Guaraní (Paraguay) 1 - Racing 0 - Copa Libertadores 2015

PASO EN FALSO DEL CAMPEÓN ARGENTINO DE VISITANTE EN EL ARRANQUE DE LOS CUARTOS DE FINAL

Racing fue timorato y Guaraní se lo hizo pagar

Lució cauto y lo fue aún más tras la expulsión de Lollo. A 5 del final, Benítez anotó el 1-0. La revancha, el jueves.

Ese derechazo de Julián Benítez es una puñalada en el corazón celeste y blanco. Justo en el arco erguido a espaldas de una tribuna decorada con banderas, tapizada de ilusión. Es un gol que grita y merece todo Guaraní. Es ni más ni menos que un castigo para la postura de Racing, que eligió jugar sin la pelota, que sólo se preocupó por cuidar la quintita de Saja aún antes de quedarse con un hombre menos. Si no arriesgó antes de la increíble expulsión de Lollo, ¿por qué habría de hacerlo en inferioridad númerica? Cocca rearmó la defensa, llenó el equipo de volantes y dejó a Bou solitario y sin final. Y perdió la Academia, otra vez ante los paraguayos, que tienen un plus: marcaron goles en todos sus partidos de visitante, ese que le faltó al campeón argentino por su carencia de ambición. Hay revancha en Avellaneda, claro. Pero en el medio está el clásico con Independiente, nada menos.

¿Por qué salió a especular Racing? Recién en el segundo tiempo tuvo mayor decisión. Al menos, en el arranque de esa etapa lo encerró a Guaraní. Alfredo Aguilar demostró todos sus reflejos ante Bou. Sin embargo, apenas fue una luz en el medio de la oscuridad. Enseguida, Cocca prescindió de Milito y apostó a Voboril. Aun con uno menos, ¿no era un partido para la velocidad de Brian Fernández? Después, sumó mediocampistas. Y se olvidó de atacar.

En el primer tiempo, la búsqueda de Racing había quedado reducida a la pelota larga, a esa tentación llamada Bou, al talento de Milito para acomodar las piezas adelante. Pero no hubo conexión arriba. Y cómo habrán sido de flojitos esos cuarenta y cinco minutos que la situación más clara estuvo en los pies del goleador de la Copa Libertadores después de un rechazo de Lollo. Aguilar, con manos firmes, le ahogó el grito.

Fue lo único que produjo Racing en ataque. Después, dejó el control de la pelota en los buenos volantes de Guaraní. Y si el equipo aborigen no logró hacer diferencia en el capítulo inicial, mucho tuvo que ver su falta de profundidad. Toca bien el cuadro que conduce el español Fernando Jubero (que festejó el gol como con bronca contra alguien de la platea). Se mueve con criterio en espacios reducidos, abre la cancha y sorprende por los laterales, pero a veces pierde peso específico en el área, donde se resuelve la historia. Ahí estuvo firme Yonathan Cabral, al menos al principio. Después, sufrió como el resto a Federico Santander. Este es el "9" paraguayo que fue a buscar Luis Zubeldía hace tres años, el que fracasó vestido de celeste y blanco (18 partidos, ninguna flor), pero cosecha elogios en este país, al punto que se critica a Ramón Díaz por dejarlo al margen de la Copa América. Y fue el jugador que más inquietó a los defensores visitantes. Ganó de arriba, aguantó de espaldas y fue criterioso en el circuito de ataque.

En el complemento, después de ese sofocón de los primeros minutos, Guaraní volvió a controlar el juego. Probó de afuera, con Palau, dos veces. Y De la Cruz se lo perdió abajo del arco. Racing, con Grimi de marcador central, aguantaba. Pero a Díaz se le filtraban por todos lados. Hasta que acertó Benítez con una gran maniobra individual y clavó un derechazo cruzado desde el borde del área que entró lejos de Saja. Fue un premio para Guaraní. Fue un sacudón para Racing, que deberá cambiar ya mismo de actitud y tendrá que empezar a ser más audaz. De lo contrario, la Copa será un sueño roto.