Huracán 0 - Alianza Lima (Perú) 0 - Copa Libertadores 2015

IGUALÓ SIN GOLES CON ALIANZA LIMA EN PARQUE PATRICIOS Y CLASIFICÓ AL GRUPO 3

Huracán disfrutó de lo que cosechó una semana atrás

Ganó el repechaje y volverá a jugar en la zona de grupos de la Libertadores después de 41 años.

Ya está. Asunto terminado. Huracán cumplió con el trámite reglamentario de jugar un desquite con resolución cantada y ahora sí: después de 41 años volverá a jugar una fase de grupos de la Copa Libertadores de América.

El 4-0 de hace una semana en Lima condenó a la revancha a la nada. O poco menos, porque para el equipo de Néstor Apuzzo se transformó en una práctica de pretemporada, oportuna en esta ocasión como para ir ajustando detalles con vistas a Unión de Santa Fe, cuando el domingo venidero se dé otro gustazo: el de retornar a Primera.

Si desde el vértice del resultado la misa estaba dicha, qué decir desde las enormes diferencias que existen, colectiva e individualmente, entres estos jugadores argentinos y los que componen el plantel de Alianza Lima. Exactamente la misma que reina entre la Argentina y Perú cuando se enfrentan las selecciones nacionales, cualquiera sea la categoría.

El Globo empezó como para volver a despachar fácilmente a su oponente. Apenas un minuto de jugo y el cabezazo de Domínguez rebotó contra un palo tras el desvío de Forsyth. Tal como sucedió la semana pasada, los defensores peruanos parecían apostar a quién marcaba menos y sólo el arquero sostenía un 0-0 que la muchedumbre presente pretendía quebrar de cualquier manera. Torassa dilapidó un mano a mano, Abila gambeteó a destajo y su zurdazo se escapó por arriba y Torassa exhibió sus limitaciones para definir al no mandar a la red una brillante combinación de Toranzo-Abila-Romeo Gamarra.

Mientras uno atacaba y el otro no tenía ni una idea clara como para cruzar la mitad de la cancha con una pizca de jerarquía, el partido entregaba un puñado de certezas. Como que Huracán tiene el estilo Apuzzo estampado en el pecho y como elogio debe decirse que pueden reconocerse conceptos similares a los que impuso César Menotti en aquella gloriosa formación del 73 o los que enarboló Angel Cappa en aquel equipo que se cruzó con Vélez y Brazenas en Liniers.

Este Huracán, como aquellos dos, necesita la pelota para sentirse vivo. A continuación, cuidarla es como una militancia. El control se convierte en patrimonio y apuntar hacia el arco de enfrente formar parte esencia de su realidad.

Si anoche no ganó fue porque Forsyth se reivindicó demostrando que lo sucedido hace una semana formó parte de su noche negra. Es verdad que el palo lo salvó en ese disparo de Abila que golpeó en el palo, pero él se ganó la condición de figura evitando goles cantados ante Abilla y Romero Gamarra.

Están sucediendo cosas buenas por Parque de los Patricios y Huracán tiene todo que ver en la gigantesca felicidad que irradia su gente. Dos desafíos tiene a la vista y en ambos pondrá mucha en juego. Asentarse en Primera y confirmar que tiene con qué plantársele a San Lorenzo es el gran objetivo. Demostrar que su presencia en la Copa Libertadores es más que una golondrina de verano está apenas un peldaño debajo.