Independiente 0 - Chapecoense (Brasil) 0 - Copa Sudamericana 2016
INDEPENDIENTE EMPATÓ SIN GOLES ANTE EL DURO CHAPECOENSE Y DEBERÁ DEFINIRLO EN BRASIL
Buscó por todos lados, pero no pudo romper el cerrojo
El conjunto local tuvo la convicción para atacar pero chocó contra el muro defensivo que puso el elenco brasileño.
Fue una noche de convicciones la del 21 de septiembre en el Libertadores de América. El conjunto local mantuvo sus ideales ofensivos; la visita no atacó, pero tuvo la firme intención de defenderse para llevarse la igualdad sin goles de regreso a Santa Catarina. Fue un buen estudiante Chapecoense. Hizo la tarea y aprobó su examen con creces. Porque se volvió contento, más allá de que su propuesta de mitad de cancha hacia adelante fue nula. Consiguió lo que se propuso, aunque eso atentó claramente contra el espectáculo.
Tan bien se cerraron los hombres brasileños que obligaron al Independiente del Mariscal, que trata de hacer del trato del balón un culto a la elegancia, a tirar pelotazos para poder pisar el área de Danilo. El 4-1-4-1 no tuvo desperfectos. La dupla de zagueros centrales sacó todo lo que le tiraron por arriba, Josimar no presentó fisuras paradito delante de la línea de cuatro defensores y Santana fue otro punto alto a la hora de cerrar filas. Kempes fue sacrificado: era el único jugador brasileño parado en el círculo central de la cancha. Todos sus compañeros permanecieron en su campo.
Chapecoense nació en 1973, el mismo año en que Independiente ganó la cuarta Copa Libertadores de las siete que exhibe en sus vitrinas. Se sabe inmensamente inferior en todo el club del país vecino. Sin ruborizarse, lo admitió con el planteo tan mezquino como efectivo que vino a proponer. Y lo puso en problemas al Diablo de esa manera. No en el partido, porque en 90 minutos tan solo contó con un cabezazo de Thiego tras un tiro libre de Santana. Pero, sí lo preocupó de cara a la vuelta.
Los de Avellaneda no pudieron cumplir el objetivo de ganar, aunque no le convirtieron. De todas formas el sabor es a poco. Más allá del regreso del Cebolla Rodríguez por el pibe Ezequiel Barco, Milito mantuvo el 4-2-3-1 que le dio resultado ante Lanús. Sin embargo, nunca encontró juego. El uruguayo de la Celeste se perdió entre los volantes rivales, Martín Benítez no entró en circuito y Diego Vera quedó lejísimos de la pelota.
Al tener obstruido el camino por tierra, Independiente empezó a buscar por el aire, sin suerte. El Mariscal no cayó en la tentación de acumular delanteros e intentó otro plan: juntar a los mejores pies. Lo metió a Barco y a Maximiliano Meza -debutó-, dibujó un 4-3-3 y llegaron las chances. El ex Gimnasia tuvo un mano a mano y se le fue cerquita del palo. Y pudo anotar en otras dos, pero ambos cabezazos le salieron a las manos del arquero. El Viejo Barco desperdició la suya por arriba del travesaño.
No hubo picnic rojo en Avellaneda. Después de jugar el sábado con Tigre por el torneo local, Independiente deberá ir a Brasil a buscar su primavera. ¿Podrá?