Estudiantes de La Plata Campeón Trofeo de Campeones 2024
MARCHIORI EN CONTRA, MANYOMA Y CARRILLO, LOS AUTORES DE LOS GOLES
Estudiantes le dio una paliza a Vélez, le ganó otra final en 2024 y se quedó con el Trofeo de Campeones
El Pincha no perdonó el cansancio del Fortín y selló el triunfo con un inapelable 3-0 en Santiago del Estero. En mayo le había ganado la final de la Copa de la Liga; esta vez fue más contundente.
Los campeones de la Liga Profesional le bajaron el telón a la temporada. Estudiantes terminó opacando el título que recientemente conquistó Vélez, porque le dio una paliza en Santiago del Estero, dónde baja el sol, pero no la temperatura, y se quedó con el Trofeo de Campeones tras un inapelable 3 a 0 que lo dejó como el mejor de los campeones.El equipo que dirigió Leandro Desábato, en reemplazo de Gustavo Quinteros que se ausentó por el casamiento de su hija, no logró plasmar ninguna de las ideas que mostró en la cancha. Los de Eduardo Domínguez fueron prácticos e hicieron los goles. Nada menos.
El pitazo final fue euforia albirroja y fiesta en la cabecera Sur, donde estaban los hinchas que llegaron de La Plata. En la Norte, sin embargo, los hinchas despidieron al equipo que no encontraba consuelo con un “dale campeón”. Hermoso: un partido de fútbol con dos hinchadas vuelve más atractivo todo. Los de afuera no son de palo y la inexplicable veda en el fútbol argentino que reserva dos parcialidades solo para canchas neutrales.
En esta final con los dos mejora res equipos de la temporada, el público le dio algo de sensatez a los más de 2.000 kilómetros que los hinchas completaron en el trayecto de ida y vuelta para estar presente en los últimos 90 minutos de fútbol del año.
Los de Estudiantes comenzaron a poblar el estadio desde temprano. La tribuna Sur se nutrió dos horas antes y cuando el disc jockey del Madre de Ciudades cambió Bee Gees, Eurythmics y Technotronic por temas populares y adaptados a las canchas, empezó a jugarse el partido de las tribunas. La Norte con los simpatizantes de Vélez se ocupó algo más tarde y en menor proporción.
Con la euforia del campeonato tan reciente y la falta de cuotas para el micro -salía 160 mil ida y vuelta en un pago-, salieron apenas 23 desde Villa Luro y ninguno con la barra brava, que viajó en avión y entró a poco del comienzo cuando destrabaron los molinetes, porque ninguno tenía entrada. El resto llegó en autos particulares y dos aviones completos. En cambio, los de Estudiantes chartearon 80 micros y un avión, que se completó con dirigentes y familiares.
Con ese marco, el partido se jugó como se supone que pueden animarlo los campeones. La primera situación llegó apenas a los cinco minutos de juego y fue para Estudiantes, después de que Santiago Ascacíbar cortara en el medio y abriera para Meza, aunque su remate no prosperó. A los 10, Matías Mansilla se lució poniéndole el cuerpo a un remate de Agustín Bouzat casi en el área chica. Ida y vuelta constante, vértigo y situaciones, solo faltaban los goles.
Y llegaron. El primero, en contra, tras pegar en la espalda de Marchiori. Boselli se impuso en la altura pese a que tenía muy cerca a Mammana, Elías Gómez y a Pizzini. Sin embargo, le pegó el frentazo a una pelota que llegó de un tiro de esquina y el campeón de la Copa, le ganaba a la de la Liga desde los 24 minutos.
Vélez no se repuso y apenas cuatro minutos más tarde estaba sacando del medio nuevamente: esta vez Alexis Manyoma conectó un centro que llegó también desde la izquierda del ataque y alcanzó a patearle al cuerpo de Marchiori que no alcanzó a contenerla ni evitar el 2 a 0.
Después de esa ráfaga del Pincha, Vélez empezó a dejar más espacios en el fondo porque tenía que levantar el partido y Estudiantes se acomodó para jugar de contragolpe. Maher Carrizo estuvo cerca del descuento, pero el travesaño le devolvió el tiro. Pizzini también, pero esta vez fue Mansilla el que contuvo el tiro: un soberbio bombazo de aire.
Vélez intentó, tuvo la pelota y se preocupó por el ataque y tratar de entrarle por algún lado al Pincha, que se cerró y casi no mostró fisuras. Cada minuto que pasaba, el equipo de La Plata se sentía más campeón y al mismo tiempo, el Fortín más impotente. El partido se terminó con el tercero de Estudiantes, un golazo de cabeza de Guido Carrillo que saltó en el punto penal antes que Joaquín García y Emanuel Mammana.
Lo que quedó de juego fue más ríspido, la muñeca de Leandro Rey Hifler -el árbitro que puede dirigir de urgencia una final de reducido de la Primera B y una semana después el Trofeo de Campeones-, impidió que el cruce de algunos jugadores pasara a mayores.
Con (semi) vuelta olímpica para evitar que los jugadores de Estudiantes pasaran por la cabecera que ocuparon los hinchas de Vélez, la cosa terminó en abrazo entre los jugadores. La fiesta se vivió en Santiago del Estero, lejos de la casa de los campeones, y en paz.
¡¡Felicitaciones Pincha!!