Perú 1 - 1 Argentina - Eliminatorias Brasil 2014
ARGENTINA CONTINÚA COMO ÚNICO PUNTERO
La Selección jugó mal, sufrió mucho, pero se trajo un empate
El equipo de Sabella mostró una pálida imagen. El arquero Sergio Romero le atajó un penal a Claudio Pizarro. Zambrano abrió el marcador y la igualdad la marcó Higuaín.Alejandro Sabella -proclive a la prudencia y a los gestos cuidados- tenía fastidios en la cara. Argentina no jugaba bien, empataba con Perú y el segundo tiempo se vivía con angustia en el banco visitante. En ese detalle, en esa escena, quedó retratada la actuación del equipo. El 1-1 lo dejó como único puntero de las Eliminatorias, pero también tuvo otros significados no tan gratos: fue la peor actuación de la Selección en el año y resulta un llamado de atención para el futuro inmediato.No fue sencilla la excursión de la Argentina por Lima. No hubo una marca personal -a lo Reyna- sobre Lionel Messi, pero sí hubo presión del equipo peruano en cada sector del campo de juego. Con una premisa: no jugar muy cerca del arquero Raúl Fernández. Tal vez por eso, o por la prolijidad en el traslado, o por la constancia para recuperar la pelota, el conjunto local disimuló la diferencia que la jerarquía de los nombres sugería.
Fue astuto y audaz Perú. Se animó cuando tuvo la pelota, la manejó con criterio y sin inhibiciones. Le faltó aprovechar sus mejores momentos en el partido. Por ejemplo, esa jugada inaugural: a los 85 segundos el árbitro Wilmar Roldán sancionó el penal más rápido de la historia de las Eliminatorias. Clara falta de Angel Di María a Jefferson Farfán. Pateó Claudio Pizarro del medio hacia la derecha y atajó, sólido, Sergio Romero. Una intervención con historia: la última vez que un argentino atajó un penal en las Eliminatorias había sido hace más de medio siglo (Amadeo Carrizo a Chile, en 1957).
Esa circunstancia favorable no le sirvió como impulso al equipo de Alejandro Sabella. Perú no acusó el golpe y siguió en su búsqueda. Y mostró un rasgo propio del ciclo Markarian: trabajo en las pelotas paradas. El gol, a los 22 minutos, llegó como consecuencia de una jugada ensayada. Pelotazo sorpresivo de Rinaldo Cruzado desde la mitad de la cancha, aparición veloz por la derecha de Luis Advíncula, centro y toque al gol de Carlos Zambrano. Uno a cero. No tenía nada que ver con la casualidad el resultado parcial. Era el producto de lo que el campo de juego mostraba.
Argentina no tuvo un buen rendimiento en lo colectivo. No fue capaz de hacerse dueño de la pelota, no brindó garantías de seguridad (sobre todo en el costado izquierdo de la defensa) y no generó llegadas acordes a sus antecedentes cercanos (un promedio de 3,4 goles por partido en 2012). Sucedió algo peor: esta vez, les costó más a las individualidades prevalecer y rescatar al equipo. Sin embargo, a pesar de esas dificultades, Argentina encontró un camino para acceder a ese empate que no tenía mucho que ver con el desarrollo del primer tiempo. Fue una jugada aislada: pelotazo de Federico Fernández, desborde y pase de Ezequiel Lavezzi y remate implacable de Gonzalo Higuaín.
Tampoco el segundo tiempo ofreció una Argentina mejor que en esa primera mitad de contratiempos y tropiezos. Quedó una impresión: Perú jugó como debió haber jugado la Argentina. Con interés por la construcción del juego, con intensidad en nombre de la victoria. Pero no. Nada de eso pasó. Argentina estuvo en varios tramos en la cornisa de la derrota. Un poco por Romero y otro tanto por el amparo del azar y la imprecisión de su rival accedió a un empate que lo dejó con la certeza de ser líder y con la incomodidad de que su juego genera ciertas dudas