Boca 1 - Vélez 0 - Desempate Copa Libertadores 2015
DESEMPATE COPA LIBERTADORES 2015
Boca, en la Copa; Vélez, con las manos vacías
El equipo de Arruabarrena entró en la fase de grupos con el gol que hizo Colazo desde fuera del área en el primer tiempo. Estudiantes, al repechaje.Dicen que en la última noche en Mar del Plata hay que besar o besar. Eso cuentan los pibes, que después de la previa apuntan las flechas de un Cupido urgente a los boliches de la costa. Y Boca, que de amores continentales sabe y mucho, se fue de La Feliz con el gusto de los que pueden contar hazañas frescas en el viaje de vuelta. Así, ganó la mina deseada ante un Vélez de ocasión. Boca, al cabo, ganó, gustó y besó.
“La intensidad no se negocia”, reza una de las máximas de Arruabarrena. Y ayer, en la noche marplatense, Boca le hizo honor a su DT. Con la misma presión alta con la que salió a jugar ante River en el primer Superclásico de 2015, el conjunto del Vasco buscó comerse a su rival desde el arranque, con un Juan Manuel Martínez que arrancó el partido con toda la energía propia de una larga inactividad (no jugaba desde noviembre del año pasado, cuando fue lesionado por Leonel Vangioni). Boca fue mejor que Vélez, más allá de que no haya podido trasladar esa superioridad en situaciones de peligro.
Es que en la virtud de los dirigidos por Arruabarrena también radica un defecto: en el vértigo de presionar constantemente, se desordena demasiado y es desprolijo, a tal punto que le costó organizar sus ataques y hasta los primeros 30 minutos sólo tuvo una situación de peligro, en la que Sebastián Sosa le contuvo el remate a Jonathan Calleri. Eso sí, cuando Boca encontró la calma que tanto necesitaba, llegó a su objetivo: Nicolás Colazo se sumó al ataque y sacó un zurdazo soñado que se metió en el ángulo izquierdo de Sosa. Boca se acomodó con la ventaja, aunque el Burrito Martínez bajó su nivel. Fue en ese momento cuando aparecieron Carrizo y Calleri, uno por afuera y otro por el centro, para aportarle frescura al ataque.
¿Y Vélez? Más allá de las incorporaciones de Pellerano, Somoza y Pavone, se notó que le falta jerarquía y solidez al conjunto de Miguel Angel Russo, que contó con varios pibes, sin tanto rodaje. En este sentido, los de Liniers extrañaron -y mucho- a Lucas Pratto, recientemente transferido a Atlético Mineiro de Brasil. Es que para Vélez, el Oso no era sólo goles, sino también una idea de juego y una cuota de talento capaz de resolver un partido en una jugada. El dato ayuda a entender todo esto: en la primera etapa, Vélez apenas tuvo una chance clara de riesgo a su favor, pero el remate de Asad se estrelló en la base del palo.
El segundo tiempo fue algo parecido a un trámite para Boca, que terminó llevándose la victoria gracias a su experiencia y su oficio. Cuando su equipo más lo necesitaba, apareció Gago para aportar calma en el mediocampo, y también crecieron las figuras de Daniel Díaz y Burdisso, los dos defensores centrales, que más allá de algún desacople en el inicio del encuentro redondearon un buen partido. No pasó sobresaltos Boca en el complemento, aunque también es cierto que tampoco llevó demasiado peligro al arco de enfrente. Es que los de Arruabarrena se sienten más cómodos cuando les toca presionar que cuando deben administrar el juego. Vélez, en tanto, mejoró un poco con el ingreso de Cáseres, que le aportó cambio de ritmo al ataque, pero sin demasiada relevancia.
Boca logró ese beso deseado en la noche de Mar del Plata. Y ahora tiene la Copa Libertadores para enamorarse.