Huracán 1 - Atlético Nacional (Colombia) 1 - Copa Sudamericana 2020
LEJOS QUEDÓ LA CLASIFICACIÓN EN LA SUDAMERICANA PARA UN EQUIPO DE VOLUNTADES
El empate lo dejó afuera y ahora Huracán deberá replantearse el futuro
El fantasma que ya ronda en Patricios es el del promedio para la próxima temporada del torneo local.
No había lugar para milagros. Este Huracán nada tiene del que participaba internacionalmente sin interrupciones desde 2015, ese de la final de la Copa Sudamericana en Bogotá. Aquel que construyó épicas y títulos en las finales de Apuzzo (la Copa Argentina ante Central, el regreso a Primera contra Atlético Tucumán y la Supercopa frente al River de Gallardo).No. Nada de eso. Este equipo se trata de un conjunto de voluntades luchando sin éxito.
Y con un fantasma maldito habitando su horizonte, más allá de la eliminación en la Sudamericana frente a Atlético Nacional: el promedio que invita a preocupaciones para la próxima temporada en la Superliga.
Es un equipo de espasmos. Como ese gol de Leandro Grimi para el 1-1 (tras el gol de penal de Andrés Andrade para el equipo de Medellín): cabezazo, festejo con su hombro izquierdo averiado y beso a la camiseta en su regreso al Tomás Adolfo Ducó.
Pero poco más. No hubo espacio para la esperanza. Y ni siquiera para un triunfo que actuara de paliativo. Queda una duda latente, la peor: ¿es el tiempo de la reconstrucción o de la disolución? Los números retratan un escenario complejo.
Al margen del resultado, quedó claro el detalle más importante: a Huracán le falta plantel más allá de alguna aparición juvenil (como Hezze o Ibáñez) o de una voluntad colectiva de “meter y meter”, como reclama Damonte.
El segundo tiempo fue una suerte de anexo innecesario para una serie resuelta, quizá, en Medellín. O quizá bastante antes: cuando este Huracán, el de esta temporada, comenzó a formarse como plantel.
El desenlace fue una previsibilidad. Atlético Nacional, otra vez, terminó festejando frente a Huracán. Ahora sin aquel bochorno arbitral de 2016 por la Copa Libertadores, en Medellín. Esta vez jugando a no jugar, es cierto. Pero como estrategia. Sin trampas tan visibles como en aquella ocasión.