San Lorenzo 2 - Auckland City 1 - Mundial de Clubes 2014
SAN LORENZO RECIÉN ESTUVO A SALVO EN EL SUPLEMENTARIO, CUANDO SE PUSO 2-1
El equipo sufrió
Jugó un mal primer tiempo ante el modesto Auckland, levantó en el segundo pero tuvo que ir al alargue para ganar.Cuántas coincidencias con esa final de la Libertadores en el Gasómetro, en aquella noche helada de la consagración contra el modesto Nacional paraguayo! Aquella vez, cada pelota era una bola de fuego para San Lorenzo porque era una decisión para acercarse a la historia. Tenía toda la responsabilidad. Había una multitud ardiente aguardando la coronación. Casi todo como aquí ante el semiamateur Auckland City. Si se quedaba en el camino era un papelón. Saltar a la final más deseada de su vida era la misión que no podía dejar de cumplir. Y a este San Lorenzo le pesó ser súper favorito. Es una sensación aceptada por varios futbolistas. De otro modo, no se entiende semejante padecimiento.
Observar las prácticas es una ventaja. Permite entender qué solicitó el técnico y qué aplicaron o no sus futbolistas.
Bauza había pedido con insistencia en los ensayos que hubiera una presión alta, con la defensa casi parada en la mitad de la cancha. Sin embargo, resultó San Lorenzo un equipo demasiado largo.
Había reclamado el Patón circulación de pelota. Moverla sabiendo que habría una telaraña por el medio difícil de penetrar. Pero los defensores vivieron revoleándola. No impuso presencia el triple 5 de Mercier, Kalinsiki y Ortigoza. Quedó aislado Cauteruccio.
Había insistido Bauza con las sociedades por los costados en los entrenamientos, pero casi nunca prosperaron las fórmulas externas, con Buffarini-Verón por la derecha y con Mas-Barrientos por la izquierda. Por algo en ciertos pasajes cambiaron de banda Verón y Barrientos.
Cuando San Lorenzo logró encadenar cuatro pases seguidos y unirlos a una aparición por afuera con sorpresa, pegó el primer grito. El tema es que tardó 45 minutos en conseguirlo. Ahí se juntaron Buffarini, Verón y Mas con un lindo desborde hecho gol por Barrientos.
Ni siquiera despertó San Lorenzo con lo significa pegar un golpe así en el cierre del primer tiempo. ¡Ideal para calmarse y liquidar al rival! Tanto quiso congelar el partido San Lorenzo que se durmió, perdieron las espaldas los volantes, el argentino Tade la dejó pasar, la bola se filtró entre Yepes y Mas y Berlanga igualó. Insólito. Ahí otra materia desaprobada: el error cero, pregonado por el DT y por Romagnoli, quedó demasiado lejano.
Los cambios rescataron a San Lorenzo. La luz de Romagnoli, inclusive en baja tensión, contrastó con la oscuridad de Verón. Y Matos le agregó presencia en el área, al ingresar por Kalinski derivando el 4-4-1-1 en un 4-4-2 algo más clásico. De todos modos, no alcanzaba para inquietar a los correctos neocelandeses. El latigazo en el palo de Cauteruccio fue la única ilusión peligrosa.
San Lorenzo debe agradecerle al argentino Tade por ese mano a mano que tiró afuera en forma insólita, tras error del frágil Yepes, y que le dio otra chance en ese alargue en el que de nuevo surgió Matos con un gol trascendente. Faltaba el palo de los milagros en el tiro de Payne, como para creer que el Papa estaba ayudando.
De Francisco y de todas las coincidencias imaginadas a favor, necesitará San Lorenzo contra el Real Madrid. Deberá cambiar la cabeza, además. Necesita liberarse para alejarse de una derrota impactante y para observar una lucecita de ilusión. El gigante lo espera.