Tigres (México) 2 - River 2 - Copa Libertadores 2015
PUSO EL ALMA EN MÉXICO Y SU ESPERANZA SIGUE VIVA
Alivio de River en la Copa con el 2-2 sobre la hora
Perdía con Tigres y lo empató en el final. Ahora necesita vencer a San José y que Aurich no les gane a los mexicanos.River parecía roto, deshecho, casi sin chances. Y, de repente, resucitó. Cuando no quedaba nada, en el peor momento. Cuando Tigres lo había puesto en la cornisa de la eliminación en esta Copa Libertadores. Lo saben todos, sin embargo: tras el 2-2 de anoche, ya no depende de sí mismo. Lo entienden todos: tendrá que ganar ante San José de Oruro, en el Monumental, y esperar que no triunfe Juan Aurich ante Tigres, en Perú. A una fecha del final del Grupo 6, el equipo de Gallardo sigue en la máxima competición continental, pero incómodo, con la necesidad de rezarles a los mexicanos.
A River la fatalidad le golpeó una vez más la puerta. En la primera llegada seria, Tigres se puso en ventaja y en esa misma jugada se lesionó Leonardo Ponzio. Sí, justo cuando el equipo de Marcelo Gallardo empezaba a hacer pie en la cancha a través del control de la pelota.
Por más que se haya parado con un esquema más ofensivo al que empleó cuando visitó el Monumental, Tigres tuvo la postura de esperar, darle la pelota a River y aguardar el momento justo para contraatacar, con Guido Pizarro y Arévalo Ríos como ejes, tratando de explotar las bandas.
Después de convertir el gol, River se mostró nervioso y Tigres lo provecho para bajar el ritmo, con marca y fricción permanente. Y River se fue cayendo con el correr de los minutos. La pelota ya no circuló como pretende su entrenador y el arco de Nahuel Guzmán le iba quedando cada vez más lejos.
A la pierna fuerte de Tigres River le respondió con pelea en vez de juego, entonces el partido se picó. Hubo cruces entre Teo Gutiérrez y Guzmán y entre Jonatan Maidana y Rafael Sóbis. Y Teo después le pegó a la pasada a Arévalo Ríos.
El partido se jugaba al ritmo que imponían Pizarro y Arévalo Ríos, manejando los hilos. Y River equivocaba el camino centralizando el juego. Sánchez se cerraba constantemente para ayudar a Kranevitter en la batalla contra el doble cinco del equipo mexicano. Pero River no hacía pie y parecía perdido en la cancha. Y cuando Tigres se decidía a atacar encontraba resquicios por las bandas.
Gallardo buscó variantes en el segundo tiempo con los ingresos de Pity Martínez y de Mayada. Pero la mejoría fue sólo espasmódica, en ese comienzo de entusiasmos. Siempre, Tigres supo lo que quería, lo que buscaba. Y a los 23, con un estupendo contraataque, el equipo mexicano estableció el segundo. Curiosidad o no tanto, la terminó empujando Damián Alvarez, un ex River. Como para completar esta suerte de maldición en la Copa.
Lo que continuó fue un asombro tras otro, un vertiginoso camino rumbo al inesperado milagro. El River sin respuestas encontró en ese ratito final dos goles que terminaron dejando la sensación de que la posibilidad de acceder a los octavos de final sigue latiendo. Primer, resolvió bien Teo Gutiérrez; luego, ya casi sobre la hora, Mora ejecutó de manera implacable una asistencia del colombiano. Lo mejor de River terminó siendo ese desenlace. Dos gritos. Apenas eso. Todo eso...