San Lorenzo 1 - Palmeiras (Brasil) 0 - Copa Libertadores 2019
UN TRIUNFO CLAVE DE LOCAL PARA LIDERAR EL GRUPO Y SOÑAR CON LA CLASIFICACIÓN A OCTAVOS
San Lorenzo sonríe en la Copa a pesar de su falta de profundidad
Aunque de nuevo le costó generar chances de gol, el equipo de Almirón fue más que el duro Palmeiras.
Sonríe el San Lorenzo copero. Y festeja, a contracara del San Lorenzo de la Superliga, que no para de sufrir y de sumar decepciones para restar cada vez más posiciones. Así es este Ciclón bipolar, que sabe ganar en las noches de Copa, pero que no puede con su alma en el campeonato. Está para el diván el conjunto de Almirón. En el fondo de la tabla doméstica y líder del Grupo F de la Libertadores. Las dos caras de un mismo equipo, que en el Nuevo Gasómetro superó a Palmeiras por 1 a 0 para redondear uno de sus mejores arranques en el plano internacional y encaminar la clasificación a los octavos de final.Un denominador común en todos los partidos de este San Lorenzo también se vio en la noche copera: los de Boedo manejan la pelota con criterio hasta que llegan a los últimos 25 metros de la cancha. Y las dudas aparecen. La falta de cambio de ritmo, de pelotas entre líneas, de alguna triangulación deja expuesta una de las causas de la escasez de triunfos del equipo. El poco peso en el área rival y, por ende, el pobre poder de gol son el mal del Ciclón de Almirón.
Vino a presionar Palmeiras al Bajo Flores, a hacer todo lo posible para complicarle las cosas al local desde la salida. Con un hombre sobre cada rival se la ponía difícil a Fernando Monetti cuando desde el arco levantaba la cabeza y debía decidir por donde jugar. Así y todo, San Lorenzo se propuso seguir con su plan de siempre, ese que pregona como una filosofía innegociable. Y salió bien parado en la mayoría de las veces, con algún que otro sofocón, claro.
Cuando lograba deshacerse de la pegajosa marca de Thiogo Santos, Román Martínez era de los más claros en el mediocampo. Con dos o tres toques de distinción le alcanzaba para destacarse en un primer tiempo parejo. El ex Morón se la sirvió a Gonzalo Castellani, que estrelló su remate en el palo derecho de Weverton. Antes, Blandi había tirado el suyo por arriba. Y después, el de Nicolás Reniero pasó cerca del poste izquierdo.
La visita se iba desinflando con el paso de los minutos. Una chilena perfecta de Moisés casi abre en dos a San Lorenzo como un Mar Rojo, pero recibió la bendición del travesaño salvador. Esa y un disparo débil de Dudú a las manos de Monetti fueron las chances de un Palmeiras que fuera de Brasil no tiene el mismo peso.
Le salió bien a Almirón la elección de mantener al pibe Andrés Herrera en el lateral derecho y mandar a Víctor Salazar a la izquierda de la defensa. Herrera venía dulce y con confianza por el gol agónico del empate ante Gimnasia y repitió. Su convicción para proyectarse le dio resultado otra vez. A los cinco minutos de la segunda parte levantó la cabeza y soltó un derechazo que se clavó al ladito del palo izquierdo del arquero paulista. Segundo gol al hilo de este juvenil que quiere ganarse un lugar con juego y entrega. Y ahora también con goles.
Ante la falta de determinación de los hombres de arriba, bienvenido sea Herrera y su coraje en este equipo que necesita sumar victorias para envalentonar su ánimo maltratado. La poca convicción de Palmeiras para buscar el empate también le cayó bien al Ciclón, que contó con un Coloccini impasable en el fondo y un Loaiza firme en el círculo central para cortar y distribuir.
El cabezazo de Gustavo Gómez que se estancó en los guantes de Monetti tras un córner congeló la sangre de varios cuervos en las tribunas. Pero el triunfo no corría peligro. El San Lorenzo copero, ese que sí sabe cómo ganar, se quedó con tres puntos fundamentales para volver a reír.