Vélez 0 - 1 Liga de Quito (Ecuador)
PERDIO EN LINIERS 1-0 CON LIGA DE QUITO, QUE YA HABIA GANADO 2-0 EN ECUADOR
Vélez quiso mucho, pero pudo poco y se quedó afuera
El equipo de Bauza aguantó bien, liquidó el partido con un gol de Hernán Barcos y se metió en la final.
No logra el Vélez de Ricardo Gareca ponerle punto final a la maldición en las copas. A este ciclo que lidera el entrenador lo distinguen una identidad saludable y la coherencia. También lo jerarquizan las vueltas olímpicas en el Clausura 2009 y en el Clausura 2011. Pero se le niega esa corona internacional que tanto busca. No pudo en la Sudamericana 2009, en la que llegó hasta cuartos de final, donde lo eliminó Liga. Tampoco en las Libertadores 2010 y 2011, eliminado por Chivas en cuartos y por Peñarol en semi. Y ahora, anoche, otro golpe. El sueño de la Sudamericana 2011 se acabó en semifinales. Fue demasiado el 0-2 sufrido en la altura de Quito para un Vélez con menos brillos individuales que en el semestre anterior (sin Maxi Moralez, Silva y Ricky Alvarez) y con jugadores determinantes al límite en lo físico, como el Burrito Martínez y Zapata.A su manera, con la dignidad que lo caracteriza, Vélez se despidió. Sin profundidad, sin claridad, nunca dejó de atacar, de buscar, de proponer. Liga se hizo fuerte con la diferencia que sacó como local. Aguantó con una defensa sólida, inexpugnable cuando la atacaron por el medio. Soportó con su arquero cuando le patearon desde afuera. Y otra vez no perdonó con la eficacia de Barcos, quien le sumó otro grito a los dos que había pegado en la ida.
Desde el arranque, se dio el partido lógico de acuerdo al resultado de ida. Como tenía que dar vuelta la derrota por dos goles de diferencia padecida en Quito, Vélez le metió mucho ritmo al partido, intentando ponerle agresividad en cada ataque. Como el 2 a 0 disfrutado de local le permitía afrontar la revancha con tranquilidad, Liga salió a enfriar el desarrollo metiéndose atrás y demorando. En ese contexto, el 3-4-2-1 original de Liga, por la presión de Vélez, se alteraba. Así el equipo de Bauza, en muchos pasajes, pasaba a contar con una línea de 5 defensores porque los laterales-volantes (Reasco y Ambrossi) bajaban.
Fue muy superior Vélez en aquella media hora inicial. Aunque le costaba profundizar, lo mejor ocurría cuando Canteros y Augusto Fernández se juntaban por la derecha, inclusive hasta eran quienes más inquietaban a Liga. Desde afuera, Canteros dos veces hizo volar a Domínguez y en una tercera, entrando al área, encontró al arquero bien parado. Después, pasaron cerca un tiro de Augusto y un cabezazo de Ortiz. Vélez extrañó a Juan Manuel Martínez. Por la fisura en el dedo del pie derecho, el Burrito se infiltró. Jugó sólo porque era un partido decisivo, pero nunca desequilibró. Ahí se entiende la ausencia de profundidad de Vélez.
Recién en los últimos 10 del primer tiempo, Liga jugó el partido un rato del medio hacia arriba. Ahí se acordó que había un arco enfrente. Lo hizo por Ezequiel González, quien empezó a manejar la pelota. Y a desnudar fragilidades defensivas de Vélez. El anuncio del final de Vélez fue ese pase exquisito del Equi González que dejó solo a Barcos, cuyo cabezazo se fue desviado. Iban 36 de la etapa inicial. Liga avisaba que algo peor podía sucederle a Vélez.
Y en el arranque del segundo tiempo, Reasco metió un centro y Barcos esta vez no falló. Ganó entre Cubero y Domínguez y resolvió cruzado. Si para Vélez ya era difícil remontar el 0-2 de la ida, ahora debía meter cuatro goles. Tres no bastaban porque ante una igualdad en la diferencia de gol, Liga también pasaba a sacarle ventaja por su anotación de visitante. Para ir por el milagro, Gareca puso a Ramírez por Zapata y a Bella por Cerro. Más tarde, Rescaldani entró por ese Martínez desbordado por el dolor. Ya era tarde para romper la maldición internacional.