvo el colombiano Villa que siempre exigía por derecha.

Cocca apostó a una línea de tres centrales y los laterales se cerraban según por dónde atacaba Boca. Fue la manera de contrarrestar la potencia ofensiva del rival. Sumó tres volantes de marca pero rápidos para armar la contra y apostó a la habilidad de Maxi Lovera para alimentar a Riaño. Con ese planteo, tuvo su mejor chance en un remate desde fuera del área de Villagra en la que se lució Andrada enviando la pelota al córner.

Aun sin claridad, ambos tuvieron algunas chances más para marcar. Benedetto asistió muy bien a Villa, atoró Ledesma, rebotó en el colombiano (en la mano) y la pelota se fue cerquita. Y en el final del primer tiempo, un error compartido fuera del área entre Andrada e Izquierdoz casi le permite a Villagra definir con el arco vacío, pero cuando la quiso controlar se le fue larga.

En la parte final Boca salió decidido a quedarse con la Supercopa en los 90 minutos. Fue arrinconando a Central y acumulando méritos para el 1-0 que nunca llegó. A los 26 minutos, armó la mejor jugada del partido: doble pared de Nández (con Benedetto y Zárate) para quedar mano a mano. Pero el uruguayo, solo en el área, definió mal de zurda, por encima del travesaño.

Con el Apache Tévez (por Reynoso) y Cristian Pavón (por Zárate, lesionado) en la cancha, el equipo de Alfaro continuó el asedio. Y a los 37 minutos el arco de Ledesma se salvó de milagro por triplicado: una la sacó el arquero, otra pegó en el travesaño y la última dio en el palo. El remate de Pavón, tras rebotar en el travesaño, pareció traspasar la línea (según el ángulo de repetición) pero la jugada rápida no fue advertida por el árbitro y su asistente. Como no hay VAR, la duda quedará por siempre. A un minuto del final, otra vez el travesaño salvó a Central: cabezazo de Nández, la desvió Zampedri y la pelota se estrelló en el caño. No hubo más tiempo y el título lo consiguió en los penales.


Felicitaciones Xeneize!!!

jueves, 15 de marzo de 2018

River Plate Campeón Supercopa Argentina 2017

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UN TRIUNFO PARA VENGAR LA DERROTA DE 1976
River pobló el medio, bancó al rival y fue certero para definir
Los pequeños detalles volvieron a ser vitales en la resolución de otro clásico. La posesión de Boca no dio réditos.
River volvió a levantar otro pagaré. Una vez más, como en los últimos años, volvió a vengarse de su eterno rival. Hasta antes de este partido sólo habían jugado una final por un título una vez en la historia y la había ganado Boca. Pasaron más de 41 años y ya están a mano. Y mucho tuvo que ver Marcelo Gallardo, el padre de los triunfos decisivos contra Boca. Quizás en su momento más difícil desde que llegó a River, volvió a relucir su chapa de estratega. Justo cuando muchos creían que Mendoza iba a ser su Waterloo. Estaban equivocados. Estuvo con la guardia bien alta y se la transmitió a sus jugadores.

Ni bien Patricio Loustau tocó el silbato final, Gallardo pegó un salto (como en cada uno de los goles), levantó los puños bien alto y miró al cielo. Desde alguna estrella, tal vez, Ángel Labruna le guiñó un ojo y le agradeció por vengar aquella final perdida de 1976 en cancha de Racing, cuando Angelito era técnico millonario. Gallardo ganó la batalla de ajedrez de los técnicos. Napoleón lo hizo una vez más. Los detalles en el fútbol a veces terminan siendo los que vuelcan un resultado para un lado o para otro. Pasó en 1976 cuando Boca le ganó la final del torneo Nacional a River. El tiro libre que pateó el Chapa Rubén Suñé sin pedir barrera sorprendió a los rivales pero no a sus compañeros. Toto Lorenzo, legendario entrenador xeneize, le había marcado a sus futbolistas tres veces en la charla técnica que el Pato Fillol, arquero de River, tardaba varios segundos en armar la barrera, según cuentan los protagonistas boquenses de aquel partido. Al fin y al cabo los entrenadores juegan su partido en la previa a los encuentros. Y si pasaba hace cuatro décadas, hoy el rol del entrenador está potenciado. Siempre terminan definiendo los jugadores, pero los técnicos están sobre el tablero de ajedrez trabajando y pensando en la semana.

Una vez más Gallardo demostró que un movimiento de piezas puede ser vital. Y así complicar al rival, por más que no lo supere en el juego. Gonzalo Martínez apareció por el medio, como enganche, y le dificultó las cosas a Barrios. También hizo que Ponzio, escoltado de cerca por Nacho Fernández y Enzo Pérez, no estuviera tan solo. Para que River no tuviera superioridad en el mediocampo, Guillermo le ordenó a Cardona que se parara delante de Ponzio. Un movimiento del Muñeco obligó al Mellizo a mover su estructura.

Ese medio de River terminó prevaleciendo en la primera mitad. Soltando a Fernández llegó a posición de gol tras una combinación con el Pity. Cardona, que retrocedió hasta su área, no acostumbrado a marcar, le terminó cometiendo penal al Pity, que lo cambió por gol para delirio de Gallardo y de todos los hinchas de River.

Después de tener la ventaja, River fue controlando las acciones, dando pasos seguros. Boca ya no mostraba la superioridad de los primeros minutos, sobre todo a partir de los desbordes de Pavón. El Xeneize se sostuvo en la firmeza de Magallán y el despliegue de Nández, pero no aparecieron los que crean peligro en el área ajena. Eso facilitó las cosas para River que se sostuvo en algunos quites de Ponzio, en el toque justo de Nacho Fernández, en el juego del Pity, en las ganas y la verticalidad de Mora. También, en las firmes manos -y pies- de Franco Armani.

River volvió a tener un arquero confiable. Y eso es otro mérito del DT: pidió sí o sí por el nacido en Casilda, que salvó cuatro veces a su equipo con atajadas estupendas. Y así frenó los avances de Boca, que a partir de una posesión mayoritaria (65,8% a 34,2%) merodeó el empate. Hasta que River metió una gran réplica, tras una tapada de Armani. Condujo Nacho Fernández y tocó a Pity, quien asistió al certero Scocco: 2-0. También ahí acertó el DT: quería al ex Newell's fresco para los minutos finales.

Los minutos corrieron. Boca estaba sin fuerzas. Y Tévez, el peor jugador de la cancha, era el reflejo de la impotencia. Pitó Loustau y River deliró. El “dale campeón”, en la cara de su eterno rival, atronó en Mendoza. Casi 42 años después, se sacó otra espina.


Felicitaciones Millonario!!!

miércoles, 14 de marzo de 2018

Boca vs. River - Supercopa Argentina 2017

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lunes, 6 de febrero de 2017

Lanús Campeón Supercopa Argentina 2016

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FESTEJO EN LA PLATA
Lanús volvió a gritar campeón y se hace cada día más grande en el fútbol nacional
Le ganó una final a River, como había hecho con San Lorenzo y Racing. El equipo de Jorge Almirón ratificó su convicción y su poderío con los goles de Acosta, Pasquini y Sand (penal). Y se quedó con la Supercopa Argentina.
No existen imposibles para esos sueños que se gestan en Arias y Guidi. No hay gigante capaz interponerse entre Lanús y la gloria. No hay otro equipo que festeje tanto como este ilustre granate, tres veces campeón en ocho meses. Y ahí está José Sand, el Pepe, gritando su desahogo a los 36 años, trabando brazos y torso como Cristiano Ronaldo, de cara a esa tribuna que le dio la espalda, al límite de la provocación.

Es JS9, la sigla del gol, el símbolo de la vigencia, tal vez al borde del adiós. Hay un convencimiento que se transmite desde un cuerpo técnico ambicioso, el que encabeza Jorge Almirón, el que está convencido de su idea, corporizada en el ADN de sus jugadores. El que expone Lautaro Acosta, otra vez laureado, nuevamente decisivo, cuando poco había mostrado.

El que abre el camino de la sexta estrella con un golazo que cesa con el envión de este River ganador. Y cómo estará de dulce el hincha de la banda roja, el que copa el estadio Ciudad de La Plata con toda su pasión, que despide a los subcampeones con aplausos en el medio de la frustración.

San Lorenzo. Racing. River. Lanús no tiene complejos de inferioridad. Asume su rol de protagonista, transforma en terrenales a los colosos del fútbol argentino. Campeón del torneo de Transición 2016. Campeón de la Copa Bicentenario. Campeón de la Supercopa Argentina. Campeón con todas las letras.

Y fue una final bárbara, a fin de cuentas. Tal vez, porque se trataba del primer duelo oficial del año. Aún, en el medio de la grieta de dirigentes que pone en jaque el comienzo de los torneos. Y jugaron como si la abstinencia de fútbol les demandara un mayor compromiso. Intensidad, ritmo y llegadas tuvo el primer tiempo. Con River decidido a imponer condiciones en el campo rival, especialmente, sobre Román Martínez, principal generador del juego granate. Con Nacho Fernández suelto, pero dispuesto a la misma misión que sus compañeros de ataque; presión alta para impedir que Lanús pudiera dominar la pelota, porque desde la tenencia el campeón vigente se hace muy fuerte.

Y el sendero que tomó River en el primer tramo del partido fue una vía rápida hacia el área de Lanús. Con Mayada abierto por derecha, alternando proyecciones con Moreira. Con Pity Martínez volcado por la izquierda, tocando y gestando sociedades con Driussi o Mora, el más activo en todo el frente ofensivo. De los pies del uruguayo partió un centro picante que el pibe de oro cabeceó y se perdió a centímetros del poste derecho de Andrada.

Era superior River. Sin embargo, Lanús empezó a equilibrar el juego. A partir de Marcone y la sorpresa de Alejandro Silva por el sector de Casco. El uruguayo fabricó la situación más clara, con mucha personalidad para encarar y arrastrar adversarios, pero resolvió mal cuando quedó cara a cara con Batalla.

Había terminado mejor Lanús aquel primer tiempo. Y esa tendencia se acentuó en el arranque del segundo. Sin embargo, el domino granate no se tradujo en peligro. Y Nacho Fernández volvió a mostrar todo ese talento que desparramó en esta misma ciudad, con la camiseta de Gimnasia. No obstante, todo lo que producía el Tony Kroos argentino -según la mirada de Gallardo-, no tenía correlato en el Pity. No terminó una sola jugada bien el "10". Y Driussi, que se había mostrado muy participativo en el primer tiempo, ya no tuvo peso arriba.

Entonces, apareció Acosta. Después de otra puñalada de Silva. Y clavó un golazo que terminó por derrumbar a River. Para gritarlo con alma y vida, como hizo el Laucha. Ya estaba Auzqui, debuntante con la banda roja, en la cancha. Y casi empata. Pero Sand tenía resuelto escribir otra página de su enorme historia con Lanús. Y asistió a Pasquini, que habia entrado un rato por el descolorido Aguirre. Fue el segundo alarido granate. Y el final de un partido que Gallardo no pudo resolver con los cambios. Cuando entró Andrade, ya era tarde. Y Delfino cobró un penal afuera del área. Un homenaje al Pepe. Al ídolo. A Lanús, el Súper campeón del fútbol argentino.


Felicitaciones Granate!!!

jueves, 11 de febrero de 2016

San Lorenzo Campeón Supercopa Argentina 2015

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SAN LORENZO SÚPER CAMPEÓN
El Ciclón metió cuatro y festejó a lo campeón
Fue su primer triunfo del 2016. Le sirvió para estirar la diferencia sobre Boca, quedarse con la Supercopa Argentina y entrar a la Sudamericana.
Que San Lorenzo venciera a Boca era una posibilidad. Pero que lo pusiera de rodillas y terminara vapuleándolo estaba en los planes de muy pocos. El campeón de la Supercopa Argentina terminó a puro toque, con abundancia de gol y varias individualidades rutilantes para alcanzar una goleada que, además de la enorme felicidad propia, puede dañar a Boca en sus órganos vitales. Porque al perdedor se lo notó mareado, confundido, vacío de ideas y careciente de juego, como no pudiendo superar un verano cruel, a pesar de que el entrenador pudo juntar en medio partido a Tévez con Osvaldo y Gago.

Rodolfo Arruabarrena y Pablo Guede plantearon el primer tiempo como una batalla táctica, esperando que los esquemas ayudaran a resolver un partido de enorme importancia para aliviar las tensiones que por estas horas influyen en el día a día.

El Vasco apostó a un 3-5-2, con un trío de defensores centrales para controlar a la dupla Cerutti-Cauteruccio, cinco mediocampistas con Peruzzi y Silva como laterales-volantes y dos para atacar (Tévez y Chávez). El problema principal radicó en que ninguno de los dos marcadores de punta puestos a carrileros cumplieron con el rol designado, por lo que Boca, sin elaboración, atacó exclusivamente con los largos lanzamientos del Cata Díaz para la dupla de arriba.

Guede, por su parte, respaldó su idea con el dibujo 4-1-3-2, con Mussis como un limpiaparabrisas. Sin embargo, como Ortigoza se acomodó por delante del ex Gimnasia, San Lorenzo tuvo en el ex socio ideal de Mercier a uno que jugó a jugar y así manejó al equipo. Con el agregado de que Cerutti, en la función de extremo derecho, hizo la diferencia desde su velocidad en el uno contra uno ante Insaurralde.

Así como los rápidos movimientos de Cerutti (sus compañeros lo miran desde lejos en los contraataques) constituyeron una esperanza para el Ciclón, los derechazos con 60/70 metros de recorrido de Díaz a la zona de Angeleri-Caruzzo fueron la receta boquense para disimular esa evidente carencia que es la falta de elaboración.

Luego de que Angeleri fallara increíblemente de zurda en el área de enfrente, que Tévez dilapidara una oportunidad solamente porque sigue lejos de su mejor estado de forma y que Orión bloqueara con las piernas un mano a mano frente a Cauteruccio, el clásico tuvo su primer estallido: a Belluschi se le fue largo un control con la derecha pero giró, revoleó la zurda y la clavó en un ángulo.

Convencido de que había que cambiar para mejorar, Arruabarrena disparó tres cambios en los primeros 14 minutos del complemento. Osvaldo y Gago vinieron a la cancha directamente de los vestuarios y el uruguayo Lodeiro reemplazó a Chavez antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora del complemento.

Así, se armó el binomio Tévez-Osvaldo para ir hacia el arco de Torrico mientras que la dupla Gago-Lodeiro pasó a tener las mayores responsabilidades en la administración y el destino de la pelota. Meli apareció en soledad frente al arquero pero sus dudas malograron la situación. Los cambios de Guede tuvieron directa relación con el desgaste de sus individualidades. Blandi, Barrientos y el Pipi Romagnoli, en ese orden, ingresaron para oxigenar la estructura.

Así como San Lorenzo padeció algún contraataque rival en la primera mitad, con Belluschi de lanzador y Barrientos como definidor el equipo de Boedo agrandó la diferencia y, de algún modo, empezó a lustrar la Supercopa para sumarla a los trofeos que decoran sus vitrinas. Quedó tiempo, cómo no, para que el Pitu, con un hermoso chanf lazo zurdo, y Blandi, en soledad, transformara el triunfo en goleada para una noche inolvidable.


Felicitaciones Ciclón!!!

domingo, 26 de abril de 2015

Huracán Campeón Supercopa Argentina 2014

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CON GOL DE PUCH EN EL PRIMER TIEMPO SUPERÓ A RIVER Y SE LLEVÓ LA SUPERCOPA ARGENTINA
Huracán golpeó, aguantó a River y gritó campeón
Se quedó con la Supercopa Argentina y clasificó para la Sudamericana. San Juan es su Tierra Santa porque allí también ganó la Copa Argentina.
Huracán tuvo otra cita grande con su historia. Con angustia, sostenido en los firmes guantes de su arquero, conquistó la 13ª estrella. Lo hizo después de sufrir una goleada en Venezuela que lo dejó sin Libertadores. Y se le abrió la puerta a otra Copa, la Sudamericana. Y es doble la satisfacción porque se conquistó la Supercopa Argentina ante River, nada menos. Y qué decir del gigante de banda roja. Justo en la antesala de la trilogía de Superclásicos, se le escapó un título y mostró tantos desniveles que, a una semana del primer duelo con Boca, inquieta. Aunque haya merecido el empate, jugó muy por debajo del nivel esperado.

Sí, River mostró un retroceso en comparación con el repunte que se había visto en los últimos partidos, especialmente en el primer tiempo. Fue un equipo inseguro atrás, dio ventajas en el fondo que hace mucho no concedía, en el medio fue impreciso y anunciado, le faltó sorpresa a su juego y, en consecuencia, le faltó profundidad y claridad para llegar al arco de Marcos Díaz.

River incomodó a Huracán en los primeros cinco minutos porque tomó la iniciativa y planteó el partido en el campo contrario, pero no tuvo contundencia. Y cuando pasó el sofocón, el Globo empezó a tomar vuelo a partir del buen trabajo de Vismara en la contención, al tiempo que advirtió que su ilustre rival dejaba huecos atrás.

Hubo errores individuales en la salida, dos de Ramiro Funes Mori, uno de Matías Kranevitter, y Huracán se dio cuenta de que podía golpear. Y llegó el gol de Edson Puch, tras una jugada bárbara de Gonzalo Espinoza -previo pase de Patricio Toranzo- que despachó a Funes Mori y a Leonel Vangioni, metió un centro atrás que rebotó en Kranevitter y favoreció al chileno.

A River le costó reaccionar, acusó el impacto psicológico y Huracán se envalentonó, jugando el partido lejos de Díaz. Pity Martínez entró en contacto permanentemente con la pelota por la izquierda, a bordo de un 4-4-2, pero no lograba resolver bien lo que en su pie arrancaba de manera amenazante.

Sobre el final de la primera etapa, Huracán estuvo a punto de marcar el segundo, tras otra magnífica cesión de Toranzo, pero Marcelo Barovero tapó ante Ramón Abila. Y en el arranque del segundo tiempo, lo perdió Espinoza, con un remate cruzado que se perdió muy cerca del poste derecho del arquero.

Después, Marcelo Gallardo se la jugó con los cambios, Leonardo Pisculichi y Sebastián Driussi por Sánchez y Rojas. River quedó parado con dos delanteros y tres volantes ofensivos. Pero estuvo apurado, le faltó serenidad para pisar fuerte en el área. Huracán, en tanto, sintió el cansancio, se tiró atrás y aguantó como pudo. Así y todo, River lo llenó de córners, lo encerró y mereció el empate. Y si no lo consiguió, se debió a las notables atajadas de Marcos Díaz, que le tapó un tiro libre y un cabezazo a quemarropa a Mora y se lo tapó a Cavenaghi en la boca del arco.

Hubo un penal no cobrado por Néstor Pitana, un manotazo de Vismara a la salida de un tiro libre. Hubiera sido justo un empate de River. Pero qué le importa a Huracán, que celebra a lo grande.


Felicitaciones Globito!!!

sábado, 1 de febrero de 2014

Vélez Campeón Supercopa Argentina 2013

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CON GOL DE CANTEROS EN EL SEGUNDO TIEMPO SUPERÓ A ARSENAL Y SE LLEVÓ LA SUPERCOPA ARGENTINA
Vélez levantó el primer título del año en San Luis
Fue en el debut oficial de José “Turu” Flores como nuevo entrenador del equipo de Liniers.
San Luis inspira, reza el eslogan de la provincia puntana y a Vélez le producen un mundo de sensaciones. De estas tierras, al pie de las sierras, se llevó otra Copa. Esta vez, la Supercopa Argentina, con la que alcanzó el 16 título de su historia (el 11° a nivel local). Destronó a Arsenal al vencerlo 1 a 0 en el estadio Juan Gilberto Funes. Y lo hizo a partir de la inspiración y la frescura de sus pibes, y la experiencia de algunos de sus referentes. Para el delirio de los alrededor de 8 mil velezanos que acompañaron a su equipo hasta aquí.

Lucas Pratto dibujó un desborde por la derecha que Canteros, pisando el área chica, llegó a empujar ante la tardía revolcada de Campestrini. Iban 14 minutos del segundo tiempo y recién ahí se abrió el partido. Arsenal tuvo que dejar de lado su mezquindad para ir en búsqueda de un empate que se le negó porque los dos palos jugaron para Sebastián Sosa luego de un tremendo cabezazo de Braghieri. En el final del partido, el travesaño otra vez jugó para Sosa, luego de desviar un cabezazo de Caraglio. Y en el primer tiempo, el travesaño evitó el gol tras una buena ejecución de Rolle en un tiro libre.

El complemento se hizo de ida y vuelta porque Vélez no se quedó y fue en busca del segundo. Lo tuvo dos veces mano a mano Zárate, tras una habilitación de Canteros, pero Campestrini se hizo enorme. Otra vez se juntaron Canteros y Zárate y se sumó Allione, pero su disparo rasante terminó en las manos del arquero de Arsenal. Luego Campestrini se arrastró por el piso cuando Canteros lo gambeteó y le picó la pelota, pero esta dio en el ángulo. Hubiese sido el cierre perfecto para la gran noche del enganche. Arsenal siguió insistiendo con Rolle, pero no pudo.

Vélez concretó en el segundo tiempo lo que había insinuado en el primero, cuando a las piernas aún mostraban la dureza de la pretemporada. Así y todo, ya evidenció su intención el equipo del Turu Flores, quien estrenó el traje de entrenador con un título. Intenciones heredadas de Ricardo Gareca: apostando a jugar la pelota por el piso, buscando el arco de enfrente con paciencia y estableciendo pequeñas sociedades en Cabral, Canteros y Pratto. El mediocampista izquierdo se cerraba, dejándole el lateral a Papa para armar un triángulo con el enganche y el delantero. De las combinaciones entre ellos, salió un potente disparo de Canteros que hizo revolcar a Campestrini y en otra apareció Braghieri para cortar el peligro.

Vélez se llevó de San Luis la segunda edición de la Supercopa Argentina. Un magnífica manera de arrancar el año: levantando una copa más para sus vitrinas.


Felicitaciones Fortín!!!

viernes, 31 de enero de 2014

Vélez vs. Arsenal - Supercopa Argentina 2013

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ARSENAL Y VÉLEZ JUEGAN ESTA NOCHE POR LA SUPERCOPA ARGENTINA
Con la ambición de otra Copa
Juegan en San Luis, a las 21.10. Si hay empate irán a los penales. El Turu Flores debuta oficialmente en Vélez.
El primer título oficial del año estará en juego esta noche aquí, al pie de las sierras de San Luis. En el estadio Juan Gilberto Funes de la ciudad de La Punta (ubicada a 20 kilómetros de San Luis Capital), desde las 21.10, Vélez y Arsenal se enfrentarán en búsqueda de la segunda edición de la Supercopa Argentina. A esta definición, el equipo de Liniers llegó por ser el campeón de la temporada 2012-2013 -luego de vencer a Newell´s en la Súper Final, hace seis meses en Mendoza-, mientras que el de Sarandí, por ser el ganador de la Copa Argentina -derrotó en la final a San Lorenzo, en Catamarca, hace cuatro meses-. Además, Arsenal defenderá el título de esta Supercopa, ya que obtuvo la primera edición, en 2012, cuando le ganó a Boca, también en Catamarca. En caso de igualdad, la Supercopa se definirá por penales.

Ambos conjuntos llegan a esta final luego de varios amistosos de pretemporada y con planteles similares a los que terminaron jugando el torneo Inicial. Vélez se desprendió sólo de algunos jugadores (Federico Insúa, Ezequiel Rescaldani, Jonathan Copete y Francisco Cerro está cerca Racing) con la intención de equilibrar las cuentas. Y hasta ahora no llegó ninguno. En tanto, Arsenal sufrió apenas las bajas de Cristian Milla, Juan Manuel Cobo y Milton Céliz, mientras que el único refuerzo que arribó fue Franco Zuculini, quien hoy podría ser titular.

Será interesante el duelo contrapuesto de técnicos. Por un lado, el debut de José Omar Flores al frente de Vélez, luego de estar cinco años como ayudante de Ricardo Gareca, y, por el otro, la experiencia de Gustavo Alfaro. El “Turu” puede llegar a ser todo un récord si es que en su primer partido como DT consigue un título. “Es sorprendente esa situación y si se llega a dar sería muy lindo. No es fácil porque enfrente hay un gran rival como Arsenal, pero tenemos muy buenos jugadores, a los que conozco muy bien y sé que van a dar todo por conseguir un nuevo título. Estoy muy ilusionado y con ganas. Me preparé mucho tiempo para este momento”, le dijo el “Turu” a Clarín, mientras bajaba del avión que ayer depositó a Vélez en estas tierras. Por su parte, Alfaro, también en diálogo con este diario, afirmó: “Esta final es muy importante para nosotros. Vélez es un buen equipo, que mantuvo una base, pero nosotros llegamos en muy buenas condiciones”.

Vélez o Arsenal. Uno de los dos arrancará el año festejando en suelo puntano.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Arsenal Campeón Supercopa Argentina 2012

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SUPERÓ A BOCA EN EL JUEGO Y DEMORÓ EN CELEBRAR SU SEGUNDO TÍTULO DE 2012
Arsenal ganó en los penales lo que había merecido durante el partido
Había tenido varias chances durante los 90 minutos y al final ganó 4-3 tras 12 remates.
Ese festejo loco, esa montaña de jugadores de Arsenal construida sobre Campestrini, el héroe de los penales, fue el símbolo de la justicia. Es que ese equipo modesto de Sarandí siempre había sido superior al poderoso Boca. Sólo a partir de los palos y de las seguras manos de Ustari se podía entender que la historia llegara a esa instancia emotiva. La Supercopa Argentina, en su primera edición, se la llevó el que sin dudas lo merecía. Será difícil que Boca pueda jugar peor y no perder en 90 minutos. El golpeado Arsenal respiró, mientras que Boca terminó dando un gigantesco paso atrás, justo cuando debe afrontar partidos decisivos en la pelea por el título del Inicial.

Después del clásico con San Lorenzo que lo devolvió a la victoria, había quedado una duda sobre Boca: ¿hasta qué punto había sacado ventajas en el desarrollo por virtudes propias o por groseras falencias rivales? Arsenal, más allá de su floja realidad y de haber sido tres veces goleado (por San Martín de San Juan, River y Vélez), era una buena prueba para saber si Boca había dado un paso adelante o había sido un simple espejismo.

Fueron negativos totalmente para Boca los primeros 45 minutos. No se arrimó ni siquiera una vez con peligro a Campestrini. Apenas hubo una aproximación de Erviti que no puede contabilizarse como chance de gol.

Una vez más, a Boca le pasó que la columna vertebral de su 4-4-2 no le funcionó. Un repaso es letal: Schiavi sufrió en cada pelota alta que le tiraron a su espalda; Somoza, quien regresaba tras un buen partido de Erbes, falló en los pases, como venía ocurriéndole antes de la suspensión; y Silva de nuevo chocó en lugar de jugar.

Los pibes Fernández y Paredes esta vez no influyeron. Pol nunca rompió por la derecha. Y el zurdo que le hizo dos golazos desde afuera a San Lorenzo, no pesó. Apenas le cometieron dos infracciones y punto. En cierto modo se entiende lo que les sucedió a ambos. Si el eje del equipo no responde, no es justo pedirles a los chicos que salven la situación. Tampoco hubo alguna corrida electrizante de Acosta, quien casi no entró en juego.

Arsenal complicó abriendo la cancha, algo que Boca siempre sufre, y apostando a la prolijidad, siempre con un 4-4-2 ordenado y compacto. Ortiz manejó todo desde el medio. Y por los costados el equipo de Alfaro molestó más que mucho al de Falcioni. Como en el último 3-0 en la Bombonera, Carbonero fue desequilibrante. Aquella vez lo había padecido Clemente y anoche, ante la escasez de marca que ofrece Paredes, no pudo frenarlo Albín. Y por la izquierda quien se movió con criterio y supo ser influyente fue Aguirre.

Si Boca no terminó arrodillado en el resultado durante el primer tiempo fue porque lo salvaron Ustari y los palos. De entrada, tras un pase errado por Somoza, la jugada terminó por la derecha en Carbonero, quien sacudió el travesaño, luego de que la manoteara Ustari. El propio Carbonero pateó por arriba. Y al ratito el mismo colombiano metió un lindo cabezazo bombeado en un poste. También hizo lo suyo Aguirre, con un zurdazo que sacó Ustari y con un cabezazo que encontró bien parado al arquero.

En el segundo tiempo, Arsenal no logró la misma profundidad porque Carbonero perdió claridad, pero igual siguió siendo superior. Con un Falcioni que no hizo cambios jugados a pesar de meter a Erbes por Somoza, Boca no salió de su oscuridad, aunque por lo menos pateó al arco. Eso sí, la única de peligro real en la noche fue a 13 minutos del final, y por un error de Lisandro López que le permitió escapar a Acosta, quien resolvió sin fuerza para que atajara sin problemas Campestrini, el hombre que en un rato se coronaría como héroe de los penales.


Felicitaciones Arse!!!

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Arsenal vs. Boca - Supercopa Argentina 2012

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EN EL ESTADIO BICENTENARIO DESDE LAS 20.30, SE DISPUTARÁ POR PRIMERA VEZ ESTA FINAL
Boca y Arsenal pondrán en juego la corona de un nuevo torneo en Catamarca
Se enfrentan en un solo partido el campeón del Clausura pasado con el vencedor de la Copa Argentina 2011-2012. En caso de igualdad, habrá penales.
Aparte de haberse quedado con la primera edición de la Copa Argentina, Boca tendrá la oportunidad de seguir agrandando su vitrina, ya que ese logro lo llevó hasta Catamarca, donde pondrá en juego la Supercopa Argentina frente a Arsenal, que arribó a esta instancia por ser el campeón del Clausura 2012. En el estadio Bicentenario de la ciudad del noroeste argentino, desde las 20.30 (va por la TV Pública) y con arbitraje de Pablo Lunati, otro equipo volverá a gritar campeón.

Aunque Boca rescató un punto en forma agónica en el Superclásico con River y viene de triunfar con San Lorenzo, su presente no es el mejor. Desde la partida de Riquelme, el entrenador estuvo en la mirada de todos los simpatizantes y todavía no fue ratificada su continuidad después de diciembre. Se mantiene a la expectativa en el Inicial, pero está a cinco puntos del líder Newell’s, cuando restan seis fechas para el final. Lo bueno es que lo recibirá en un par de fechas, al igual que se enfrentará con Vélez y Racing, dos de los que también están en la pelea ‘grande’.

Por su parte, Arsenal recibió duros golpes a lo largo de este campeonato y quiere revitalizarse. Algunas goleadas inesperadas (en San Juan con San Martín y de local con River y Vélez) hicieron replantear las cosas en el seno del equipo conducido por Alfaro. Pero con la mente puesta en la Libertadores 2013, buscarán quedarse con la gloria deportiva esta noche, en donde además el campeón se llevará 1.300.000 pesos, mientras que el segundo, otros 700.000 pesos.

Julio Falcioni le concederá la titularidad a Oscar Ustari, quien quedó relegado después de la recuperación de Agustín Orión, en el arco. Mientras que Franco Sosa reaparecerá en el lateral derecho (Albín irá al izquierdo por el lesionado Clemente Rodríguez) y en el mediocampo, Leandro Somoza cumplirá las funciones en la zona central, en reemplazo de Cristian Erbes. El resto de los titulares, serán calcados los que salieron a la cancha contra San Lorenzo el sábado pasado por el torneo.

La buena en los del Viaducto pasa por la rehabilitación de Jorge Ortiz, quien se perdió el cotejo ante Vélez del fin de semana por una fatiga muscular. Ocupará en la mitad de campo el lugar del chileno Gonzalo Espinoza, mientras que el resto del elenco de Sarandí, no sufrirá modificaciones.

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