Racing 3 - Independiente Medellín (Colombia) 1 - Copa Sudamericana 2017

Racing ganó y jugó muy bien pero no tuvo contundencia y deberá esperar

En Avellaneda cumplió su mejor actuación del semestre. Y ahora deberá ir con una ventaja de dos goles (además Independiente Medellín le convirtió uno) a la revancha.

Diego Cocca sonríe sin exageraciones. De fondo, se escucha una ovación del Cilindro. Desde el campo de juego se retira un Racing victorioso por 3 a 1. Es otra escena de una semana feliz porque el equipo sigue de copas. El martes se había garantizado la clasificación a la Libertadores 2018 por la vía del torneo local y anoche la celebró ante su gente con una victoria frente a Independiente Medellín por la Sudamericana. No sólo eso: se trató de la mejor actuación del equipo en el semestre.

Hubo una virtud relevante para llegar a ese desenlace: Racing simplificó lo que había asomado como dificultoso. No se complicó. No dudó. Y se aprovechó de todos los problemas visibles de un rival en días de reconstrucción. A Independiente se le desarmó la base que ofreció en el último torneo colombiano, se le fue el entrenador Luis Zubeldía, estaba inactivo (apenas disputó un par de amistosos en semanas recientes) y se notó. Lo pagó con goles: a los 23 minutos Racing ya se imponía 2-0.

Sucedió otro detalle decisivo al amparo del azar: el ingreso de Brian Fernández. A los 13 minutos el delantero (que estuvo cedido en Sarmiento en el último tramo del torneo local por cuestiones personales) ingresó y le ofreció a su equipo mucha frescura y capacidad de desequilibrio.

A los 15, Miguel Barbieri -una de las apuestas de Cocca- marcó de cabeza el primer gol tras un centro de Acuña; ocho minutos después Fernández convirtió el segundo, de arremetida, con un remate cruzado. A esa altura habitaba una certeza en Avellaneda: Racing podía liquidar la serie en su condición de local.

Con el ingreso de Brian Fernández Racing se convirtió en el equipo de los rapiditos. Zaracho y Acuña por las bandas para llegar desde el mediocampo; arriba, Cuadra y Fernández, pura movilidad. Así, con ellos, el equipo local subió al colombiano a la cornisa de la goleada.

Pero no. No lo noqueó. Se fue al descanso con esos dos goles de ventaja. Y en la primera llegada del complemento, cuando todavía no se había cumplido el primer minuto, Edison Toloza la peleó entre las dudas de la defensa central de Racing y, con un puntazo de derecha, estableció el descuento.

Esa llegada mucho se pareció a una circunstancia de otro partido. No tuvo que ver con lo ofrecido por ambos en el campo de juego. Fue un daño en la comodidad y en el resultado, pero no en el juego: porque Racing continuó siendo superior.

Indpendiente, que llegó con la clara intención de rescatar un resultado que no significara la eliminación (con ese 5-4-1 inicial e inalterable), nunca pudo escapar del dominio ajeno. Ni siquiera ese descuento lo sacó de esas inhibiciones.

No hubo casualidad, en consecuencia: Marcos Acuña -figura del Racing de este ciclo- hizo un golazo a los 12 minutos del complemento. De zurda, con comba, desde afuera del área. Perfecto. Para esa ovación que se ofreció desde cada rincón de la cancha: “El Huevo no se va”. Su apodo, a modo de tributo, estuvo en boca de todos hecho un pedido: la gente de Racing pretende que se quede para seguir ofreciendo ese fútbol que, otra vez, resplandeció. Se verá. Su futuro no es una certeza aunque él dijo: “Espero que los dirigentes cumplan su palabra y me venda ya”.

Racing siguió teniendo la pelota, el deseo de la búsqueda; y también las llegadas. Por momentos encantó a su gente. Pero no pudo ampliar esa ventaja de dos goles, valiosa, aunque no definitiva. Le faltó ese último toque o ese detalle del azar que lo acompañara para que el triunfo se transformara en una goleada. Curiosidad o no tanto: la gente se fue aplaudiendo más el juego -esa amplia superioridad sobre Independiente- que el resultado que deja la eliminatoria en suspenso hasta la revancha del 27 de julio en Medellín. Quizá con otras caras, en otras circunstancias. Se verá.