Defensa y Justicia 1 - Boca 2 - Copa Argentina 2014/2015

ENFRENTARÁ A LANÚS EN SEMIFINALES

Boca dio el salto por la jerarquía de sus jugadores

Sin marcar diferencias colectivas, con otro buen partido de Tévez, y la gran actuación de Cubas (golazo incluido), se metió en semifinales de la Copa Argentina gracias a la victoria 2-1 frente a Defensa y Justicia.

Lo sabía Boca bastante antes de este viaje a Córdoba: tras la eliminación ante River en la Copa Libertadores -escándalo incluido- no quedaba otra alternativa que hacer cartón lleno en las dos competencias que le quedaban por recorrer. Torneo de 30 y Copa Argentina. Todo o nada. La gloria recuperada o Devoto inevitable. Hasta lo admitió el propio Arruabarrena en varias de sus apariciones públicas: no ganar tiene la consecuencia de una despedida. Anoche, en el Mario Kempes, dio un paso más: le ganó a Defensa y Justicia y accedió a las semifinales de la Copa, instancia en la que lo espera Lanús.

Es lógico: esa situación que no admite tropiezos genera una presión. Esa que Boca conoce por mandato histórico. Pero que ahora parece multiplicada también por el implacable andar de River en el ámbito internacional. Arruabarrena, en consecuencia, no ofrece ni el más mínimo resquicio de ventaja. Por eso, ante Defensa presentó la mejor versión que tenía a mano, con Tévez incluido. Lo reconocen todos: no es tiempo de guardarse nada.

Y salió a jugar de acuerdo con esa necesidad. Con la idea de posesión y de búsqueda, con Lodeiro de enganche, con Carlitos bien arriba, con los laterales llegando con frecuencia. No salió a estudiar al rival; priorizó no darle respiro. Enfrente estaba Defensa en el partido de sus sueños, con la chance de acceder por primera vez a una semifinal entre los gigantes. Un hito para este club que este año está cumpliendo ocho décadas. Y estuvo a la altura de la circunstancia histórica: asumió el compromiso sin inhibiciones. Y por momentos sorprendió a Boca a partir de un movimiento que realiza desde la llegada de Ariel Holan: jugar, en ciertos tramos, con cuatro delanteros. Ello era la referencia principal en ataque (Sánchez Sotelo) más los tres volantes de ataque (Rius, Tellechea e Isnaldo).

De todos modos, en ese primer tiempo hubo un rasgo que los hizo parecidos: a ambos les faltó profundidad. Pero también hubo una diferencia: Boca tiene individualidades capaces de cambiar cualquier desarrollo en un puñado de segundos. Apareció Calleri, confió en su velocidad ante un pelotazo largo, sorprendió a Arias y el arquero lo impactó dentro del área. Penal en una falta que era para roja, aunque Rapallini no lo consideró así. Tévez -ovacionado por cerca de 40 mil personas-, lo pateó por arriba.

Pero el inicio del complemento tenía reservado un lugar para la revancha y otro para sostener el concepto de la influencia de la jerarquía individual. Arias se equivocó en un intento de rechazo y Tévez resolvió como lo que es: un futbolista de elite. Entonces, llegó el premio del pueblo xeneize: “Carliiiiiitos / Carliiiiitos”. Sí, Carlos volvía a ser Gardel por un rato. Había también espacio para la sorpresa: Defensa tomó el golpe como un impulso. Quiso más ante la adversidad. Y tuvo una virtud relevante en estos tiempos: cuando llegó hizo daño. Como en esa aparición de Bertochi, ya pasada la mitad del segundo tiempo. Pero Boca, al verse necesitado, le volvió a tirar la chapa al rival. Andrés Cubas -siempre impecable- sacó un remate impactante desde 30 metros, puso el 2-1 y generó una ovación que no tendrá olvido para él. Por el golazo, claro. Pero también por su utilidad: rescató a Boca del barro en el que se estaba metiendo.