Argentina 2 - Italia 0 - Amistoso Internacional 2018
LA GIRA EUROPEA ARRANCÓ CON UNA VICTORIA AUSPICIOSA
La Selección extrañó a Messi, pero logró derrotar a una Italia muy novata
Argentina derrotó a Italia con goles de Banega y Lanzini en el segundo tiempo. La lesión de Leo obligó a cambiar apellidos y esquema. Y aun con dificultades, se pudo disfrutar de un triunfo alentador y que dejó unas cuantas buenas señales.
Todos saben en la Selección que sin Messi no hay paraíso, pero también que a veces hay que jugar en la Tierra. Y es lo que pasó ante Italia. El día después de la gran frase del técnico ("Si él está bien va a terminar siendo mucho más el equipo de Messi que el mío") , el destino lo puso ante la necesidad de que sacara a la cancha su equipo, sin el 10. Fue un equipo terrenal el que sufrió, aguantó, mejoró, ganó y dejó conclusiones ahora que hay que tomar decisiones.La sobrecarga muscular de Messi hizo cambiar los planes. Sampaoli pensaba en un dibujo parecido al del Barça: línea de cuatro, cuatro volantes y Leo arriba con Higuaín. Pero se prefirió proteger al 10, no arriesgarlo, y los números cambiaron. El 4-4-2 giró hacia un 4-2-3-1. No hay muchas diferencias en el pizarrón, aunque sí las hubo en la cancha.
Giovani Lo Celso entró por Leo y la idea era armar esa franja de creativos con Manuel Lanzini por derecha y Ángel Di María por izquierda. Lo Celso se paró como enganche, pero la presión de Italia en los primeros 15 minutos de cada tiempo convirtió ese esquema en un 4-4-1-1 no elegido, incómodo, improductivo. En ese rato Lanzini, a quien Sampaoli imaginaba desequilibrando en el uno contra uno, tuvo que correr a Verratti y casi nunca consiguió la pelota. Además, el otro posible generador de juego, Leandro Paredes, no pudo salir del encierro del medio, se soltó apenas una vez para rematar al arco de Buffon y la Selección quedó atrapada en los pases de Otamendi y Fazio para Wilfredo Caballero, ida y vuelta, tratando de salir del asedio.
Lo Celso intentó hacerse eje, pero ni Lanzini ni Bustos le abrían el camino por la derecha, como sí un poco más Tagliafico y Di María. La Selección no conseguía la pelota, el único circuito estaba atrás pero sin la posibilidad de progresar en el terreno encontrando el hombre libre, la esencia de la salida por abajo.
El problema es viejo y hasta aburre remarcar siempre la ausencia de un Xavi, de un Modrić, alguien que maneje el tránsito cuando se cruza la mitad. Sin Messi, claro, el problema empeora. Porque Leo resuelve bastante tirándose atrás o desequilibrando adelante. La Selección le busca socios a Messi y le cuesta encontrarlos.
Pero en la segunda parte, cuando Lanzini abandonó el lateral y se animó a viajar en diagonal, todo cambió. El ex River y actual volante del West Ham es una debilidad de Sampaoli y aquí esperaba juntarlo con Messi. No pudo ser, pero Lanzini aprovechó la chance con un par de intervenciones felices: robó la pelota que terminó en el gol de Banega (tras una buena pared con Lo Celso) y convirtió el segundo con un buen remate.
Lanzini fue una de las buenas noticias que recibió anoche Sampaoli. Algunas cosas de Lo Celso también invitan a confiar en el zurdo del Paris Saint-Germain. Pide la pelota, no le quema, tiene una elegancia indiscutible y un futuro importante. El técnico deberá decidir si está para jugar un Mundial. Otra buena, aunque conocida para el entrenador, fue la que ofreció Banega cuando entró: el gol lo mostró con decisión y categoría.
Por el contrario, Leandro Paredes no entró en sintonía. Ubicado como doble cinco se espera de él un aporte más en ofensiva, pero el del Zenit no se terminó de soltar y pareció quedar eclipsado por las obligaciones.
Y arriba, dos nombres que siguen generando polémica. Di María fue de lo mejor del primer tiempo porque logró electrizar los ataques y fue el único que pudo cambiar de velocidad. Como suele pasar, muchos de sus desbordes terminan descoloridos por un mal centro o una decisión equivocada. Pero encara y pasa. Higuaín, en tanto, mostró mucho esfuerzo sin la pelota pero no pudo romper ese maleficio que lo persigue: la única clara que tiene, no entra. A veces por su culpa. ¿Hubiera sido la ausencia de Messi una buena chance para Dybala? Alguien puede pensar que el destino le hizo una trampa a Sampaoli en la primera vez que no lo convoca. Aquí se escribió más de una vez que Dybala es más un suplente de Leo que un socio posible. Pero el DT opina distinto. Para él el suplente de Messi no existe; si no está, se juega a otra cosa.
Y es lo que sucedió en Manchester. Se reemplazó a un irreemplazable, se cambió el dibujo, se le dio pista a un equipo terrenal. Aún así, se le ganó 20 a Italia y se le dio una caricia a la autoestima del plantel.