Lanús Campeón Copa Bicentenario
CON UN GOL EN TIEMPO ADICIONAL VENCIÓ A RACING Y SUMÓ OTRO TROFEO EN MENOS DE TRES MESES
Lanús se acostumbró al grito de campeón
Volvió el fútbol oficial tras 77 días. La final, trabada y aburrida, se encaminaba hacia los penales. Pero el equipo de Jorge Almirón la definió con un contraataque a pura velocidad. A Racing le faltó juego y no supo aprovechar las situaciones de gol que logró generar.
Toda la euforia está depositada en el área y en las tribunas del Cilindro que dan a la calle Colón. Allí en esa cabecera saltan como locos los hinchas sobre el cemento y ese racimo de jugadores vestidos de granate, con la compañía de allegados y familiares, en el césped. ¡Cómo no van a festejar todos los que se identifican con Lanús! Si el triunfo mínimo y sobre el epílogo de un partido chato vale otra estrella, si voltearon a otro grande, si otra vez van a levantar un trofeo, el segundo en poco más de tres meses. Por eso celebran porque se acostumbraron al grito de campeón.Del otro lado hay resignación y silencio. Reinan el dolor, los lamentos, los insultos al aire, algunos reproches hacia el banco de suplentes, apuntando al técnico Facundo Sava. Mientras sus jugadores están cabizbajos buscando alguna explicación para esta caída, bajan aplausos tibios para despedirlos. A nadie le gusta que le festejen un título en su propia cancha y menos de esta forma: con un gol de contraataque y en tiempo de descuento, cuando todo hacía presagiar que la definición iba camino a los penales. Se van los fanáticos de la Academia masticando bronca y esperando que éste sea un sacudón pasajero.
Ganó Lanús, está dicho, aunque esta versión del equipo de Jorge Almirón haya estado bastante lejos de aquella de la tarde perfecta del 29 de mayo con la goleada ante San Lorenzo en River, esa que sirvió para atrapar el torneo de Transición. Solamente en algunos tramos del segundo tiempo aparecieron con nitidez los rasgos de aquel Lanús. Fue cuando José Luis Gómez tomó mayor protagonismo, cuando Román Martínez tuvo soltura, cuando el paraguayo Miguel Almirón se ubicó detrás de la línea de volantes de Racing e hizo valer su desequilibrio individual y, a veces, su velocidad.
En una final como esta, los nervios juegan su papel y la falta de competencia oficial, también. Y los detalles suelen ser determinantes. Grimi, en un tiro libre a favor, cuando solamente quedaban 30 segundos, prefirió jugarla al sitio equivocado. Ganó la presión del rival y el desenlace fue fatal para Racing, que quedó a contramano de la jugada. Porque Gómez recuperó y la jugó con criterio y la posterior corrida por izquierda de Almirón y el remate certero del debutante Montenegro definió el destino de un partido cerrado, muy trabado, con escaso fútbol y demasiada imprecisión.
Perdió Racing. Por ese error individual y también por algunas otras cuestiones. Hubo poco juego colectivo de los de Sava. Romero jugó de enganche, recostado sobre la derecha, como medio delantero. Y le faltaron socios para generar situaciones favorables. El Huevo Acuña por la izquierda le quedó muy lejos al 10 local. ¿El Pulpo González pudo haber entrado antes? En los pocos minutos que estuvo en la cancha mostró su buen pie y su salida clara.
Se le notó la inactividad a un Gustavo Bou que se equivocó en las pocas oportunidades de gol que se le presentaron. Y la defensa, con Cerro improvisado como lateral derecho y con una estructura renovada (sin Pillud, sin Lollo, con Grimi de segundo central, con el debut de Insúa) demostró problemas en el retroceso como ocurrió en el gol.
El resultado, a veces, puede nublar la vista. Fue el primer paso de los dos tras tanto tiempo sin fútbol. A Lanús le quedaron algunas certezas que apuntan al arranque de la Sudamericana. Racing espera que haya sido solo un mal trago.
Felicitaciones Granate!!!