La selección Argentina goleo a Corea del Sur

La goleada da confianza y disimula los desequilibrios

Buen rendimiento de la Selección, con eficacia goleadora y sin depender tanto de Messi. El equipo se sobrepuso al mal momento de haber recibido un gol inesperado, después resolvió sin problemas y pudo haber ganado por más.

Y a se puede pensar en octavos, aunque el triunfo de Grecia sobre Nigeria demore la certeza matemática. La Selección pasó la prueba de Corea del Sur con muy pocos inconvenientes. Fue un cómodo 4 a 1 que pudo ser más amplio. Era un partido extremadamente fácil en la primera etapa. Por el simple valor de las individualidades ofensivas el partido fue decantando hasta que se dio el primer gol a los 16 minutos. Fue en contra, de Park Chu Young, curiosamente el delantero de punta. Un tiro libre de Messi, desde la izquierda (por un agarrón de Oh a Di María) pegó en la canilla izquierda del 10 coreano y sorprendió el arquero. Lo que hace falta en estos partidos accesibles es marcar un gol lo más rápidamente posible. Porque luego todo se simplifica. El segundo llegó de manera parecida. Messi le entregó una pelota a Maxi Rodríguez a la salida de un corner. Este tiró el centro que peinó Burdisso (había ingresado por Samuel, lesionado) y llegó al segundo palo. Allí esperaba el oportunista Higuaín para colocar un cabezazo corto hacia la red. Todo venía para la fiesta futbolera. El famoso cerrojo coreano sobre Messi no se vio. Y tampoco la velocidad para salir de contra que habían mostrado ante Grecia. Pero Messi jugó muy retrasado, como enganche real. Y ésa no es la posición que más lo favorece. Porque pierde presencia, con su habilidad, en las cercanías del área. Allí, en el medio, se diluía en toques cortos o gambetas que no progresaban por la lejanía. En esa primera etapa, el gran protagonista fue Carlitos Tevez.

Porque jugó como delantero real y se ocupó más del juego que de su famosa tenacidad para pelear cada pelota. Se encontró bien con Higuaín, quien se destaca por su inteligencia para ubicarse y jugar con simpleza. Claro, el ingreso de Maxi Rodríguez benefició la actuación de Tevez. Porque le dio respaldo y no necesitó bajar tanto para colaborar con Mascherano.

Entonces, el equipo funcionaba por inercia sin siquiera dejar percibir el cierto desequilibrio que provoca su gran vocación ofensiva. Pero una jugada desafortunada de Demichelis, sobre el final de la etapa, le dio una pizca de tensión a un desarrollo que ni lo sospechaba. Quiso girar con una pelota dominada y se la quitó el 17, Lee Chung Yong. Enfrentó a Romero y definió con clase. Enseguida terminó la etapa. Pero el efecto de ese error se extendió por unos minutos en el complemento. Los coreanos empezaron a manejar la pelota y se acercaron esporádicamente al arco de Romero. Sin embargo, la diferencia de potenciales se notaba en cada maniobra ofensiva de Argentina. El arquero Jung le contuvo un tiro a Higuaín. Y también le paró un gran remate a Tevez. Pero hubo un susto grande cuando el 19, Yeom, apareció por la derecha (los coreanos aprovecharon varias veces las espaldas de Heinze) y remató mal de zurda, al primer palo, cuando la chance era nítida.

Pero era cuestión de sacudir la modorra y volver a tomar el protagonismo. La endeblez del equipo asiático lo permitía. Y fue así como se concretó el tercero, el segundo de Higuaín. Ya había entrado Agüero por Tevez. Y el Kun llegó con toda su potencia y velocidad.

Fue así que habilitó a Messi por izquierda (Lionel mostraba sus ráfagas ofensivas) y el remate de éste lo devolvió el arquero Jung.

Volvió a tirar Messi, la pelota dio en el primer palo y siguió. Higuaín (secreto de un goleador) la esperaba en el segundo y la empujó. Y también el Pipita se anotó con el cuarto. Después de una excelente combinación de ataque en la que participaron él mismo, Agüero y Messi. La pelota sobró al arquero y de cabeza, selló el marcador.

Dos partidos, dos triunfos, y éste con una goleada. Pero no habría que caer en el triunfalismo desproporcionado. El equipo está enchufado en las solidaridades y tiene una etiqueta de ataque como -quizás- ninguna otra Selección en este Mundial. Pero lo inteligente sería ver más allá de los números de los resultados. Porque por muy disimulada que quede, la descompensación (la soledad de Mascherano) existe. Y la falta de elaboración de juego, también. Pero esta vez no hubo necesidad de depender de Messi. Entonces, no hay de qué quejarse.

Fichas Sudáfrica 2010, Grupos A y B día 17-06.