Sporting Cristal (Perú) 2 - Tigre 0 - Copa Libertadores 2013
TIGRE PERDIÓ SU SEGUNDO PARTIDO DEL GRUPO 2 ANTE SPORTING CRISTAL POR 2 A 0
Otro golpe en Lima que complica más el panorama
El equipo de Gorosito se mostró cauteloso y no reaccionó cuando quedó en desventaja.
Otro disgusto. Otra mancha para un Tigre que no puede pensar en el fútbol cuando su barra se disputa un poder (o vaya a saber qué) a través de los tiros. Un Tigre que, con sólo dos fechas disputadas en esta Copa Libertadores (dos derrotas), ya se siente extrañamente eliminado (ayer, por ejemplo, Néstor Gorosito mezcló titulares con suplentes). En la calurosa Lima, el presente oscuro no se aclaró ni un poquito. Y Sporting Cristal, ajeno a los episodios de violencia que se llevaron a cabo en Victoria, aprovechó la situación en el campo de juego.Lo superó desde el primer pitazo hasta el último. Le hizo apenas dos goles porque la puntería no fue la mejor virtud de los delanteros locales. El conjunto peruano también lo ganó desde las intenciones. Tigre intentó aproximarse con el arte de lastimar sin la pelota o con el milagro de lastimar sin la pelota.
Esperó al rival. Lo dejó avanzar. Lo dejó jugar. La consecuencia: el sufrimiento -el futbolístico, está claro- contra un Sporting Cristal que atacó con un movedizo Irven Avila por derecha, y con un movedizo Junior Ross por izquierda; con la presión de Jorge Cazulo y de Carlos Lobatón para ganar la mayoría de los balones que circulaban por la mitad de la cancha; y, sobre todo, con un inteligente Renzo Sheput. Fue precisamente el 10 , dueño de cada pelota detenida, el que abrió la cuenta tras un hermoso tiro libre en el que Damián Albil se quedó congelado .
Es cierto: los ingresos de Rubén Botta y Agustín Torassa (por Ramiro Leone y Cristian Ivanobsky) adelantaron al visitante en la cancha. Poco sirvió: a los 12 minutos del segundo tiempo, Lobatón puso el 2 a 0 tras una mala salida de Albil. El segundo tanto llegó, quizá, en el peor momento del local, aunque bien justificaba lo sucedido en la primera etapa.
A partir de ese entonces, casi todo fue de los dueños de la casa. La diferencia pudo ser mayor, sobre todo, cuando Nicolás Martínez ocupó el arco tras la justa expulsión de Albil.