Croacia 2 - Inglaterra 1 - Semifinal - Mundial Rusia 2018
VIBRANTE SEMIFINAL
Croacia emocionó con su entrega, sacó a Inglaterra y va por la máxima hazaña
Perdía desde los cinco minutos. Lo dio vuelta con fútbol, garra, convicción y un colosal Modrić al cabo de otro suplementario, el tercero al hilo que disputó en la Copa. Definirá con Francia.
Está prohibido cerrar los ojos. Resulta un desperdicio no mirar. Es un momento sublime, para gozar. Todo de la mano de esos croatas valientes en el esfuerzo, pero mucho más en el juego. Se acaba el partido. Es la explosión. Es para ver y sentir. Mandžukić corre desde el banco hacia la cancha llevando a upa y exaltando a Modrić, al fenómeno, al que reinventó a su equipo pidiendo la pelota y moviéndose, ofreciéndose al toque y a la descarga. Ahora festejan todos detrás del arco de los dos goles de la hazaña. Pero hay uno que falta. Que no llega porque no puede caminar. Es Perišić, el dueño del primer grito y el que abrió el segundo, el que no paró de ir y de venir, de lastimar, si hasta arengó a su gente cuando se advertía que Inglaterra estaba superada por esa furia croata.Vale la pena el Mundial. Tiene fantasía. Tiene un cuento. Y te lo cuenta Croacia. A esta aventura rusa marcada por los goles de pelota parada, por la receta con la que Francia ya había saltado a la final y con la que Inglaterra había empezado a mandar desde bien temprano en el resultado, Modrić y compañía le contraponen el atrevimiento para proponer una construcción distinta. Se aferró a la pelota Croacia y se rebeló a los inventores de este juego sensacional hasta darlos vuelta y ponerlos de rodillas. Fue una lección de fútbol, de hambre y de coraje.
Sin palabras se quedó Inglaterra, una selección joven, fresca, gestada desde el poder económico de la Premier, con influencias de Pochettino y Guardiola que acepta su técnico Southgate, con una idea saludable pero desbordada por la ambición croata que fue creciendo a medida que avanzaba el partido.
Entre todas las virtudes que Inglaterra sabe explotar, también se hallan las jugadas con pelota detenida. Por eso a los 5’ ya ganaba con un tiro libre fabuloso de un hombre de Pochettino, el carrilero derecho Trippier. El primero por esa vía, para sumarse a cuatro que habían llegado de córners y tres de penal.
La primera media hora, sin dudas, fue el momento inglés. Sin deslumbrar, con convicción, sosteniendo el ritmo y la ambición, dos veces en una misma jugada lo tuvo Kane. Y Lingard, de frente al arco, pateó afuera tras una pausa celestial de Dele Alli. A Croacia el tiro libre de Trippier le alteró sus planes. Después de haber dejado en el camino a Rusia y con el desgaste acumulado por los alargues jugados en las series de octavos contra Dinamarca y de cuartos frente a Rusia superadas por penales, el técnico Dalić imaginó un partido para no perder el mediocampo. Por eso apeló a los mismos hombres y a la misma estrategia que había utilizado contra Argentina: sacó a un delantero como Kramarić y puso a un volante de contención como Brozović para ubicarse como vértice más retrasado del triángulo que completaban Rakitić y Modrić.
Intentó Croacia equilibrar el resultado manejando la pelota, moviéndola, pero sin demasiada profundidad. Modrić y Rakitić la administraban. Rebic por la derecha y Perišić por la izquierda trataban de erosionar. Pero a Mandžukić adentro no lo descubrían. Por eso no hubo chances claras croatas en la etapa inicial a pesar de ostentar la posesión, apenas situaciones que quedaron en aproximaciones por cierres justos de Stones y de Young y porque Rakitić no halló ángulo para patear tras una salida apurada de Pickford con los pies.
Ninguna oportunidad de Croacia había sido tan nítida como ese tiro de Perišić que iba a la red y rebotó en Walker, en una acción que se había construido por la movilidad de Modrić. Esa búsqueda, si bien no era brillante, merecía más. Y al ratito de ese flash, los mismos protagonistas con epílogos inversos: Perišić anticipó a Walker y mandó a la red el centro de Vrsaljko. Enseguida el palo le negó el 2-1 a Perišić.
Southgate metió a Rashford por el inadvertido Sterling para recuperar oxígeno arriba. Lo perdió Lingard. Pero Croacia ya manejaba el mediocampo con un Modrić descomunal y un Perišić filoso. Así Mandžukić sacudió las manos de Pickford. Así Perišić, sin arquero, la tiró por arriba. Como ninguno había exprimido su momento, representaba un acto de justicia el alargue.
Con otra pelota parada casi lo gana Inglaterra: cabeceó Stones y Vrsaljko la sacó en la línea. Igual más resuelto parecía Croacia: con Kramarić (delantero) por Brozović (volante de marca), no quería penales. Perišić se lo sirvió a Mandžukić y Pickford tapó. En el ST del alargue, no hubo quien frenara ese tiro de Mandžukić, tras la peinada de Perišić y la lenta reacción de Stones.
La final la jugarán las dos selecciones que aplastaron a Argentina. Francia y su calculadora se la ganaron en San Petersburgo. Aquí, ahora, lo hicieron Croacia y sus emociones.