Racing 1 - Rionegro Águilas (Colombia) 0 - Copa Sudamericana 2017
LA MULTITUD QUE FUE A AVELLANEDA SUFRIÓ PORQUE EL EQUIPO DEMORÓ EN CONCRETAR EL GOL
A Racing le costó trabajo hacer una diferencia mínima ante un rival limitado
En su regreso oficial, Cocca metió mano en el momento justo: sacó del banco a Mansilla y el juvenil hizo el gol para vencer a Rionegro Águilas. Poca ventaja para la revancha del 1° de junio.
La tribuna canta por su regreso. Hay una ovación que se hace un grito cuando se asoma en la cancha. "Que de la mano de Diego Cocca, todos la vuelta vamos a dar", se escucha de punta a punta en el Cilindro iluminado. Volvió el técnico campeón. Y aunque su reencuentro con la gente había sido en el amistoso ante Huracán, este era el primer partido por los puntos desde su retorno. Y había una expectativa grande, claro. No tuvo correlato en el juego.Pero Racing logró lo indispensable: ganó en su bautismo en la Copa Sudamericana y no recibió goles de Rionegro Águilas. Un resultado corto, pero necesario para la revancha en Colombia, que recién se disputará el 1° de junio. Fueron decisivos los cambios del laureado entrenador. Cuando parecía perder el rumbo y se le cerraban los caminos al gol, metió a Brian Mansilla, el juvenil que le dio la victoria.
Con muy poquito, le alcanzó a Rionegro Águilas para complicar a Racing. Con orden y presencia física a bordo de un esquema 4-4-2, bloqueó a su ilustre rival. Diego Cocca había advertido, más allá de que conoce a la mayoría de los jugadores por su anterior paso por el club, que la falta de rodaje se iba a notar. Y más ante un equipo que, al margen de sus limitaciones, lleva cinco partidos disputados en la Liga colombiana. Y eso quedó evidenciado en el primer tiempo, especialmente.
Los colombianos apelaron al corte sistemático del juego, discutiendo cada pelota, ensuciando la cancha. Y Racing no le encontró la vuelta. Por momentos, se mostró demasiado previsible, con muchos jugadores superponiéndose en las funciones. Por ejemplo, Luciano Aued y el Pulpo González en el círculo central. O Lautaro Martínez y Gustavo Bou, por primera vez corporizados en la dupla de ataque tras la lesión de Lisandro López. En ese contexto, la Academia no generó situaciones claras en la primera etapa. La excepción fue una pelota parada, bien trabajada. Un centro de Marcos Acuña que Sergio Vittor, después de un par de cortinas y arrastre de marcas, remató cruzado y encontró una gran respuesta de Ernesto Hernández.
En el segundo tiempo, hubo cinco minutos calcados y el partido le pedía cambios. A tiempo metió mano Cocca, cuando Rionegro Águilas se sentía cada vez más confortable cerca de su área, defendiendo con uñas y dientes, resignando incluso un contragolpe. Ingresaron los Brian. Fernández y Mansilla. El pibe que lucha contra su adicción y volvió a jugar oficialmente después de dos años y el chico que fue decisivo en la Selección Sub 20 de Claudio Úbeda. Salieron Martínez y Gastón Díaz. Y Racing tuvo otro vuelo.
Fueron un revulsivo para un equipo que no había tenido cambio de ritmo. Generó mayor movilidad en la mitad de la cancha con Brian Fernández, un gambeteador rápido, y amplitud por la banda con Mansilla de puntero izquierdo y Acuña por la derecha. Y llegó el gol, cuando el partido había consumido un cuarto de hora del complemento. Vittor metió un pase bombeado, uno preciso después de tantos que había utilizado Racing como recurso repetido.
La aguantó Bou y habilitó a Mansilla que, entrando en diagonal, definió de tres dedos. Fue un espaldarazo para el pibe que la dirigencia no quiso vender, muy a pesar de la oferta de 7 millones de euros del Ajax de Holanda. Aseguró a una de sus joyas. Y brill en el área, cuando más lo necesitaba Racing. A partir de ese momento, la Academia se envalentonó. Pero fue más empuje que ideas. Le faltó mayor conexión a sus líneas y sumó mucha gente en ataque ante un equipo que ni siquiera pensó en el empate.
Su técnico, Néstor Otero, lo dejó claro con los cambios. Sacó a Daniel Hernández, el delantero más peligroso, y ordenó el ingreso de Juan Suescún, un volante que nutrió el mediocampo para batallar. Rionegro Águilas hizo tiempo, protestó cada jugada, metió pierna fuerte y buscó volverse a Rionegro con un resultado decoroso. Y no pisó el área de Agustín Orión, que apenas se inquietó en el primer tiempo, cuando el Pulpo González le dio un pase atrás, muy jugado, y el arquero -anoche, capitán ante la ausencia de Lisandro López- tuvo que salir a cortar como un líbero.
Racing pudo haber marcado el segundo cuando Emanuel Insúa penetró en el área, remató de derecha y Hernández voló para evitar el segundo grito en Avellaneda. Después, más allá del dominio territorial y la tenencia, la Academia se diluyó. Pero ganó. A fin de cuentas, lo único que vale. Y no lamentó goles visitantes. Clave en el mano a mano copero.