Sanfrecce Hiroshima 0 - River 1 - Mundial de Clubes 2015
RIVER DEJÓ DEMASIADAS INTERROGANTES FUTBOLÍSTICAS
Un equipo sin juego, con muchas dudas y con un gol
Iban 18 minutos del segundo tiempo y River no daba pie con bola. Los entusiastas japonesitos le daban un gran dolor de cabeza. Y Gallardo, en ese instante, se tomó la cabeza con ambas manos. Al toque, entró Tabaré Viudez y (como antes había hecho Lucho González) le dio ese aire fresco que, al cabo, sirvió para destrabar un triunfo sufrido, inmerecido (Barovero fue Fillol), pero que lo deposita en la final soñada.River sufrió mucho. Duró un cuarto de hora. Después, su arquero sostuvo el cero en el arco en tres tapadas extraordinarias. Los tiros libres de Pisculichi no dieron resultado. Las apariciones de Sánchez como un 9 bis al lado de Alario tampoco. Balanta hacía una bien y una mal. Vangioni mostró una falta de nivel alarmante. Ponzio arrancó y se frenó. Mora desapareció. Y River no encontraba la luz. La gente se dio cuenta y alentaba cada vez más fuerte.
El segundo arrancó con una ilusión. Pero Mora la tiró a las nubes y se desvaneció. Fue la más clara. Mientras, Sanfrecce Hiroshima seguía siendo japonés: rapiditos, pacientes, ordenados, eficientes. Así en el fútbol como en la vida.
Los cambios le cambiaron la vida al Muñeco y a River. Y a los 27 llegó la explosión: tiro libre de Viudez, horror del arquero Hayashi, cabeceó Maidana, cabeceó Alario (el de los goles importantes a Guaraní, Tigres y el de anoche) y los hinchas armaron el carnaval.
Al final, hinchas y jugadores gritaban y saltaban con un solo objetivo: “El domingo/cueste lo que cueste/el domingo tenemos que ganar...” ¿Podrán? Para eso, River tiene que volver a ser River. Y no es un eslogan.