River 3 - Chapecoense (Brasil) 1 - Copa Sudamericana 2015
Y UNA NOCHE VOLVIÓ A FESTEJAR
River resurgió a tiempo y sacó buena ventaja
Ganaba cómodo, pero se complicó con el empate de Chapecoense y tuvo que esforzarse para llegar al 3-1 que lo deja cerca de la semifinal.
River tiene muchísima más jerarquìa que este rústico Chapecoense. El 3 a 1 no tiene discusión y hasta pudo sellar la clasificación en casa si el pibe Driussi no se abatataba en la última llegada. Igualmente, sacó una diferencia que le da tranquilidad para la revancha. Y recuperó algunas gotitas que le ponen más esperanza a este presente imperfecto. La vuelta de Sánchez al nivel que exhibió el uruguayo con apetencia y poder de gol es una señal saludable para Gallardo. La pegada de Pisculichi volvió a destacarlo como en los tiempos no tan lejanos. Y Milton Casco brindó su mejor versió desde que llegó a Núñez. Con estas individualidades y la “ayuda” del impresentable arquero Danilo, River construyó un triunfo que le permite recuperar la confianza.Sólo River, y nada más que River, sabe por qué no se fue ganando al vestuario en el entretiempo. Y la carita del Muñeco Gallardo tenía amplia justificación. La respuesta la buscó en dos cuestiones muy determinantes. Una es que sigue penando por la impericia de sus jugadores cuando tienen que definir. Y la segunda son esas desatenciones que le cuestan caro. Le pasó el domingo con Aldosivi, por el torneo local. Y también anoche contra este ignoto equipo del sur de Brasil. La primera situación que tuvieron los brasileños la mandaron adentro del arco. Y a cantarle a María Bethania...
River jugó 20 minutos intensos dominando casi a voluntad. Con Pisculichi y Lucho González haciéndose cargo de lo que saben: juntarse y hacer circular la pelota. Sáchez revivió como el mejor Sánchez. Mora estuvo enchufado con corriente alterna (una bien y una mal). Y Milton Casco entregó despliegue y buena salida por la izquierda.
Así, el campeón de la Sudamericana se hizo patrón de todo: juego, dominio y situaciones. Mora y Pisculichi vieron que el camino estaba abierto por la izquierda del Chapecoense y sus centros provocaron manotazos de zozobra en el dubitativo arquero Danilo. Hasta que llegó el 1 a 0 con el zurdazo que Sánchez clavó desde afuera haciendo recordar el que Pisculichi le metió a Boca el año pasado por esta Copa.
Gol, victoria, tranquilidad se podía suponer. Nada de eso ocurrió. River se replegó para sacar una contra que nunca llegó. Hubo un penal de Kranevitter (mano extendida) ante un centro llovido desde la derecha que el uruguayo Fuentes no sancionó. Y un error de Maidana les abrió la puerta a los brasileños para que Maranhao pusiera tablas en el marcador parcial. ¿Justo? No. Pero este River no es confiable. Y lo paga caro.
En el segundo tiempo, el local no encontraba la llave de la felicidad. No tenía juego porque Lucho González se fundió y salió. Y porque la pegada de Pisculichi no le permitió a Maidana convertir el segundo: la pelota dio en el palo derecho, tras una jugada preparada de tiro libre.
Ajustó la mira Piscu y llegó el segundo (con colaboración de Danilo). Apretó Driussi y gritó el tercero. Y hasta le faltó un gol más al equipo de Gallardo para que fuese la noche de la plena recuperación.
Tendrá que ajustar el Muñeco los desacoples de los centrales y la falta de definición de los delanteros esperando la vuelta de Alario. Pero, igual, hubo señales de que algunos están volviendo a su mejor nivel, como Sánchez y Pisculichi, y otros se están afirmando, como Casco y Viudez, a pesar de que el uruguayo solo tuvo media hora de juego. Y eso debe tranquilizar al técnico, como este 3 a 1 debe tranquilizar a todo River para lo que viene.