Deportivo Morón 1 - San Lorenzo 0 - Copa Argentina 2016/2017
EL RECIÉN ASCENDIDO A LA B NACIONAL GANÓ SIN DISCUSIONES Y SE UBICÓ EN LOS OCTAVOS DE FINAL
San Lorenzo no encontró otro milagro y Morón dio el golpe
Con jugadores en nivel demasiado bajo, los de Boedo perdieron otra chance de saltar a la Libertadores 2018.
Nocaut. Que le cuenten hasta diez, esta vez no se va a levantar. Ya no tendrá la chance de los penales. No lo salvarán las manos de su arquero. No seguirá pasando de ronda sin fútbol, sin creatividad, sin ánimo. Ya no. Esta vez se le terminó el changüí al San Lorenzo de los milagros. La tercera fue la vencida para los dirigidos por Diego Aguirre. Venía zafando. Había pasado a dos rivales, uno de menor jerarquía que otro, con sufrimiento. A Emelec (Ecuador), por la Copa Libertadores, y a Cipolletti (Federal A), por los 32avos de la Copa Argentina, no pudo superarlos en el juego y les ganó en los penales. Sin embargo, ayer no tuvo de su lado a la fortuna y se encontró con un tremendo golpe que le dio Deportivo Morón en un domingo de fútbol como los de antes, con ambas hinchadas a puro color y en paz.En la cancha de Lanús, el recién ascendido a la B Nacional vivió una de las jornadas más importantes de su historia. Por primera vez le ganó a un grande y avanzó a los octavos de final de la Copa Argentina, donde enfrentará a Unión. Fue 1 a 0 con un golazo de Leandro Guzmán a cinco minutos del final. Fue la gloria para el Gallo que cantó más fuerte que nunca. Y fue la desazón absoluta para el Ciclón que vive su peor momento desde la llegada del entrenador charrúa. Con esta eliminación impensada se le esfumó una vía de acceso directo a la Libertadores 2018. Ahora deberá ganar la actual edición (se medirá con Lanús en cuartos) o esperar que el campeón sea River y que Racing, Estudiantes o Independiente se coronen en la Sudamericana. Difícil.
Los silbidos del final cayeron a modo de daga desde la popular azulgrana. Los hinchas no soportaron más otra actuación negra de su San Lorenzo querido. Los resultados taparon las anteriores flojísimas producciones.
Pero, más allá de festejar, la gente siempre se iba de la cancha con un mismo pensamiento: “Jugando así es imposible zafar siempre”. Y finalmente ocurrió. El mazazo fue fuerte. Les cayó de lleno a los dirigentes y al plantel. Y, sobre todo, al técnico Aguirre, que ya venía mirado de reojo por una mayoría impaciente.
San Lorenzo no ofrece respuestas. La excusa de jugar en medio de la pretemporada no le sirvió en la soleada tarde dominguera en el sur bonaerense. Porque Morón también está en plena preparación. En el segundo tiempo, el conjunto de Walter Otta y su decisión de hacer historia fueron más que un San Lorenzo descolorido, que -le duela a quien le duela- sigue padeciendo la ausencia de un socio para Fernando Belluschi ante la ida de Néstor Ortigoza.
A falta de un patrón de juego, al equipo de Boedo tampoco lo salvan las individualidades. Tiene futbolistas en niveles llamativamente bajos. Uno de ellos es el propio Belluschi, en quien se depositan las esperanzas de ver algo distinto cuando recibe la pelota. Nada. Errático, nublado, fastidioso. Otro que no brinda seguridad es Franco Mussis. Pierde más de lo que gana en el círculo central. Nicolás Blandi es un náufrago perdido en las tristes aguas de la soledad. Y las pocas pelotas que le llegan no puede aprovecharlas. Abajo la cosa no está mejor. Aguirre sigue buscando la dupla de centrales que le ofrezca más garantías. La de ayer falló. Navarro, en el arco, es hoy el mejor de los titulares, sin dudas.
Apenas hubo algo de los más chicos: Bautista Merlini dibujó una pared para Tomás Conechny, quien se topó con Julio Salvá. Esa fue la única jugada que hilvanó San Lorenzo durante los 90 minutos de ayer. Es cierto que dominó el balón y que le anularon correctamente cuatro tantos por fuera de juego. Intentó tener paciencia, pero se excedió en los pases laterales sin encontrar las sociedades ni los cambios de ritmo ni los espacios necesarios ante un rival que no se movió de su orden y que demostró valentía en el segundo tiempo para animarse a hacerle frente a su adversario de superior jerarquía.
Los cambios no cambiaron nada en San Lorenzo y Morón encontró su nirvana cuando se equivocó Gabriel Rojas y Guzmán definió -con ayuda de un desvío en Gonzalo Rodríguezpara liquidar al Ciclón y hacer cantar el Gallo hasta morir... De alegría.