Estudiantes 2 - Nacional Potosí (Bolivia) 0 - Copa Sudamericana 2017
VENCIÓ CON AUTORIDAD A NACIONAL POTOSÍ Y SE METIÓ EN LOS OCTAVOS DE LA SUDAMERICANA
El regreso de Pavone al gol vistió la noche copera de Estudiantes
El delantero convirtió los dos goles y el equipo no tuvo problemas. Ahora va por el Nacional de Paraguay.
Con total autoridad, como debía ser, tras el triunfo tranquilizador en el partido de ida en Bolivia, anoche Estudiantes se llevó puesto a Nacional Potosí con un 2-0 indiscutible y ya piensa en la fase de octavos, donde aguarda otro Nacional, el paraguayo. Si bien desde la idea, de los movimientos y de las situaciones propicias para anotar primero Estudiantes fue el dominador conceptual del primer tiempo, también hay que reconocerle cierta impericia para vulnerar una defensa que aguantó hasta el anteúltimo minuto cuando, innecesariamente, Luis Torrico volteó a Sebastián Dubarbier, que no tenía demasiado espacio para generar un remate al arco.Y fue gol porque, aun desde los doce pasos, Mariano Pavone reverdeció su vieja y entrañable amistad con la red albirroja en su retorno al club.
Decir que la ventaja era, además de justa, necesaria, no le quita algunos méritos a Nacional Potosí, que se plantó bien ajustado en las marcas con un 4-4-2 disciplinado, que tuvo una muy clara posibilidad de gol a los 23, cuando un centro de Aldo Paniagua no pudo ser conectado por Cristian Alessandrini y que, con sus carencias a cuestas -presentó un suplente de menos y no tenía recambio de camisetas cuando Jenky Alca estuvo fuera del césped ensangrentado- tampoco fue apabullado por Estudiantes. Que usó preferentemente la banda izquierda con Dubarbier como estandarte, una pesadilla para el tándem derecho boliviano, generador de las más claras opciones de gol.
El 1-0 obtenido en el pleito de ida a 4.000 metros de altura le proporcionó al equipo de Matosas la certeza de plasmar una paleta táctica prolija, sin nervios.
Luego, ya en el capítulo final, consumado el dominio territorial y la diferencia en la red, Estudiantes ofreció una correcta transición en las fases, apoyado por la categoría de su yunta de volantes centrales: el Chapu Braña y el Rusito Ascacíbar. La experiencia y la fogosidad, un dueto rendidor que equilibró permanentemente los tiempos del partido.
Con el tanque del combustible de las ideas prácticamente en reserva, Nacional cedió terreno, quedó sin argumentos en la misma medida que Estudiantes lo desbordaba a voluntad y dentro de esa tónica, prácticamente por decantación llegó el segundo.
Que no podía ser de otra forma que proveniente de una jugada con pelota quieta -si así no fuera parece que no vale-: un córner de Dubarbier, un roce de testa de Schunke en el medio y la entrada triunfal de Pavone por el palo opuesto para contar doblete.
La noche de fútbol copero, esa que adoran con toda el alma los Pinchas, fue toda del local con victoria inapelable incluida. Ahora hay que mirar a otro Nacional, el de Asunción, en Paraguay, un duro de verdad.