Boca 2 - 1 Unión Española (Chile) - Copa Libertadores 2012

LE GANO 2-1 A UNION ESPAÑOLA SIN JUGAR BIEN Y CON UN GOL EN EL ULTIMO MINUTO

Boca daba un paso en falso y recién al final pisó firme

Ganó, pero la pasó mal y el gol recibido puede pesar en la revancha. Silva, de cabeza, salvó la noche.

Ocho son los peldaños que le quedaban en la escalera hacia la Copa: ahora a Boca le quedan siete... Alzó el pie anoche y subió el primero. Con zozobra. A puro suspenso. Meta corazón nomás. De a ratos hubo lujos; por momentos, overol. Ganó a lo Boca sobre el final y dio el paso inicial en casa, con golazos de Riquelme y de Silva, pero de ninguna manera se garantizó la estadía en cuartos de final: el gol de Jaime asustó por ese 1 a 1 transitorio y allá en Chile, dentro de siete días, puede pesar. No fue la ida más tranquila para Boca, pero la fiesta se disfrutó y mucho. Tampoco fue la noche traicionera que pudo haber sido. Boca ganó. Boca sube. Boca quiere. ¿Boca va? Empieza a ir...

Lo que mostraron en el primer tiempo justificó claramente la presencia de ambos en este tramo decisivo de la Copa Libertadores. Los dos jugaron para el aplauso. Y, en consecuencia, sucedió una curiosidad: Boca mereció ganar pero la Unión Española de Chile no mereció perder.Fue un desarrollo de ida y vuelta, con llegadas de los dos lados. Con un equipo visitante despojado de inhibiciones y capaz de jugar con tres delanteros bajo el cielo de La Bombonera. Y Boca, más allá de algunas imprecisiones en el comienzo, jugó bien y generó ese juego que ocasionalmente se le reclama.

El gol, a los 25 minutos, fue la perfecta demostración de esa versión valiosa del equipo de Falcioni: Erviti inició la jugada, abrió para la derecha para Ledesma, quien la cruzó a la izquierda para la llegada de Clemente Rodríguez. Desde allí, llegó la definición: toque de primera para Riquelme, pase de derecha para Cvitanich, pared con el diez, quien definió con un zurdazo cruzado. Uno a cero. No cambiaron las particularidades del encuentro tras el gol. Continuó el protagonismo repartido y también siguieron las llegadas.

Ese último tramo del primer tiempo resultó, por eso, también atractivo. Pudo haber aumentado Boca, quien contó con la solidez de Juan Manuel Insaurralde y una valiosa actuación de Cvitanich. Pudo haber empatado la Unión Española, que se animó a sumar incluso más gente en ataque. En el segundo tiempo, con la ventaja, Boca corrió un riesgo sin necesidad: se dejó estar, cedió espacios. Y, en consecuencia, padeció a un rival con capacidad de destrucción (un detalle lo contaba: había convertido goles en cada partido como visitante en esta edición de la Copa).

Le costó a Boca sobre todo porque el hasta entonces influyente Riquelme participó poco y la Unión Española se adueñó de la pelota. Esa modorra propia, Boca la pagó con el empate ajeno (error de Franco Sosa en el rechazo de cabeza y definición de Jaime). Ese grito del equipo chileno resultó un cachetazo para Boca. Y con ese cachetazo despertó; recordó que sólo era útil ganar. Con Walter Erviti como volante central, con el ingresó de Sánchez Miño y con el vértigo de Pablo Mouche Boca volvió. Y fue tras los pasos de la victoria. Y la encontró en ese cabezazo de Santiago Silva. Cuando ya no quedaba tiempo para casi nada. Apenas para ese desahogo tardío. Nada menos...