Boca 0 - River 0 - Copa Libertadores 2015
SÓLO UN TIEMPO, SIN GOLES Y SIN FÚTBOL
Antes del escándalo, hubo un descalabro futbolero
Boca nunca encontró la fórmula para llegar al arco de Barovero. River controló el medio, pero tampoco llevó peligro.El descalabro criminal -ése que no tiene perdón- llegó después. Pero antes se había desarrollado un descalabro futbolero durante 47 minutos. El anuncio de lo que seguiría lo hizo Daniel Osvaldo a los 49 segundos de iniciado el partido cuando barrió a Carlos Sánchez y se llevó la primera amarilla. ¡Había que jugar! Y ése era el problema. Boca, para torcer el 0-1 del partido en Núñez y tratar de evitar un gol en el arco propio que lo obligaría a marcar tres en el otro. River, para aguantar el supuesto empuje de Boca e intentar acertar alguna contra que le trajera la tranquilidad del resultado cómodo.
El Vasco Arruabarrena buscó algunas variantes en relación con el primer choque. Dos cantadas: Peruzzi por Marín y Osvaldo por Calleri. Y una sorprendente: Burdisso por Torsiglieri. Quizás para buscar mayor temperamento en los roces y algún cabezazo ofensivo. Gallardo decidió cubrir la ausencia obligada de Teo Gutiérrez con el Pity Martínez. Y mostró un planteo novedoso: un único delantero real, pero acompañado con dos volantes-extremos. Martínez por la derecha y Driussi por la izquierda. Con el compromiso, éstos, de retroceder.
Y empezó a rodar la pelota. De un lado para otro. La impotencia de Boca para elaborar jugadas de ataque quedó desnuda muy rápidamente. La pelota pasaba de Burdisso al Cata Díaz en la iniciación. Y ellos fueron quienes más la tuvieron. Burdisso salía con un pelotazo sin destino fijo. El Cata se animaba a llevarla un trecho. Pero no había movilidad en los otros para mostrarse y recibirla. La tensión parecía paralizarlos. Sólo pudieron elaborar una jugada Pavón y Osvaldo. Una sola jugada coherente. Y el remate del centrodelantero desde lejos fue contenido por Barovero.
River tampoco aportaba juego asociado. Los intentos individuales de Martínez y Driussi desembocaron en algunos tiros de esquina a favor. Un enganche de Driussi terminó con un zurdazo que resultó alto. En el medio, Kranevitter y Ponzio anulaban los tibios intentos de Meli, Gago y Pablo Pérez. Semejaba a una enemiga la pelota. La obligación de llegar al gol la tenían los locales, claro. Pero nunca encontraron un camino coherente en ese primer tiempo. A la amonestación de Osvaldo siguieron las de Gago, Mammana, Pablo Pérez y Pavón. Con buen desempeño del árbitro Darío Herrerra. Todo era nerviosismo, pelotazos, fricciones, simulaciones.
Nada de fútbol entre los máximos representantes del fútbol argentino. La impotencia de Boca en el campo empezó a irradiar impaciencia a las tribunas. Hasta que llegó el final de la etapa. Tras el tenso descanso ingresó Boca. Con Lodeiro preparado para integrar el equipo. Hasta que salió Barovero desde la manga con la mano en alto para advertirle al árbitro sobre la grave situación que vivían sus compañeros por la agresión salvaje. Sobre el verdadero descalabro que tuvo en vilo al estadio entero durante más de dos horas. Y el fútbol argentino quedó, otra vez, gravemente herido.