Mineros (Venezuela) 3 - Huracán 0 - Copa Libertadores 2015
EL EQUIPO ARGENTINO SUFRIÓ LA PEOR DERROTA DE UN VENEZOLANO EN LA HISTORIA DEL TORNEO
Huracán terminó goleado y con el sueño roto por Mineros
El colombiano Zamir Valoyes conquistó dos goles en el primer tiempo. Acosta amplió en el complemento.
El sueño naciente de Huracán se quedó hecho pedazos bajo el cielo de Venezuela. Huracán debía ganar para seguir en la Libertadores. Enfrentaba a un rival eliminado, de un país sin tradición, este Mineros que poco venía ofreciendo en esta edición. Pero no. El Globo de Newbery brindó la peor de sus versiones en el momento más decisivo. Sí, perdió por goleada. Al cabo, un 30 que lo dejó eliminado, vacío, sin nada, roto. Así, se consumó la peor derrota de un equipo argentino frente a uno venelozano en toda la historia de la Copa Libertadores.Lo sabían todos. Huracán se jugaba en esta semana buena parte de este 2015 de regreso al gran escenario. Tras aquel mágico final del año pasado (con el título en la Copa Argentina y la vuelta a la A, en ese desenlace bravo frente a Atlético Tucumán), tenía ahora una chance histórica: llegó a Puerto Ordaz con su equipo de gala para ganar y acceder a los octavos de final. Había guardado a los titulares en el torneo, había pensado el partido como una final en la antesala de otra final (la del sábado ante River, por el título de la Supercopa Argentina)...
Pero no lo jugó como tal en ese primer tiempo en el que se pareció a un equipo dubitativo, incómodo, sin esa intensidad con la que puso de rodillas al Cruzeiro en el Palacio Ducó. A los 9 minutos ya perdía 10 por ese cabezazo de Valoyes en el área chica, tras el centro de Peña. Y ese gol, además de un golpe, se pareció también a un síntoma: Huracán no estuvo a la altura de las circunstancias en ese comienzo del encuentro. Le faltó esa impronta de equipo guerrero que ofreció en otras ocasiones decisivas.
Ya en desventaja fue tras los pasos del empate. Tuvo la pelota, pero careció de precisión. Quiso, pero no pudo. Intentó por los costados y por el centro, pero perdió regularmente en ambos sectores. Generó un puñado de situaciones desprolijas, a los tropiezos. Discutió dos offsides mínimos por goles mal anulados (uno debía ser gol; el otro, bien sancionado), reclamó penales (uno muy claro a Ramón Abila)... Todo en el contexto de su falta de claridad. Para colmo, en un contraataque precioso, otra vez Valoyes estableció el 2- 0. Era el principio de un final inesperado.
Intentó más Huracán en el segundo tiempo. En el vestuario, el técnico Néstor Apuzzo ofreció dos cambios para atacar: adentro Cristian Espinoza (tras su lesión en el seleccionado Sub 20) y Agustín Torassa, afuera Lucas Villarruel y Eduardo Domínguez (éste lesionado). Todo en nombre de dar vuelta una historia que no había sabido escribir el Globo de Newbery en el primer tiempo.
Más allá de los nombres y de su distribución en el campo de juego, Huracán siguió siendo confuso. No encontró aquella mágica claridad del debut copero en Lima (4-0 ante Alianza), tampoco tuvo el carácter de otras ocasiones relevantes. Fue y chocó. Buscó y perdió. Intentó y se desvaneció ante un rival que parecía jugarse mucho más que lo que la tabla de este Grupo 3 indicaba.
Ese gol de Rafael Acosta, a los 20 minutos del complemento, fue la sentencia final. Ya no había entonces lugar para Huracán en esta Copa Libertadores. La pretensión enorme de protagonizar entre los gigantes del continente se deshizo cuando estaba naciendo. Apenas eso. Todo ese dolor. El de un final inesperado.