San Lorenzo 3 - Botafogo (Brasil) 0 - Copa Libertadores 2014
Milagro con estilo propio
Fiel a su historia, antes de gozar, San Lorenzo sufrió al extremo y dibujó imágenes únicas.
Por qué festejan tanto? ¡Que agarren rápido la pelota que nos falta hacer un gol! El grito del hincha en plena Platea Sur de un Nuevo Gasómetro afiebrado de casualidad lo escuchan un par de personas a su lado, que no entienden por qué el 2 a 0 que acaba de convertir Piatti, de zurda, no sirve para nada. Mucho menos se acuerdan del 1 a 0 que hizo Villalba en la primera parte.Sacan cuentas entre la euforia los cuervos. Se dan vuelta, se miran, tratan de explicarle a los más chicos (hijos propios y ajenos) qué es lo que le falta a San Lorenzo para pasar a 8vos de final de esa obsesión llamada Libertadores. Preguntan los hinchas. Creen que todo aquel que tenga un auricular en la oreja tiene que saber cómo está el partido en Chile entre Unión Española e Independiente del Valle.
“Ganan 3 a 1 los ecuatorianos”, avisa una voz desalmada a la que no parece importarle la salud de los corazones azulgranas. En el césped, Campagnuolo le avisa a Bauza que así como está el partido, con San Lorenzo dominando, con Mercier como patrón, con Buffarini dejando la piel y con Piatti iluminado, no alcanza.
El DT elige no decir nada. Pero a los jugadores les gana la duda. Entra Cavallaro y le cuenta a Matos que hay que hacer otro gol porque del otro lado de la Cordillera gana Independiente 3 a 2. Un alcanzapelotas le dice a Torrico y el arquero le sopla a Buffarini. Es todo nervio.
De golpe, el estadio festeja. En Chile ahora está 4-3 la U y hay que cuidar la pelota. Increíble. Lo rápido se vuelve lento. “No sabíamos si atacar o defendernos”, contaría después el colombiano Valdés. La paz, igual, dura nada: los ecuatorianos lo dan vuelta y ahora ganan 5 a 4. En la platea se acuerdan de “los chilenos”, que pasan de ser hermanos latinoamericanos a traidores. Todos sospechan lo peor.
La cancha se altera. Entran Elizari y Navarro (“no tenía más delanteros para poner”, diría Bauza luego) pero Matos erra el gol tras eludir al arquero. Se agarran la cabeza y la popular ruge porque aseguran que “los partidos se ganan dentro de la cancha y acá en los tablones”. Romagnoli, suspendido, lo vive como un hincha más pegado al banco.
Ya se termina y Botafogo no puede (o no quiere) y San Lorenzo lo aplasta. Matos habilita y corre Piatti, que define abajo pero le sale arriba. Travesaño y gol. Y delirio para esas gargantas que no emitirán sonido en el jueves de paro de tanto gritar. Igual falta: termina en Boedo pero sigue en Chile. Los jugadores se juntan y aplauden, la popular canta y desde las cabinas de transmisión giran los televisores para que la platea lo sufra en directo y en alta definición. Entonces llega el final y San Lorenzo, milagroso, se clasifica. Agradecen al Papa Francisco, a Piatti, a Correa y todos los Santos. “Nos van a tener que matar para sacarnos de la Copa”, dice Bauza. Los cuervos, casi infartados, coinciden con él.