San Lorenzo 1 - Huracán 3 - Copa Ciudad de Buenos Aires 2016
EL EQUIPO DE EDUARDO DOMÍNGUEZ SE QUEDÓ CON UN CLASICO INTENSO
Huracán castigó duro a un San Lorenzo ineficaz
Los de Guede fueron mejores en el primer tiempo y convirtieron al arquero Díaz en figura. Pero Montenegro abrió el partido con un golazo de tiro libre. Después, Huracán se asentó y amplió diferencias con Ábila y Caruzzo en contra. Descontó Quignón y echaron a Blanco.
Quizás resulte extraño que Marcos Díaz sea considerado como la figura del partido. Sin embargo, gracias a las varias atajadas de su arquero en todo el partido, Huracán construyó un triunfo de esos que los hinchas nunca se cansarán de ver. Tuvo dos caras el equipo de Parque de los Patricios: dominado al principio, suelto y veloz sobre el final. Y San Lorenzo, todavía acomodándose a la idea de su nuevo técnico, pagó muy caro su falta de efectividad y los desacoples en la mitad de la cancha.Conviene dejar la euforia del resultado y hablar de lo que regaló el partido en tanto juego. Por ejemplo, de la idea de Pablo Guede: cuánto se hablará en el fútbol argentino de este entrenador que llegó a San Lorenzo para imprimirle al equipo la cuota de valentía que para muchos le faltaba el elenco que antes comandaba Edgardo Bauza. Ayer, en el clásico jugado aquí en Mar del Plata, se pudo vislumbrar un poco lo que buscará.
Hubo un ejemplo: iban 14 minutos cuando Torrico mandó un pelotazo largo que terminó en saque de arco de Huracán. Chifló fuerte Guede y le ordenó salir jugando a su arquero. De ahí en más, el Ciclón dejó de lado el revoleo del balón, pero más que una estrategia se pareció a un capricho: nervioso y presionado, Torrico manejó siempre mal la pelota. Se sabe que la salida por abajo es uno de los pedidos de Guede, y quedó claro que el DT apostará a correr esos riesgos.
Hubo más del San Lorenzo de Guede. Con una formación audaz (4-1-3-1-1), los de Boedo tuvieron constante movilidad y cambios de posiciones de los mediocampista. Será por eso que los de Boedo se adueñaron de la primera etapa y generaron lindas jugadas colectivas, casi todas comandadas por ese pie magistral del Pipi Romagnoli. Jamás pudo Huracán encontrarle la vuelta a esa movilidad; entonces, San Lorenzo sí se pareció a un Ciclón: atacó con mucha gente y no se puso en ventaja sólo por Marcos Díaz y por la mala fortuna.
Por lo visto en el primer tiempo, a Huracán le va a costar muchos partidos coordinar la mitad de la cancha. Es saludable y bello para el espectáculo jugar con tantos volantes de buen pie. Pero cuando los propios no pueden conseguir la pelota, la manejan los otros. Como perdió en la batalla del medio, Huracán se dedicó a contraatacar. Ni eso le salió en esos 45 minutos iniciales. Aunque la suerte le hizo un guiño cuando se moría la primera parte: Daniel Montenegro acarició la pelota y la clavó en un ángulo. Un tiro libre de colección. Si San Lorenzo fue amo y señor en el primer tiempo, ese dominio se vino abajo en el complemento.
Con Romagnoli cansado (hizo un gran desgaste en la primera etapa), un mediocampo desordenado y una defensa con dudas (Mercier, en su nueva posición de central, estuvo muy lento en la marca), Huracán comenzó a encontrar espacios. Y en menos de cinco minutos, transformó en un partido que le venía complicado en una goleada inolvidable. Ábila, con una definición exquisita, puso el 2-0 tras una gran corrida de Espinoza. Luego, un rebote en Caruzzo en una entrada del propio Espinoza selló el 3-0. Precisamente ellos dos -Espinoza y Ábila- se convirtieron en una pesadilla para la última línea azulgrana, aplicando al pie de la letra el manual del contraataque.