Boca 0 - Gimnasia 1 - Copa Argentina 2017/2018

Gimnasia no tuvo piedad ante un rival que venía golpeado y terminó de caerse

El equipo platense fue superior y lo elimonó en los octavos de final. La derrota en el Superclásico pegó más de lo imaginado y Boca fue un conjunto sin respuestas anímicas y futbolísticas.

No hubo reacción. Boca había llegado aquí, a Córdoba, con la idea de dar vuelta la página de la fea derrota del domingo con River, pero empeoró y nunca fue más que Gimnasia, que lo remató en el último minuto para quedarse con la clasificación a los cuartos de final de la Copa Argentina (lo espera Central Córdoba). Boca prolongó su mal momento, descartó otro objetivo de su lista y no tendrá la revancha con su tradicional rival. Después de jugar contra Colón el domingo por la Superliga, irá a Belo Horizonte a enfrentar a Cruzeiro por la Copa Libertadores para que su panic attack no se transforme en un síntoma más grave. Anoche, el DT Guillermo Barros Schelotto se retiró del estadio sin hablar con la prensa.

Bajo la persistente llovizna, Boca empezó el duelo con los dirigidos por Troglio peor de lo que había terminado con River en la Bombonera. Fue una prolongación de la derrota superclásica y una profundización de todo lo malo ese primer tiempo en el Mario Alberto Kempes. Perdió más pelotas de las que recuperó el mediocampo compuesto por el doble 5 de Barrios y Pablo Pérez con la colaboración de Cardona, que fue quien más fallas tuvo con el balón en sus pies.

Para colmo, no hubo conexión alguna entre Cardona y Mauro Zárate, justo después de los insultos cruzados en el segundo tiempo ante River. ¿Casualidades o causalidades? Lo peor llegó a los 12 minutos con la salida abrupta de Benedetto, quien ya había llegado sobrecargado al encuentro y sintió molestias.

Tévez entró bien por él. Con su ingreso, Boca pareció despertar. Cardona se animó desde afuera y Pavón también tuvo la suya. En ambas controló sin problemas Martín Arias. Pero fue solamente un sueño dentro de otro sueño ese lapso en el que Boca apretó a Gimnasia.

Fue el que más hizo pie el equipo platense en el terreno resbaladizo. En sentido literal porque los jugadores de Boca resbalaban ca. Y en sentido figurado. Gimnasia quiso demostrar desde el inicio su malestar de la semana con los medios por hablar más de una posible semifinal Boca-River y de sentirse minimizado. Las declaraciones de su DT y de sus referentes tuvieron el reflejo aquí.

Presionó mucho y bien Gimnasia. Ganó la puja del mediocampo con un Rinaudo duro en la marca y fino en la distribución. El sostén fue él y desde allí amenazó a su rival. Pero Gimnasia chocó con sus incapacidades para pisar con verdadero poder ofensivo el área de Rossi. Una clara tuvo en la etapa inicial: la buena conexión entre Rinaudo y Oreja terminó con el lateral tirando el centro para un Silva que no pudo definir.

Lo dominó a Boca en juego y en carácter, aunque sus delanteros no pesaron a la hora del gol más allá de su solidaridad para el juego colectivo. Y el desgaste lo sintió con los minutos, Gimnasia. No supo capitalizar los errores de Boca; y eso que fueron muchos.

Gimnasia se fue apagando como algunos focos de las torres de iluminación del estadio, que amagaron con dejar a oscuras la noche y demorar el partido. Y así el juego se volvió más engorroso, friccionado, trabado, poco vistoso, sin llegadas claras en ambos arcos. Barros Schelotto sacó a Zárate, de floja actuación, pero lo puso a Nández para moverse detrás de Tévez, que estuvo muy solo en el área de Gimnasia. ¿Tan bajo está Reynoso? Tal vez el ex Talleres le hubiera aportado algo de electricidad a un Boca sin chispa.

Y cuando todo iba encaminado a definirse en los penales llegó el premio para el que más hizo: un buen envío de Licht para Melluso que desbordó y mandó el centro para que el venezolano Jan Carlos Hurtado desatara el delirio de Gimnasia y le diera otra dolorosa bofetada a Boca.