Argentina 1 - Chile 0 - Eliminatorias Mundial Rusia 2018
Argentina se acerca al Mundial, pero se aleja cada vez más del juego y de la gente
El equipo le ganó a Chile un partido decisivo y saltó al tercer puesto de la tabla. Sólo pudo aguantar. Necesitó de fallos arbitrales cruciales y llegó al final pidiendo la hora. Preocupa.
“Después de ser campeón del mundo no sé a qué me voy a dedicar”. “Lo veo a Messi levantando la Copa en Rusia contra un equipo europeo, posiblemente Alemania...”. El Patón Bauza es demasiado ingenuo y pisa el palito de hablar demasiado y hacer poco -casi nada, diríamos- para cambiar la realidad. Hablar es gratis. Y tiene todo el derecho del mundo de decir lo que quiera. Aunque a veces sus declaraciones suenen a pavadas...¿Cómo va a salir campeón un equipo que juega como si fuera Nueva Chicago y ¡pidiendo la hora en el Monumental!? ¿A qué Messi ve levantando la Copa del Mundo: el del primer tiempo que levantó a la gente cada vez que tomó la pelota y encaró hacia Bravo o el del segundo, que desapareció sin que nadie supiera dónde estaba?
La lista de responsables de este presente paupérrimo de una Selección que sigue sin enamorar no se puede acotar al técnico y al capitán solamente. La gente vino a ver al Messi del Barcelona y terminó viendo al (árbitro) Sandro Ricci como la mejor versión del (mexicano) Codesal. Porque Argentina le ganó a Chile y se acomodó en la tabla (está en el podio hasta la próxima fecha) porque el brasileño inclinó la cancha y fue clave en el resultado con dos jugadas bien puntuales: no fue offside de Fuenzalida y no hubo penal de Fuenzalida a Di María. Precisamente, el mediocampista del PSG es otro de los apuntados por el hincha. Con la salvedad de que nadio lo insultó ni lo presionó con gritos o cantos hostiles. Ni a él ni a ninguno de sus compañeros. Y hubo varios que reprobaron(Higuaín, por ejemplo) o jugaron muy por debajo de su nivel.
El pedido que apareció hecho bandera (“Hacé lío Messi”) tuvo su correlato únicamente en el primer tiempo cuando el 10 de Argentina levantó a las tribunas. Un detalle no menor. Hubo pocos “barras” en la cancha (en un costado de la Sívori alta apareció una de las banderas de Los Borrachos del Tablón: River Tour). El grueso de la gente vino a ver a la Selección. Al Messi de Barcelona, al Higuaín goleador en la Juventus, al Agüero que tiene un buen presente en el Manchester City. Al Mascherano que juega siempre en el equipo catalán. Y terminó viendo como Mercado se rompió el lomo hasta salir todo roto. A Romero que alternó más buenas que malas. A Otamendi, Rojo o Biglia revoleando la pelota lo más lejos posible para que Chile no le restara a la Argentina dos puntos vitales.
Lo poco bueno se vio en la primera parte, se repite. Pero casi todas las acciones de peligro no fueron por elaboración, por juego asociado, por creatividad, por jugadas preparadas. Nada de eso. Todo nació en pelotazos. Pelotazo de Messi a Di María y salvó Bravo. Pelotazo de Mascherano y Ricci que cobró penal a Di María. Pelotazo de Mascherano y Agüero no alcanzó a cabecear. La única jugada asociada fue el encuentro entre Messi y Agüero (la pelota se estrelló en la parte externa de la red). Y el único tiro libre que terminó en peligro de gol lo ejecutó Messi y Otamendi se comió el gol debajo del arco.
La gente manifestó devoción por el 10 del Barcelona. Parecía que iba a ser su noche. Terminó otra vez en la oscuridad de la incertidumbre: ¿cuál es el Messi que juega en la Selección? Anoche, claramente, no fue el de los 14 puntos, como había dicho en la previa Bauza que juega Leo tanto en el Barcelona como con la celeste y blanca. Al final, estuvo más cerca del de los 5 puntos. Ojo: Messi estiró la ventaja como el argentino más goleador de la historia (58 goles contra 54 de Batistuta). Pero... Siempre hay un pero en la vida del Messi de Selección.
Y la Selección seguirá su vida con ese tercer lugar en la tabla que arañó anoche. Pero seguirá siendo un equipo que no contagia, donde cada avance es una decepción y donde su DT dilapida cada vez más el crédito. Las declaraciones son lindas. Pero los hechos son mejores. Y el único hecho bien visible fue la explosión de la gente que al final se asemejó más que nada a sacarse un peso de encima.