Lanús 1 - Gremio (Brasil) 2 - Copa Libertadores 2017
EL EQUIPO BRASILEÑO JUGÓ UNA FINAL BRILLANTE Y SE CONSAGRÓ CON CLARIDAD
Gremio fue al frente, no dejó dudas y es un gran campeón
Fernandinho y Luan, los goleadores, y Arthur, clave en el medio, tuvieron una noche consagratoria.
Le quedó incómoda la final a Lanús, especialmente el primer tiempo. Y eso no es algo peyorativo ni descalificativo: no es sencillo jugar el partido decisivo de la Copa Libertadores. En cancha se notó cuál era el equipo novato y cuál el aplomado. Al cabo, Lanús disputó el choque definitorio por primera vez en la historia y para Gremio fue el quinto (1983, 1984, 1995, 2007 y 2017).La victoria de los de Porto Alegre fue merecida por lo que hizo en ambos encuentros. “De las derrotas se aprende”, dijo Leonardo Ponzio, capitán de River, minutos después de perder la semifinal ante este gran Lanús que comanda Jorge Almirón. La decepción de hoy será la experiencia del mañana.
Jugó con aplomo Gremio, incluso mucho mejor de lo que lo había hecho en Porto Alegre. A los elencos brasileros cada vez les queda más cómodo salir de visitante. No se vino a defender a Argentina sino todo lo contrario: atacó y presionó. Y bastante más: manejó la pelota con solvencia y criterio. No tenía pases posibles Lanús, los movimientos fueron más tímidos que de costumbre y Román Martínez jamás se pudo hacer dueño de la pelota.
El nerviosismo del conjunto de Almirón fue capitalizado por los de Renato Gaúcho, que fue campeón como jugador en 1983. Se agrandó Gremio, entendió que ganaría si seguía el libreto. Generó varias situaciones hasta que se aprovechó de un error de Gómez, tal vez el ejemplo más claro del nerviosismo. La corrida de Fernandinho, solitaria, terminó con un zurdazo letal que vulneró la resistencia de Andrada. ¿Se despertaría Lanús luego del golpe?
No reaccionó el local, pero eso no fue lo peor: Gremio se sintió ganador. Fue amo y dueño del espectáculo. Liberó a los laterales, Arthur demostró porqué lo siguen muchos clubes de Europa y porqué está en la carpeta de Barcelona, Luan se encendió y Fernandinho se soltó aún más. El segundo gol de Gremio -golazo de Luan, en realidad- fue sintomático: el delantero se metió en el área con todas las libertades y la picó ante la salida del arquero. Un gol de campito, de picado entre solteros y casados.
Jorge Almirón metió mano tratando de hacer reaccionar a sus dirigidos. El milagro que sucedió ante River no fue posible porque Gremio fue más inteligente de lo que fue el elenco de Marcelo Gallardo: cuando no pudo presionar, se agrupó y no dio ventajas. Lo había avisado Almirón en la previa: Gremio es el equipo más argentino de Brasil. Y con esas prestancia disputó la segunda parte.
El gol de penal de José Sand, tras falta de Jailson a Acosta, sirvió para decorar el resultado. Gremio se pudo sacar la espina de jugar y ganar finales ante equipos de Argentina: perdió contra Independiente en 1984 y contra Boca en 2007.
Ganó Gremio y fue justo campeón. Cuando pase la bronca, Lanús entenderá que también perder es crecer.
