Vélez 3 - 0 Caracas FC (Venezuela)

CON DOS GOLAZOS DE MAXI MORALEZ Y DAVID RAMIREZ RESOLVIÓ EL DEBUT

Vélez goleó a pesar de no regalar su versión más fina

Sin desplegar el juego conocido, pero con solidez y efectividad, cumplió ante el Caracas.

Como manda su historia en la Copa Libertadores, Vélez debutó con un triunfo. Amplio en esta oportunidad, aunque el rendimiento colectivo haya estado lejos de lo posible y esperado. La convincente producción de David Ramírez, autor de un golazo sensacional, y la lesión de Guillermo Franco decoraron una noche que fue alternando, aunque en distinta proporción, pulgares para arriba y para abajo.

Demasiado acelerado salió Vélez a afrontar su debut en la Libertadores. Olvidándose peligrosamente de que el encuentro de sus jugadores más capaces, ésos que le han dado una estructura confiable al equipo, ha sostenido en el tiempo las mejores ilusiones. El error radicó en creer que sus muy buenas individualidades, por caso Ramírez, Moralez y Martínez, podrían producir más y mejor que la suma de todos.

El partido presentó bien temprano dos circunstancias impensadas. Primero, sin que se hubiera jugado todavía el cuarto minuto, Guillermo Franco abandonó el juego por un golpe en su hombro derecho. Luego, sobre el minuto 11, el chileno Osses expulsó al mediocampista Angelo Peña por un manotazo innecesario a Moralez.

Con tantos minutos por delante, la pregunta dominante fue: ¿en qué minuto abrirá el marcador Vélez y empezará a definir la cuestión? Hasta que se cumplió la primera media hora el equipo de Ricardo Gareca insistió en seguir tropezando con la misma piedra.

Pero en un par de minutos, como por arte de magia, el local recuperó la memoria y empezó a poner las cosas en su lugar. Con una peligrosa llegada de Papa, cuyo disparo se fue por arriba. Y con una doble presencia de Ramírez en un sector del área donde frecuentemente se mueve Santiago Silva: su cabezazo lo bloqueó el arquero González y, tras el rebote, el zurdazo de la ex joya de Godoy Cruz se estrelló contra un poste.

Ya planteado el partido con un dominado y un dominador, en Liniers alumbró el primer grito de gol. Del pie derecho de Maxi Moralez salió un misil, con 24 metros de recorrido, que se clavó en un ángulo, imposible de detener para cualquier arquero.

La tibieza ofensiva del conjunto venezolano se acentuó en el complemento. Si bien su última línea defensiva mantuvo un rendimiento eficaz, el problema sin solución para los visitantes fue cómo perforar a la dupla de zagueros centrales Domínguez-Tobio y alterar la tranquilidad de Barovero.

Lo único que le faltaba a Vélez para cerrar anticipadamente el duelo era concretar el 2-0 y así alejar definitivamente la posibilidad de una sorpresa. Ahora la bomba fue lanzada desde el botín izquierdo de David Ramírez, quien a pura sensibilidad y precisión depositó el balón muy lejos de González.

Con el resultado en el bolsillo y ante los problemas que por lesiones están azotando al plantel, Gareca decidió la exclusión de Moralez y Ramírez para darles minutos de cancha a Augusto Fernández y el pibe Bella.

Con este escenario, únicamente quedaba por resolver la siguiente cuestión: ¿sería Vélez capaz de transforma el triunfo en goleada? Y la respuesta llegó un rato antes del último pitazo, cuando una lucida gambeta de Fernández fue detenida con un penal que el Burrito Martínez transformó en gol mediante un derechazo cruzado.

El doble objetivo de Vélez de luchar por igual en el frente nacional (Torneo Clausura) y en el internacional (la Copa) ya está en marcha. Mientras espera volver a jugar como sabe y puede, por los resultados no debe quejarse.