Bolivia 1 - Argentina 1 - Eliminatorias Brasil 2014
LA SELECCIÓN BORRÓ LA IMAGEN DEL AQUEL 6-1 EN CONTRA DE 2009 Y MERECIÓ LLEVARSE MÁS QUE EL 1-1 FINAL
Argentina firmó la paz con la altura
Le dio el lugar justo a los 3.650 metros: sin exagerar y sin subestimar. Y dejó una verdadera sensación de equipo.Se trató de un empate a la altura de una victoria. Y si hubiera sido derrota por algún imprevisto, el concepto no se habría modificado. Argentina supo resolver esas complejidades que siempre se disparan aquí, a 3.650 metros sobre el nivel del mar, donde se precipitan los ahogos, donde escasea el oxígeno, donde las piernas no responden igual que en el llano. Tanto Sabella como Messi y compañía demostraron que son capaces de manejar una situación especial, sin temblar en el momento de alterar esquemas, nombres y actitudes. Ellos, el técnico y los jugadores, ganaron.No hay que sonrojarse por armar un esquema cauteloso frente a un escenario excepcional. La grandeza no se recorta por observar una realidad adversa y por intentar combatirla desde un lugar diferente al habitual. No se traiciona ningún estilo. Se actúa con inteligencia ante una dificultad extrema. Sabella encarna ese concepto y preparó el partido con sensatez, sin exagerar ni subestimar a la altura, sin dejarse cautivar por esta Bolivia que ya no logra sacarle el jugo a la altura como en otras épocas, por algo su cosecha de local no supera el 50 por ciento de los puntos.
Acertó el técnico en saltar del 4-3-3 al 5-3-2. No se equivocó en la modificación multitudinaria de apellidos, con mayoría de futbolistas frescos y con apenas tres sobrevivientes de la goleada a Venezuela: Romero, Mascherano y Messi. Y tampoco falló en la estrategia: no regalar espacios entre defensores y mediocampistas, regular energías no abusando de recorridos largos y replicar con hombres livianos y veloces. A ese aporte en la planificación le adosó Sabella un buen cambio a los 15 del segundo tiempo: sacó a Banega, amonestado, para no exponerlo a la expulsión e incluyó a Ponzio.
No sólo por Sabella esta Selección transmite tranquilidad. Se respira un clima interno óptimo, ejemplificado en la solidaridad de cada futbolista para ayudar al compañero en cada escena de juego. Así las individualidades se potencian, inclusive en ocasiones complicadas como la de ayer. Entonces, se ve a un equipo verdadero.
Todo, por supuesto, se facilita con la riqueza de los jugadores. Pareciera que Di María hubiera nacido en esta misma ciudad, muy cerca del aeropuerto, en El Alto, donde la altura es de 4.200 metros. Es que voló por el Hernando Siles como si fuese un paceño más. Clave para el planteo elegido por Sabella. Vital para oxigenar a todos. Gambeteó, desbordó, provocó faltas cerca del área, llegó a cabecear. Un despliegue colosal, apoyado desde un poco más atrás por el mejor Mascherano.
Se sabe que Messi sufre en La Paz. Sin embargo, dosificó y, con su capacidad para administrar cada momento, supo trascender. Armó la jugada del gol, abriéndosela a Clemente, quien tiró el centro cabeceado por Banega. A Leo, eso sí, le faltó el gol: dos veces estuvo cerca sobre el final, en un mano a mano y tras un centro de Di María, pero las piernas del mejor ya estaban abatidas. Igual completó otra vez los 90 minutos, mensaje de excelente capitán, que marca el camino. Messi siempre está.
Repitió Banega que es una muy buena alternativa de recambio en el medio. Palacio fue el paradigma del sacrificio, al servicio de la idea, aunque se nubló ante el arquero cuando estaban 0 a 0. Si Rodrigo hubiera convertido...
Argentina sólo sufrió en los primeros 25 minutos, cuando Bolivia tuvo calma y precisión para mover la pelota. Y si Marcelo Moreno Martins cabeceó al 1 a 0 fue porque Campagnaro, en ese centro de la derecha, vio cómo la redonda lo sobraba. En ese lapso de dudas, surgió otro elemento crucial para cualquiera que ostente pretensiones máximas, como Argentina: el arquero. Romero volvió a sacar chapa en un cara a cara con Diego Bejarano y en un par de tiros desde afuera. Más tarde, cuando Bolivia se había desinflado, Chiquito bajó cada centro con serenidad total.
De todos modos, Argentina siempre instaló la sensación de que podía golpear de contraataque, inclusive en los tramos en que padeció mayor acoso. Esa percepción, eso sí, se acentuó en la última hora de juego. Aparte de esas dos chances sobre el epílogo de Messi, el arquero Galarza vaya si trabajó. Voló para negarle el segundo a Banega (tras gran pared devuelta de taco por Di María) y para desviarle un tiro libre a Leo.
Al cabo, el empate tuvo altura de victoria porque Argentina mereció ganar. Brasil 2014 está ahí. Bolivia no es medida, pero La Paz sí. Y la Selección solucionó un problema evidenciando otros recursos.
Vale ilusionarse. Hay genio. Hay jugadores. Hay técnico. Hay equipo.