Bolívar (Bolivia) 1 - Boca 1 - Copa Libertadores 2016
EN LA ÚLTIMA JUGADA, UN TIRO LIBRE DE CARRIZO LE DIO EL EMPATE EN LA PAZ ANTE BOLÍVAR
Y una noche, Boca encontró el gol para empezar a creer
Tras un flojo primer tiempo, hizo méritos para igualar. Lo logró con el primer tanto en la era Barros Schelotto.
Desde las vísceras gritó Boca ese bombazo del Pachi Carrizo que transformó una derrota segura en empate heroico. Que de paso, sacó al equipo de una zona de inestabilidad ya que un revés hubiese complicado la clasificación hasta límites insospechados. Pero en el cierre, cuando ya escaseaban las energías, cuando parecía que la página de esta historia estaba escrita, apareció el hombre inesperado y de tiro libre hizo que Boca gritase el primer gol en el ciclo encabezado por Guillermo Barros Schelotto.De todo lo que Boca sabía que le podía suceder en los 3.600 metros de altura de La Paz, nada diferente ocurrió durante la primera etapa. Sí, en cambio, lo que nadie de Boca tenía previsto es que si disponía de dos situaciones propicias para convertir como las que tuvieron Chávez y Gago, es que al menos una de ellas no terminara en la red del arquero Quiñonez. En escenarios como el estadio Hernando Siles, una ley no escrita del fútbol sigue teniendo vigencia: hay que meterla en el arco porque las oportunidades, se sabe, no serán abundantes.
Que Chávez resuelva como queriendo perforar al arquero y que Gago no ubique el arco pateando de frente al mismo no es un problema de altitud, de planteo estratégico o de virtudes del oponente. Tiene relación, por el contrario, con algo que viene siendo una característica del equipo: la ausencia de precisión para atacar y la flaca eficacia para marcar goles.
La lesión del Cata Díaz fue algo indeseado pero no alteró el rendimiento defensivo con la inclusión de Tobio. Porque el equipo boliviano presionó, tuvo dominio territorial pero no exigió a Orión en la medida que se esperaba cuando el equipo local se plantara en un escenario de dominado y dominador.
Hasta el gol estuvo dentro de lo esperable. El descomunal derechazo del lateral-volante Saavedra tuvo el recorrido de un misil -producto de la velocidad que tomó el disparo- que se incrustó en el ángulo superior derecho del arco.
La tozudez de Chávez para reiterarse en la búsqueda de una solución desde lo personal en vez de apoyarse en un compañero, y la reiteración de los errores de pase en un cada vez más imperfecto Meli también atentaron contra la homogeneidad de la estructura.
En el período complementario, Boca mejoró su imagen y entregó la mejor versión. Por supuesto que no tuvo virtudes como para regalar, pero sin dudas fue superior a un Bolívar que siguió dando ventajas en defensa, llegó poco y nada al marco de Orión y se tiró atrás de un modo poco creíble. Seguramente la aparición de Tévez en el partido fue clave para que las chances de alcanzar el empate crecieran minuto a minuto. Y los ingresos de Lodeiro y Benítez cuando promediaba la etapa final surtieron el efecto que imaginaba el entrenador. Con cuatro tiros de esquina Boca tiró a Bolívar contra la valla de Quiñonez.
Hasta que empezaron a sucederse las chances de gol. Como ese derechazo de Carlitos, dentro del área, que careció de vitaminas. Como el derechazo cruzado de Palacios que salió desviado cerca de un poste. Como ese centro que cruzó el área y no llegaron a conectar Chávez, Palacios y Carrizo. Como esa pelota que le quedó picando a Palacios y la resolvió mal y por elevación.
Se moría el duelo y Boca no merecía volverse de La Paz con una derrota que acentuaba los problemas en el corto plazo. Hasta que Carrizo decidió vestirse de héroe y se encargó del tiro libre.
El sentido festejo del final confirma que hizo un golazo de un valor ilimitado.