Vélez 3 - 4 Universidad Católica (Chile)
EL EQUIPO DE GARECA PERDIA A LOS 39 SEGUNDOS, LO DIO VUELTA EN EL PRIMER TIEMPO, QUEDO CON 10 Y CAYO EN LOS DOS ULTIMOS MINUTOS
Católica le hizo sufrir una noche negra a Vélez y lo dejó en crisis
El equipo y Gareca cometieron muchos errores: desaciertos defensivos y cambios que no resultaron.
Será una noche imposible de olvidar, que calará hondo en el sentimiento y la chapa de un equipo con mucha historia como Vélez. El 4 a 3 logrado por Universidad Católica, en un partido jugado con mucha intensidad por los chilenos y bajo el imperio del desacierto y los graves errores de parte de Vélez, debería marcar un punto de inflexión. Todo fue un contraste. Los cambios que efectuó Ricardo Gareca al disponer las salidas de Maxi Moralez y Juan Manuel Martínez dejaron a Vélez sin sus mejores expresiones en un encuentro que había dado vuelta y parecía tener controlado dado que se fue a los vestuarios con una ventaja de 3 a 1 que parecía definitiva.Pero enfrente hubo un equipo que tuvo rebeldía en Juan Eluchans, un jugador interminable, y -además tuvo en el banco a Juan Antonio Pizzi, quien a diferencia de Gareca, acertó en los cambios, adelantó al equipo, apostó con la fuerza de la claridad de Tomás Costa, el ex Central y los ingresos de Cañete y Pizarro, éste último autor del gol de la victoria.
Entró en crisis Vélez porque apenas sumó dos puntos de nueve en el torneo y en la Copa Libertadores tiene tres puntos de los seis que jugó. Duele por la forma y por la lección que le dio un equipo que tuvo una circunstancia a favor no bien comenzó el partido. Se encontró con un gol por una grave desatención de los defensores y un error de Barovero. Iban apenas 39 segundos y Lucas Pratto, ex Boca y Tigre, puso en ventaja a Católica.
Los chilenos plantearon un partido cerrado a partir de esa diferencia e intentaron especular con los errores continuos de los defensores locales. Y la virtud del local fue aferrarse a una idea de juego, a la movilidad de Maxi Moralez, al permanente cambio de ritmo de Martínez y al despliegue de Zapata.
Por eso Vélez fue progresando y en apenas unos minutos dio vuelta la historia. De una pelota parada muy bien ejecutada por Moralez llegó el empate. El ex Racing le pegó con precisión, los jugadores de Vélez cargaron bien y Eluchans se quedó clavado habilitándolos. Fernando Ortíz, con un cabezazo certero, igualó el partido. Enseguida, casi sin respiro, Papa ejecutó con rapidez un lateral ante la pasividad de la mayoría de los jugadores rivales. La pelota la tomó Moralez y en otra habilitación exacta cayó en los pies de Augusto Fernández, quien definió con un tiro bien colocado.
Fue el 2 a 1 en un partido lleno de vértigo y en el que Vélez, a pesar de la ventaja, no lograba afirmarse.
Porque otorgó libertades y cometió errores defensivos que plantean muchos interrogantes. Pese a ello, la ventaja con la que se fue a los vestuarios se amplió cuando Papa, de cabeza, marcó el tercero. Pero no había garantías.
Con el regreso del goleador Silva, en el comienzo del segundo tiempo, por Maximilianio Giusti, Vélez comenzó a hacer base y pisó más fuerte. Pero la expulsión de Ortíz por una doble amarilla (la primera por protestar y la segunda por un foul innecesario) obligó a Gareca a reformular la base táctica del equipo. Tobio reemplazó a Moralez y el ex Racing no ocultó su fastidio al salir. Pizzi, en cambio, acertó con todas las variantes.
Costa clavó un golazo de media distancia. Pratto igualó en una contra perfecta ante una defensa desacomodada. Y Pizarro hizo más negra la noche en Liniers.
Un 4 a 3 histórico, doloroso, casi tremendo...