Atlético de Rafaela 0 - San Lorenzo 1 - Copa Argentina 2014/2015

EL GOL DEL TRIUNFO LO ARMARON ENTRE BARRIENTOS Y CAUTERUCCIO, AMBOS SUPLENTES EN EL INICIO

La gran virtud de San Lorenzo fue su capacidad para cambiar

Una vez que se puso en ventaja, el equipo de Bauza lo reguló con la solidez habitual. Ya está en cuartos de final.

Pisa fuerte. En tierras propias o ajenas. Ya son catorce los partidos consecutivos sin perder que convidan a pensar que no se trata de una simple racha. Este presente de San Lorenzo deja una certeza: el conjunto azulgrana es candidato a todo lo que está en juego. Ayer, aquí, en Santa Fe y por los octavos de final de la Copa Argentina que se disputaron en el estadio de Colón, el equipo de Boedo derrotó a Atlético de Rafaela por 1-0. ¿En dónde estuvo la diferencia entre uno y otro? En el banco de suplentes, ya que desde allí llegaron los dos jugadores que desnivelaron la balanza para un lado: Martín Cauteruccio, el goleador, y Pablo Barrientos, la gran figura.

Una vez que pasaron los minutos en que ambos se midieron el semblante, se notó la presencia de este San Lorenzo puntero del torneo local con la solidez como su concepto más brilloso. Esa presencia futbolística le hizo sacar pecho en esos minutos ante Atlético. Y cuando mejor estaba, con más aplomo y hasta con chances para abrir el marcador, Nicolás Blandi se torció el tobillo del pie izquierdo, en un choque contra Alexander Barboza, en el que no hubo infracción del defensor sino mala fortuna del delantero en la caída. Antes, el ex Boca había resuelto bien una jugada de primera y desde afuera del área que pasó cerca del palo de Werner. Justo Blandi, a quien el técnico había pedido verlo 90 minutos para analizar sus posibilidades, debió ser reemplazado por lesión.

Bauza cambió ficha por ficha: afuera Blandi, adentro Cauteruccio. Y pese a no representar esta sustitución ninguna modificación táctica o estratégica, San Lorenzo entró en un pozo. Tal vez fue porque Atlético se prendió tarde al partido y recién allí se encendió y con pelotas detenidas generó peligro. Con cierta evolución en su juego se acercó a la valla de José Devecchi. Las realidades distintas de los dos equipos en el torneo local -San Lorenzo líder y Atlético de flojo andar- no quedaron expuestas en los primeros 45 minutos, en los que los santafesinos terminaron dejando una mejor imagen (Graciani tuvo el 1-0, pero su cabezazo se fue apenas desviado).

Sin embargo, algo cambió en el partido. Es cierto, está dulce San Lorenzo y eso se siente. Pero endulza su estado con virtudes propias. Bauza metió mano y a los 19 minutos mandó a la cancha a Pablo Barrientos, que se metió en el partido para ser la llave de la victoria azulgrana. Pitu fue enlace y la pieza que necesitaba el mediocampo para no ser tan reiterativo en la búsqueda de Matos, quien salió por el zurdo. Asistió a distancia con un pase exquisito a Cauteruccio y este definió con un remate fuerte a un costado. Y, más tarde, habilitó dos veces más al goleador, que no tuvo la misma suerte de antes. Barrientos volvió a ser el de antes, desequilibrante en el mediocampo y generoso en los últimos metros.

A los cerca de ocho mil hinchas de San Lorenzo que estuvieron en el estadio no les importó si el rival en cuartos de final iba a ser Racing o Atlanta. Lo sabrían más tarde. Ellos, al cabo, se fueron de Santa Fe con una idea en mente: seguir avanzando para tomarse revancha de aquella final de Copa Argentina perdida en 2013, ante Arsenal.