Copa Revancha Luis Nofal. Boca 1 - 1 River
EN UN CLASICO QUE FUE DE MAYOR A MENOR, CERRO UN VERANO CON BUENAS SEÑALES FRENTE A UN RIVAL QUE ACUMULA PREOCUPACIONES
Boca no necesitó ganar para tener otra sonrisa ante River
Un gol de Pavone ilusionó al equipo de López en Mendoza. Palermo igualó y así levantó otra copa.
Tan pero tan redondo fue este verano para Boca que no necesitó una victoria para ganar. Para atrapar otro trofeo, la Copa Revancha. Para sentirse feliz. Para creer, por qué no, en un futuro a pura sonrisa: a los dos "títulos" del verano le faltan sumar los nombres que vienen, como Riquelme, Erviti, Battaglia, tal vez Chevantón... El 1 a 1 no le quedó fuera de lugar al partido y a River este empate no le sentó mal. Pero deja señales muy contrarias a las que muestra Boca: no brinda respuestas, no ganó en el verano, no se avizoran refuerzos de jerarquía, no estará Carrizo por un buen tiempo, el fantasma del descenso no deja de revolotearle cerca...Lo cierto fue que River entró decidido a cambiarle el destino al verano. A ser otro River. A ser mejor de lo que venía siendo en este enero de vacas flacas. Y la intención manifiesta fue lastimarlo a Boca por la zona de Chávez y de Calvo. El equipo de Jota Jota la movía sobre la derecha para abrirla al otro sector, por donde subía Juan Manuel Díaz, por donde se asociaba Buonanotte y, fundamentalmente, por donde jugaba Lamela.
Era él quien más se lucía; fue él quien le reventó el palo izquierdo a García. Boca parecía otro: ni siquiera era pariente del equipo que deslumbró y ganó todo en Mar del Plata. Errores defensivos como en no tan viejas épocas pasadas. Desacoples. No tenía ni orden ni dientes apretados en ese inicio. Por eso, no tardó River en ponerse en ventaja...
A los 7, centro de Buonanotte, no llegó Insaurralde y Pavone, de tanto insistir, le quebró el cero a García (se lo tapó en el primer intento, pero antes del tercer remate, ya en el segundo la pelota había ingresado). River parecía una aplanadora: si hasta Almeyda probó desde mitad de cancha y García se lo sacó con un manotazo.
Boca ni asomaba y recién tras un tiro libre de Mouche que cabeceó solo Caruzzo inquietó al chico Chichizola. River era más y Román --el de Núñez-- casi estira la diferencia. Hasta que a los 25 llegó un pelotazo de Clemente, Colazo la paró con el muslo (y la mano) y tiró un centro que era sencillo. El problema fue que, tras un pique, Chichizola lo hizo complicado: la pelota se elevó y ahí apareció --cuándo no-- la cabeza goleadora de Palermo. Para empatar. Para gritar su 17° gol en Superclásicos, entre oficiales y no oficiales.
Esa mala acción del arquero de 20 años sirvió como un click. Fue la frontera que marcó Boca: Hasta acá llegaste, River... Porque Boca, de ahí en más, recuperó el chip 2011 de Falcioni. Y presionó, se ordenó, se equilibró. Y se vieron acciones como las de Mar del Plata: por cada jugador de River aparecían dos, tres o cuatro de Boca.
Igual vale aclarar que, en el mejor momento, River creó más situaciones de gol de las que tuvo Boca después de empatar.
En el segundo tiempo, el partido se cayó. Boca arremetió contra Chichizola en el arranque, pero Mouche la tiró por arriba. Y luego de un taco de Calvo y un pase de Chávez, Palermo le dio de zurda pero no pudo con el arquero.
Luego, Boca cerró el partido. Lo controló. Dejó pasar la vida mientras River no podía con su alma: no creó ni una situación clara frente al arco de García. López sacó a Buonanotte y a Lamela, pero los ingresos de Bordagaray y Lanzini no le trajeron ninguna solución.
La gente de Boca insistía "tenemos que ganar", mientras que los de River exigían "hoy no podemos perder". Los dos no veían la hora de que terminara este verano: Boca, para demostrar esto mismo por los porotos, en el Clausura. River, porque no le sale una...