River Plate Campeón Copa Argentina 2015/2016
River gritó más fuerte en una final llena de goles y polémicas
Alario y Ruben tuvieron un duelo aparte. El ingreso de Alonso fue clave. Mal arbitraje de Loustau.
Una final tremenda, con todos los atractivos. Desde las polémicas de ese primer tiempo que terminó 2-2 hasta la definición electrizante que desembocó en el 4-3 definitivo. Un resultado que de por sí habla de un partido para el recuerdo.Lo pudo haber definido Central después del 3-2 de Ruben, en esa jugada en la que Central se pareció más que nunca a sí mismo, jugando por abajo de derecha a izquierda Y Batalla se volvió a equivocar. Pero el partido jugó siempre al engaño y al suspenso. Hubo un minuto clave, el 25, cuando Gallardo decidió sacar a D'Alessandro y al Pity Martínez para poner a Mora y a Iván Alonso.
Sí, a D'Alessandro otra vez. Arriesgó el Muñeco. Una apuesta distinta, a jugar por arriba. Y enseguida la realidad le hizo un guiño: un lateral, cabezazo de Alonso (la primera pelota que tocó) y el pie derecho de Alario apareció para poner el 3-3. Tres minutos después, el nueve uruguayo que tanto había pedido Gallardo y que tan poco había jugado en los últimos tiempos, se metió en la historia con el 4-3, tras un pase-gol de cabeza del implacable Alario.
Faltaba más de media hora, pero a los 38 minutos la correcta expulsión de Ruben terminó anticipadamente con las chances de Central, en su tercera final de Copa Argentina perdida en forma consecutiva.
Esa roja al goleador y alma de Central fue la última intervención importante de un árbitro, Patricio Loustau, que tuvo demasiado protagonismo, sobre todo en aquel primer tiempo. Muy rápido, a los 7 minutos, Ponzio le hizo una toma de catch a Teo Gutiérrez dentro del área de River que el árbitro ignoró. Enseguida, Musto lo bajó a Nacho Fernández y allí sí el juez dio el claro penal. Alario concretó el 1-0. La final amanecía con polémicas.
A los 14’ el línea Hernán Maidana hizo que Loustau le cobrara una falta de Gissi a Alario, con amarilla incluida para el defensor de Central. Casi un anuncio. A los 25’, otra discusión. Centro de Salazar, Batalla pierde la pelota en lo alto mientras salta con Musto. Cuando la pelota cae el volante la acomoda con su codo y define ante el arco vacío: 1 a 1. No hubo infracción al arquero, pero sí mano del goleador. Difícil de ver en la cancha, no tanto en la repetición. Loustau legalizó el empate.
Pero había más: 29 minutos, pase de Teo, Ruben domina con enorme clase la pelota (estaba habilitado) y pone el 2-1. Parecía que los rosarinos encaminaban la final. Faltaban polémicas, sin embargo. A los 37’ Gissi forcejea con Alario una vez más y cuando lo suelta Loustau pita el segundo penal. Con semejante rigor ante ese mínimo contacto se deberían cobrar decenas de penales por partido. No sucede, claro. Y comparado con la llave que le hizo Ponzio a Teo en el arranque, lo de Gissi fue mancha, como diría el Coco Basile. De usar el video ref este primer tiempo hubiera durado más de una hora...
Las protestas de los jugadores de Central no paraban, pero en lugar de reclamarle al árbitro lo hacían con D'Alessandro. Los gestos del zurdo eran elocuentes: “¿Y yo qué tengo que ver?”, parecía contestar. Así como los fallos arbitrales calentaron el partido, el mal estado del campo condicionó el juego. Lo hizo intenso, más de potrero, ninguno de los dos pudo jugar demasiado con la pelota al piso. Lo intentaron, de a ratos, en otros buscaron el pelotazo.
En el segundo tiempo salieron más tranquilos los jugadores, como si hubiera habido una indicación idéntica de los técnicos en ambos vestuarios. Por eso el partido no se descarriló y la final se hizo apasionante. Gol a gol. Con Alario con sus tres conquistas y su asistencia en el cuarto de un lado, con Ruben y dos tantos (en especial el primero suyo) del otro. Explosiva final, difícil de olvidar. River campeón, Central otra vez cerca y más que digno.
Felicitaciones Millonario!!!