Boca Juniors 2 - 0 Zamora (Venezuela) - Copa Libertadores 2012
UN EQUIPO ALTERANTIVO RODEO EL REGRESO DEL CAPITAN EN UN TRIUNFO COMODO PERO SIN MUCHO BRILLO ANTE EL MODESTO ZAMORA
Con Riquelme y diez más, Boca cumplió el compromiso
Los goles tardaron en llegar pero nunca peligró la victoria. Buen ejercicio para los que juegan poco.
Aplauden y aplauden en la Bombonera. Aplauden a Boca. No hay ni delirio ni explosión, pero sí reconocimiento. Y se entiende. No es para montar una fiesta porque el equipo con la luz de Riquelme y mayoría de suplentes hizo lo que correspondía: le ganó con autoridad al modesto Zamora, que ni siquiera gritó un gol en la Libertadores. Sin embargo, este Boca merecía esas caricias del final porque cumplió con holgura el objetivo en este grupo 4. Al margen de lo de anoche, obsequió pruebas de personalidad y de eficacia, para creer y para valorar, en aquellos dos partidos con Arsenal y con Fluminense en Río de Janeiro.Como para ilusionarse con lo que se viene ahora, con las series mano a mano, con la verdadera Copa Libertadores. Había una sensación inequívoca en la cancha: que el gol, tarde o temprano, iba a llegar. Porque el equipo de Falcioni, aun con mayoría de nombres alternativos, tenía el plus de que Riquelme era uno de esos 11. Uno que, como suele pasar, no era uno más. Y así, con Román y otros diez , Boca era más que el Zamora. Porque los venezolanos, respetuosos de las buenas intenciones y prolijos a la hora de administrar la pelota, defendían con tres en el fondo y eran una invitación permanente a atacarlos.
Boca sabía que no le quedaba otra que escuchar por radio lo que sucedía en Arsenal-Fluminense. Los del Viaducto debían sacarle algún punto a los brasileños para que el triunfo de Boca cotizara con liderazgo del grupo. Y así, con el ojo puesto en la pantalla partida pero con la mente depositada en avanzar en la Copa, salió a jugar. Dicho está, aunque sabía que no dependía solo de sí mismo , buscó en todo momento ganar para intentar quedarse primero en el Grupo 4.
Y llegó Boca, una y otra vez. Y si no creó más situaciones de gol era porque alguien fallaba en el anteúltimo paso. Insinuaba más de lo que generaba. Faltaba algo, siempre faltaba algo... Continuidad en Chávez. Precisión en Mouche. Puntería en Blandi. Más ritmo en Rivero. Y algo de concentración en los del fondo. De hecho, con muy poquito, el Zamora le creó dos situaciones medianamente claras en el primer tiempo. Boca, entonces, amenazaba todo el tiempo con el gol. Gol que brillaría por su ausencia en la primera etapa, entre otros motivos, porque Rivero y Blandi definieron afuera dos buenas ocasiones. Gol que aparecería, y por duplicado, en el segundo tiempo.
Para eso, hizo falta que Falcioni moviera el banco e hiciera ingresar a Sergio Araujo. El delantero entró por Pablo Mouche a los 19 y tres minutos más tarde tuvo una participación decisiva. Peleó y ganó un centro de Franco Sosa y se la bajó a Blandi para el primer grito. Pequeño detalle... La bajó claramente con la mano derecha. No lo vieron ni el árbitro boliviano Raúl Orosco ni el línea 2, Wilson Arellano.
Lo cierto es que, con Riquelme siempre como artesano, Boca no se desesperó. Y, aunque bastante después de lo previsto, cumplió con la promesa del gol. Ganaba Boca, pero como también lo hacía Fluminense, seguía siendo segundo. Para dejar en claro el triunfo en casa, Román la abrió para el siempre movedizo Franco Sosa. Centro del lateral y Araujo, esta vez sin artimañas , la bajó de cabeza para la entrada del 10: derechazo de Riquelme y gol . Dos a cero. Y para alegría del pueblo de Boca, Arsenal se lo empataba a los brasileños. Y un penal atajado en el Viaducto por Diego Torres (a Campestrini lo habían expulsado) le seguía dando la primera posición a Boca.
La alegría no pudo ser completa. Cuando Boca ya tenía casi hecho lo suyo, llegó una última noticia: un gol de Rafael Moura mantenía al Flu como líder. Hubo un silencio lógico en La Bombonera, pero no muchos lamentos. Boca se clasificó y con buen puntaje. Y eso fue para no dejar de aplaudir.